Luego de superar a Volkov, Horacio comienza una relación con Claudio, el Dr. Muerte.
Y una vez su relación fue algo serio, había llegado el momento de hacérselo saber para aquellas personas importantes para ambos hombres.
Claro, aquella noticia lleg...
Solo dos días han pasado desde aquella noticia que había recibido, no directamente pero de igual manera. No pudo evitar estar sorprendido y no tenía ni la menor idea del porqué, es decir, desde siempre ha sido una persona bastante fría y que no muestra mucho interés en situaciones ajenas a él, pero extrañamente, y por una razón que desconoce, esa noche no durmió bien.
Suspiró profundamente cuando por fin dejó el zeta estacionado a las afueras de comisaría, y estaba dispuesto a bajar de éste si no fuera por algo, o alguien.
Ahí mismo, a unos coches más al lado, podía divisar a Horacio, y al parecer no estaba solo. Por un momento pensó que se trataba de Gustabo pero no, las prendas de esa persona no cuadraba con las características del uniforme policial, más bien era de el EMS por el color azul de la parte superior, y eso no concordaba con las prendas del CNP.
Levantó una ceja extrañado y descendió de su vehículo, arreglando los pliegues de su ropa y caminó a los adentros de comisaría, pasando cerca de ellos.
Claramente se pudo ver a Horacio hablando de manera animada con el que ahora reconoció bien como Doctor Muerte mientras este le sonreía y acariciaba su rostro con notable dulzura. Hizo una mueca, siguiendo con su camino.
Aquella mueca no se le quitó en toda la mañana.
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Durante todo el día trató de evitar al alumno de cresta rojiza ya que cada vez que le veía recordaba la escena de los estacionamientos, dónde no pudo evitar sentirse algo disgustado.
Conway no preguntó por su estado, porque de haberlo hecho, y si Volkov le hubiera dicho lo que sentía, quizás ahora mismo no estaría patrullando junto a Horacio, el cuál estaba pegado en su celular.
Frunció el ceño.
-Horacio, no puede utilizar el celular en servicio. - habló claro, mientras conducía despacio por las calles de Los Santos. -A menos que sea asuntos de trabajo, lo demás no importa.
Pudo ver cómo el contrario lo ignoraba, aún tecleando quien sabe qué a alguna persona.
Le llamo la atención nuevamente y esta vez obtuvo respuesta.
-Sí, espere un momento. - dijo en tono calmado, pero manteniendo una sonrisa que Volkov declaró como boba.
Sin más, al detenerse en un semáforo dió una mirada de reojo al otro, pudiendo notar pequeños mensajes con emojis de esos melosos y corazones, y un amargo sabor apareció en su boca, removiéndose en su asiento al notar el nombre del contacto.
Antes de comentar algo el sonido de la radio se hizo presente, dónde se les pidió asistir a un tiroteo en el centro de la ciudad. Le replicó que guarde el móvil al más bajo, quién acató la orden, aún sonriente.
La amargura no se le quitó en toda la tarde.
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Finalmente estaba a solas, en la armería, dejando algunas de las armas que utilizaron durante el día, aprovechando también de recargar éstas para mañana. Su mente divagaba recordando el como Horacio, al ser herido por una bala, tuvo que ser llevado al hospital de inmediato. Luego de procesar a los detenidos fue a ver al alumno, grande fue su sorpresa al verlo de lo más bien recibiendo besos en su rostro por parte del doctor que le atendía y pareja, Claudio.
Aún recuerda que a penas vió eso una mueca se formó en su rostro, ni siquiera cruzó la puerta para entrar, con tan solo verle por la ventanilla que tenía la puerta le bastó para saber que estaba bien.
Soltó un suspiro cansado.
Salió del sitio donde se encontraba, tomando las llaves de su Z para irse a casa, como cada día luego de terminar su turno y un día completamente activo.
Nada más salir de comisaría se encontró a Gustabo hablando de lo más bien con el Doctor Muerte en los estacionamientos, ambos apoyados en un auto que supuso que sería del médico, charlando como si tuvieran una buena relación lo cual es extraño pues nunca fue así con él. De igual manera no le incumbe eso, ni le importa ¿o no?
Bajando por las escaleras escuchó como alguien pasaba a su lado, corriendo y algo agitado pudo notar. Se detuvo y lo miró de reojo al sujeto.
Y con solo ver la cresta supo quién era.
-¡Hey! - gritó animado el contrario en dirección a García y compañía, pasando de él. Se le veía radiante, como hace tanto no lo había visto, o notado.
No le había puesto atención hace baste, no había razones parece.
Llegó a su coche, y antes de abrir miró a Horacio, sintiendo de inmediato un mal estar en el pecho. ¿Por qué? Quería saber. Negó con la cabeza, pensando que eran puras tonterías lo que le pasaba a causa del cansancio. Y así se fue a casa, pensando, y con un mal sabor en la boca.
Ésta vez, fue la amargura que no lo dejo dormir.
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Olé, el primer capítulo ya está uwu lamentamos la tardanza y esperamos que les haya gustado, de corazón agradecemos el apoyo que recibe la historia, de verdad, muchas gracias ;;;. 💕
Cualquier duda/pregunta será respondida o aclarada <3.
Sin más, nos veremos en otra actualización prontamente.