2

1 1 0
                                    


La casa de Connor es realmente muy linda, tiene una entrada llena de plantas de todos los tipos y en cuanto llegamos un perro lo va a recibir moviendo la cola.
-Ven aquí Toby, te presento a nuestra nueva amiga, se llama Lana- me causa ternura ver como Connor le habla a su perro como si lo entendiese y me hace pensar que quizás es un chico tierno detrás de su apariencia de chico malo. Por otro lado, me sorprende que diga que soy su amiga, nos conocimos hace apenas 15 minutos, y parece ser un chico de pocos amigos.
Acaricio al perro que cierra los ojos y mueve la cola en señal de que se siente cómodo y feliz.
-Adelante- dice Connor abriendo la puerta para que pase, haciendo una seña con la mano. La casa es algo así como la imaginaba, apenas entro me encuentro con el living, que tiene un sillón grande negro y dos pequeños del mismo color que el grande, también hay un hogar prendido, que me da sensación de calidez. Y un televisor enorme se encuentra arriba del hogar. También hay una barra, y atrás de ella se encuentra la cocina. Una puerta semi-abierta me permite deducir que allí se encuentra el baño y un pasillo que está a mi derecha, muestra dos puertas que me hacen creer que una es su habitación, y la otra me deja con intriga.
-¿Te vas a quedar parada ahí en el medio o vas a pasar?- dice con un tono sarcástico, es la segunda vez que me encuentra observando mucho algo y creo que debería ser menos obvia en cuanto a mi lado de abuela chismosa.
Avanzo y escucho decirlo atrás mío –Siéntete como en casa, voy a preparar los chocolates calientes- me acerco hacia el sillón y me siento pero veo que se va a una de las habitaciones en lugar de a la cocina, el miedo inunda mi cuerpo por unos segundos y me hace pensar en qué demonios estaba pensando en entrar en la casa de un desconocido, me podría secuestrar y nadie se enteraría, oh cielo santo, Jesusito ayúdame.  Mientras que me encuentro rezándole a todos los dioses veo que sale de la habitación y en sus manos trae un buzo y una manta. Suelto el aire que venía guardando sin darme cuenta y recibo las cosas. –Ponte el buzo y tapate con la manta, es una tarde muy fría y por el estado del cielo creo que se acerca una tormenta-. Hago lo que me dice y al tener el buzo cerca de mí distingo un aroma delicioso, vainilla y tabaco. Me lo pongo, y como lo suponía, me queda gigante, pero es muy abrigado asique me lo dejo puesto.
Me da el control del televisor sin decir nada y esta vez si va hacia la cocina. Prendo el televisor y hago zapping hasta encontrar un canal en donde pasan Steven Universe, lo dejo ahí y noto una risita de parte de Connor. -¿Cuántos años tienes? ¿8?- dice y hace que me enfurezca, largo mi respuesta totalmente enfadada -18, y si lo preguntas porque puse Steven Universe, quiero decirte que varios estudios comprobaron que las personas que siguen viendo dibujitos son más creativos y felices, asique haz silencio y déjame ver este episodio que es uno de los mejores-.  Se queda callado y no dice nada más, muy bien, así me gusta.
Estoy totalmente enfrascada en el televisor hasta que siento que un cuerpo a mi derecha se hunde en el sillón. Connor me ofrece una taza que huele delicioso y la acepto –ten cuidado, está caliente-, y a continuación deja un paquete de oreos en el medio de los dos.
No sé exactamente por qué pero su presencia no me deja concentrarme más en el televisor, asique decido bajarle el volumen y averiguar más sobre él –y… dime, ¿qué te llevo a vivir aquí?- sigo sin entender cómo es que vive aquí solo. –mis padres fallecieron hace un par de años, asique decidí terminar la secundaria, y con la plata que me dejaron, vivir aquí por un gran tiempo, hasta que se me acabe y tenga que trabajar, pero falta mucho para eso- ¿¿falta mucho para eso?? ¿¿Acaso sus padres eran millonarios??, claramente no le voy a decir eso, asique pienso en lo más importante que me dijo y respondo –oh, lamento oír eso-  no sé qué más decir y me siento como una estúpida. –Tranquila, ya lo tengo superado- sus palabras me tranquilizan aunque sigo sintiéndome un poco culpable por no saber qué responder en una situación como esta.  –Ahora cuéntame tú, ¿por qué no querías estar en tu casa?- su pregunta me toma por sorpresa, pero decido responder con la verdad –desde que mi padre falleció, mi madre se puso de novia con un imbécil y ya no los soportaba más-, su rostro permanece inmutado y suelta –es una rara elección escapar al bosque, ¿no te dio miedo venir aquí sola? ¿Sabes el camino de vuelta? El bosque es muy grande, y aunque me gustase tener una agradable compañía durante más tiempo, tu madre debe estar preocupada-, me alegra que al fin alguien demuestre un poco de preocupación por mí. –Tranquilo, en mi bola de cristal decía que un chico me salvaría de morir congelada y me invitaría a su casa- ambos soltamos una carcajada y prosigo –voy cuando quiero a donde quiero, mi madre no se preocupa por mi- suelto esto último como si fuese algo sencillo pero en realidad me hace sentir muy mal el desinterés de parte de mi madre, si papá estuviese acá, todo sería distinto.
