𝐅𝐀𝐓𝐔𝐌 「ᴊ. ᴊᴋ」

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❝Y si yo pudiera estar contigo esta noche,
cantaría para que te durmieras. Nunca
les permitiría llevarse la luz de tu mirada.❞

── THE LIGHT BEHIND YOUR EYES ; my chemical romance.

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Y CUANDO LA NOCHE LLEGA, el silencio nocturno es tan ensordecedor y la negrura tan abrumante que ambos pesaban sobre mi debilitado cuerpo. Es inevitable que a mi mente lleguen los escasos recuerdos de su presencia que se desvanecen como el humo de una vela a punto de perecer; puedo sentir su calor envolver mi cuerpo, siento su aliento rozar en mi nuca, y sus labios besar mi cuello; puedo escuchar sus susurros pronunciando un "te amo" a mis espaldas, tan sutil, delicado y enternecedor como se puede describir al amor que se esfuma lentamente. Todavía puedo sentir sus manos sujetar las mías, entrelazar sus dedos con los míos, acariciar mis gélidas manos, brindándome aquella calidez que, por contradictorio que suene, a mí me falta más que a él.

Siento todo su cariño distribuido por mi cuerpo.

Anhelo ese tacto, ese calor, ese amor, ese presencia de aquel, su recuerdo que ruego por una vez más sentirlo hasta el amanecer, pero entonces, cuanto más lo siento cerca de mi, más sé que se está yendo; cuanto más me envuelve en sus brazos, con un poco más de fuerza que el segundo anterior, más solo se siente el espacio a un lado de mí; cuanto más calor siento en mi piel, el frío se siente con más vehemencia en mis huesos; cuanto más pesa sobre mí, menos peso había en la cama. Cuanto más cariño de su parte siento, tan nítido como cuando estaba aquí, más desaparecía de este mundo. Se volvía evanescente su ser, su amor...

Su todo.

Y entonces abro los ojos y mis labios pronuncian su nombre tartamudeando, como si mi desesperación y mi terror fueran la forma de detenerlo, pero una vez más, es inutil. Aquel afecto, aquella fuerza, aquella, la definición exacta de nuestro amor de las que no hay palabras exactas para describirlo, junto con su bella presencia y su más pura aura, se han esfumado. Todo lo que sentí, no es más que un sólo recuerdo.

El viento chocaba en el cristal de la habitación, pero se siente tan vivido en mi piel que me eriza todo el cuerpo. El calor que siempre me protegió de las gélidas y solitarias noches se había ido, él también, llevándose consigo todo lo que alguna vez fuimos, como si nunca hubiese importado lo que construimos a lo largo de estos preciosos años juntos.

El ruido del silencio es ensordecedor, no puedo escuchar mi respiración, mi pensar, no puedo escuchar mi débil corazón que se esfuerza por palpitar con dureza con sólo recordar en que una vez más, su presencia en un recuerdo se manifestó.

Duele...

Duele más que cargar con éste moribundo corazón. Duele más que las agujas en mis brazos. Duele más que el frío picar cada poro de mi piel.

Ésto duele demasiado... y me aterra pensar que no soy suficientemente fuerte para soportarlo.

Duele saber que se ha ido, y que nunca más volverá.