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Juliana presionó la carpeta negra en la que llevaba sus bocetos con tanta fuerza que le dolían los nudillos. Solía ​​estar segura de la calidad de su trabajo, pero algo sobre la idea de presentarlo a Fernanda la ponía extrañamente nerviosa.

JuIiana pasó gran parte de su adolescencia admirando y odiando a Fernanda Franco. Mientras Juliana pasaba sus días huyendo y reparando las consecuencias de los errores de Lupita y Chino, Fernanda imprimió innumerables portadas de revistas para adolescentes como un prodigio.

Arce pertenece a los Franco por más de 20 años y la única heredera de la familia creció haciendo negocios. Desde la infancia, Fernanda acompañó a sus padres en desfiles y usó lápices de colores para dibujar sus propias creaciones. Pasó su infancia moviéndose entre París y Nueva York. Cuando cumplió 15 años, se le dio la oportunidad de crear su propia línea de ropa. A los 18 años, ya era responsable de varias sucursales de la empresa. A los 23 años, fue la principal directora creativa de la marca. Y lo peor es que ella era muy buena en lo que hacía.

Ese día, ella lucía particularmente empoderada. Llevaba un traje de terciopelo negro, siempre perfectamente ajustado a su cuerpo. Usaba un fino collar dorado que realzaba el escote en V de su blusa de seda negra. Estaba equilibrada con un par de tacones tan altos que Juliana no entendió cómo logró hacer los movimientos simples necesarios para encender su Macbook y tableta de dibujo sin caerse.

En ese momento, Juliana sospechaba que no solo era el trabajo de Fernanda lo que la ponía nerviosa, sino toda la autoridad que emanaba de ella incluso en los gestos más simples.

- Mientras hablamos, quiero hacer de esta colección un discurso político - comenzó Fernanda, volteando la pantalla de su laptop a Juliana y mostrando los dibujos que ya había hecho - y el tema será uno de mis temas favoritos: mujeres.

Fernanda le guiñó un ojo sugestivamente a la diseñadora pelinegra, quien fingió no notar el movimiento mientras se concentraba en los bocetos que aparecían en la pantalla de la computadora. Los dibujos mostraban conjuntos inspirados en la moda de principios del siglo pasado, con faldas largas, flores bordadas, escotes en la espalda y detalles trabajados en encaje.

- Me encanta la idea de valorar el papel de la mujer en la historia de México en esta colección - dijo Juliana, siguiendo a Fernanda con los ojos mientras rodeaba la mesa que las separaba y se acercaba.

- Es increíble, ¿verdad? - dijo Fernanda, emocionada, tirando de una silla para sentarse junto a Juliana, hablando sin apartar la vista de la computadora - Las mujeres son una fuerza de la naturaleza. ¡Maldita sea, las mujeres son la naturaleza! Es inaceptable que se nos borre de la historia tal como somos, mientras que toda la gloria recae en los hombres que, en su mayoría, son mediocres.

Fernanda se rió de su comentario y se inclinó hacia la cara de Juliana, acercándose tanto que Juls podía oler el aroma cítrico que llevaba.

- Bien, muéstrame lo que tienes - Susurró Fernanda.

Juliana parpadeó dos veces, incrédula, antes de ignorar la intensidad de la interacción y abrir su carpeta.

- Old school, ¿eh? - dijo Fernanda, mirando a Juliana levantarse y extender varias hojas de papel pergamino sobre la mesa.

- Basado en nuestra conversación anterior, pensé en trabajar con el período entre 1910 y 1920 - explicó Juliana, permitiendo que la pasión por sus creaciones se mostrara en la brecha entre cada palabra que pronunció - Fue un período en la historia mexicana cuando las mujeres tenían una gran importancia y yo... no sé, en realidad. Fue solo instintivo.

Fernanda se levantó para observar los dibujos más de cerca. Abrió mucho los ojos y contuvo el aliento, incapaz de disfrazar su propio encanto. Eran camisas con cortes únicos; faldas largas y llamativas con flores en colores vibrantes, con un ambiente de ensueño; sombreros adornados que parecían coronas. Aunque tenían detalles modernos y elementos rescatados que eran la marca registrada de Juliana, las piezas tenían tanta precisión y autenticidad que parecían haber sido creadas por alguien que vivía en ese momento. Fernanda no pudo evitar notar uno de los diseños - el vestido más hermoso. Aunque la modelo en el boceto no tenía cara, el cabello y todos los detalles de la anatomía no ocultaban que la inspiración era Valentina.

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