Un estruendo me hace salir de mis pensamientos, son truenos, y se escuchan muy fuertes, realmente se aproxima una fuerte tormenta, y no podré volver a mi casa hasta que termine, parece que Connor piensa lo mismo que yo y una sonrisa pícara se dibuja en su cara, seguida por las palabras –creo que hoy tendrás que dormir aquí, princesa-.
En este momento Connor se encuentra dándome dos toallas y ropa suya para que me bañe, accedí a quedarme a dormir solo con la condición de que yo dormía en el sillón, y él en su cama, aunque no me quedaba mucha opción.  -¿Quieres que te ayude? Realmente no tengo ningún problema- dice Connor con su sonrisa picarona que ya lo caracteriza, -tranquilo, creo que sé bañarme sola- le digo con un tono sarcástico e intento no sonrojarme. –está bien, si necesitas ayuda no dudes en llamarme- dice acompañado de un guiño que me hace dudar de mi respuesta. A continuación sale del baño y me deja a solas. Prendo la ducha y el agua caliente hace que me relaje, todo transcurre tranquilamente aunque nunca se me  va el temor (o las ganas, quien sabe) de que Connor entre y se meta en la ducha conmigo, pero eso no va a pasar, le dejé en claro mi respuesta y sé que no lo va a hacer.
  Al salir de la ducha me peino el pelo con los dedos, ya que al parecer a este chico no le preocupa ni un poco peinarse, y luego me pongo su ropa; el olor a vainilla y tabaco inunda mis fosas nasales y respiro profundamente, este aroma va a convertirse en una adicción, pero prefiero ignorar ese pensamiento. Su ropa es un pantalón negro y un buzo negro, me quedan aún más holgados de lo que imaginaba, pero son tan abrigados que no me quejo.
Connor
  No puedo creer que una chica tan preciosa se encuentre dentro de mi ducha y no me permite acompañarla, ninguna chica se negaría a la propuesta, pero algo me dice que ella es distinta a las otras, tiene algo.
  Me encuentro ordenando mi cuarto cuando escucho que el sonido del agua cesa. Unos minutos después escucho que abre la puerta, camina un poco hacia el living y dice –Coooonnoooor- escuchar mi nombre salir de su boca me causa una buena sensación. –En la habitación, preciosa- le digo mientras que termino de hacer la cama. Acto seguido veo que aparece por la puerta e inspecciona el lugar, suerte que acabo de ordenar. No puedo apartar mi vista de su cuerpo, viste mi ropa y por más que le quede holgada, se ve hermosa. Creo que se da cuenta de que la estoy viendo demasiado por lo que decide hablar, –Sabes… ya que me recibiste en tu casa se me ocurrió que quizás podría preparar algo para cenar- la forma tímida en la que me lo propone me causa mucha ternura. –No voy a dejar que cocines tú sola, haremos una pizza entre los dos. Ah por cierto, soy vegetariano asique nada de carne- al parecer la última aclaración la toma por sorpresa, aunque luego agrega –yo también soy vegetariana, y me parece bien la idea de la pizza-.
Lana
  En este momento, Connor y yo estamos haciendo pizzas, ya preparamos la masa y le estamos agregando la salsa, mientras tanto hablamos de temas triviales sin importancia. Por último, meto la pizza en el horno y decidimos sentarnos en las banquetas de al lado de la barra a esperar.
Cuando queda poco para que la pizza esté lista, decidimos comer en la barra, asique ponemos los platos y los cubiertos, Connor me ofrece cerveza pero le digo que con agua estoy bien.
Ahora estamos comiendo las pizzas, quedaron muy bien y Connor se encuentra tan ocupado comiendo que creo que comparte mi pensamiento. El silencio me incomoda un poco asique decido romper el hielo –Y… ¿hace cuanto que no comes carne?- realmente me sorprendió que tengamos la misma opinión sobre este tema, este chico no deja de sorprenderme, -hace un par de años, cuando me mudé aquí-, decido seguir con mi interrogatorio rezándole a todos los dioses para que responda mis dudas, -Ah, ¿y por qué decidiste venir a vivir aquí?- notó que se pone tenso y luego de respirar profundamente, me mira y dice –calma muñeca, tienes toda la noche para interrogarme- luego me sonríe y un escalofrío recorre mi cuerpo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 15, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El chico del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora