[CAPÍTULO 1]

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Amber se miró en el espejo y sonrió con arrogancia. El uniforme le quedaba con un guante, pues había nacido para llevar con orgullo los colores de la casa verde y gris. Se giró a recoger la mochila de su escritorio donde, tras repasar el horario, había metido los libros que necesitaría. Amber quería que su primer día saliese perfecto, y no dudaría en utilizar cualquier medio para que así fuera. Se alisó la falda y cerró la puerta de su habitación con llave, agradeciendo la intimidad que Slytherin brindaba a sus estudiantes.

    Los alumnos en el Gran Comedor parecían auténticos zombies, y Amber tuvo que esquivar a un par de primerizos Hufflepuff antes de lograr encontrar un sitio en su mesa. Ella también cursaba primer año, pero sabía que estaba más capacitada que los demás. Había estado investigando en verano, investigando y recogiendo datos sobre los puntos débiles de sus profesores o maneras de sobresalir en ciertas materias. Así había averiguado cómo sacar buenas notas en Pociones: además de cierta práctica, siempre podías hincharle el ego al profesor Slughorn.

    Justo cuando se disponía a beber su café recién hecho, alguien la empujó desde atrás, manchando su preciada americana gris del líquido caliente. Después de los primeros momentos de shock, y mientras el rubio platino que se había presentado la noche anterior se ofrecía a limpiarlo, Amber se levantó, llena de ira.

    —¿Quién ha sido? —murmuró, firmemente.

    El estado de enfado de la castaña se podía ver a kilómetros, pero nadie dijo nada.

    Hasta que cierto azabache soltó una carcajada, incapaz de contenerse, provocando que el Black que se sentaba a su lado hiciera lo mismo. Y así, como en una cadena, en Gran Comedor se convirtió en un conjunto de risas que no hizo más que enfurecer a Amber. El joven Malfoy eliminó cualquier rastro de café del uniforme de la chica con un simple hechizo y ella, con el ceño aún fruncido, alzó la cabeza en dirección a la mesa de los leones.

    —¿Te parece gracioso, uh? —preguntó, al situarse frente al chaval de gafas redondas que la miraba, con una pícara sonrisa en el rostro.

    —¿Sinceramente? —inquirió él, apoyando la barbilla sobre su mano—. Ha sido muy divertido. Sobre todo tu cara cuando te has girado, eso ha sido lo mejor de todo.

    —Pues recuérdala, estúpido —le escupió la castaña, con cierto desprecio—, porque será la única vez que la verás.

    La muchacha se giró y cogió su mochila antes de salir del Gran Comedor, sintiendo todas las miradas tras ella. Albus Dumbledore sonrió. Si que tiene agallas la chiquilla, pensó. Hizo como si nada hubiera sucedido y dio una palmada, dando por terminada aquella pequeña interrupción. Los estudiantes volvieron a lo suyo.

    Pero Amber no olvidaba. Tras aquello, se había refugiado en la sala común de Slytherin, deseando que nada hubiera ocurrido. Cuando logró serenarse, una voz la sobresaltó.

    —Se llama James Potter —una chica de indomable melena negra como la noche estaba apoyada en el marco de la puerta—. Es el nuevo mejor amigo de mi primo. Soy Bellatrix Black, por cierto. Para ti Bella. Me ha gustado cómo lo has enfrentado, ha sido precioso. Lamento que Lucius se te acercara así ayer, solo es un cretino.

    —Amber Rowle —contestó ella, estrechándole la mano.

    Cuatro años más tarde, el estúpido de Potter y el cretino de Malfoy seguían igual. Eso, sin duda, sería difícil de cambiar. Pero Amber era diferente. Su extraña amistad con Bella le había venido bien durante sus primeros años en Hogwarts, ya que era bastante influyente, pero pronto hizo sus propias amigas. La primera fue Blair Grey.

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2020 ⏰

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