Capítulo Tres

1.5K 162 55
                                    

Cuando la noche comenzó a ser más gélida ambos entraron al templo mariposa. Kyomi fue quien lo acompaño hasta su habitación para que descansara. Era una situación un tanto vergonzosa y graciosa a partes iguales. Al estar en frente de la habitación de él Kyomi se despidió con un rápido beso en su mejilla para después marcharse entre sonrisas.

Una vez que estuvo en su cama Genya uso su almohada para encubrir su grito, de verdad estaba eufórico. Aun no podía creer que había besado a una chica, y no a cualquiera, a Kyomi. A la joven más bella y dulce que conocía. Y saber que era objeto de afecto para Hiroko lo hacia increíblemente feliz. Miro a la cama de al lado y, no por primera vez, deseaba que Tanjiro despertara para contarle lo que había sucedido, pedirle algún consejo y escucharlo hablar con esa amabilidad que a veces era desagradable, pero que necesitaba en este momento.

Le costo conciliar el sueño, en su mente se repetía todo una y otra vez, pero logro quedarse dormido antes del amanecer.

Luego de esa noche Genya y Kyomi paseaban por el templo mariposa al menos una vez por día. Aoi se había convertido en su consejera y confidente.

Aun era nuevo en esto y necesitaba la guía de alguien, lamentablemente sus opciones eran limitadas, pero si de algo estaba seguro era de que nunca estaría lo suficientemente desesperado como para recurrir a los amigos de Tanjiro, quienes iban a visitarlo con regularidad.

Gracias a la chica supo que ahora debía entrar a un tipo de cortejo con Kyomi. Debía darle algún presente cuando se vieran, una flor o un cumplido eran todo lo que tenía para ofrecer en ese momento. Sin embargo, ella parecía encantada con tan poco.

Él trataba de no ser una distracción en el trabajo de ella y por su parte Hiroko estaba agradecida por eso. Ella estaba ahí para ayudar, sin embargo, entendía que el amor había llegado a su vida y no podía descuidar ese regalo, por lo que trabajaba duro para no flaquear en su desempeño como enfermera. Los paseos eran en la noche, así no interferían con las labores de ella y tenían más privacidad, incluso algunas veces Genya se animaba a robarle besos cuando se quedaban sentados en la entrada del templo. Ella sonreía al verlo tan sonrojado.

Le agradaba tomar su mano y sentir su calidez. De vez en cuando se permitían algún abrazo, a Kyomi le encantaba. A pesar de no tener mucha diferencia de alturas Genya seguía siendo más grande que ella y sentir su calor la hacían sentirse segura.

En sus cartas había comenzado a nombrar a Genya, cosa que sorprendió y halago al pelinegro.

Lamentablemente, al poco tiempo, los entrenamientos para convertirse en pilar habían comenzado y él estaba decidido a ir. Genya pensó que Hiroko se opondría, recién habían comenzado con su cortejo y él se marchaba, pero en cambio ella lo apoyó y le deseo buena suerte. Esto lo hizo sentir tranquilo.
Afortunadamente Tanjiro había despertado unos días atrás y se uniría al entrenamiento dentro de poco. Su cuerpo se tenía que acostumbrar a lo básico para volver a sus actividades normales.
En una de sus conversaciones Tanjiro notó que Genya olía diferente pero no supo identificar en qué radicaba el cambio por lo que no dijo nada, tal vez estaba confundido por haber estado inconsciente tanto tiempo, Tanjiro no tuvo más tiempo para analizarlo porqué el pelinegro ya se había unido al entrenamiento de pilares.
Por su parte Genya no tenía ninguna comunicación con Kyomi, su concentración está dirigida al entrenamiento todo el tiempo por lo que no encontraba un espacio en sus actividades para escribir una carta. Se sentía culpable por eso.
Luego de ser aprobado por los primeros pilares en sus entrenamientos al fin llegó con el pilar del aire.
Fue tratado igual que el resto, pero él no se rindió y fue al encuentro con su hermano. Ahí Genya intentó hablar con Sanemi, pero el pilar negaba ser su hermano, no obtuvo su atención hasta que le reveló que comía demonios para compensar su falta de habilidad con la espada. Sanemi quería asesinarlo en ese momento. Por fortuna Tanjiro interfirió en la pelea y logró defender a Genya.

—Lo único que debías hacer era alejarte de los demonios y formar una familia. —le grito Sanemi. En ese momento las palabras salieron de Genya.

—Hay una chica. —gritó, pero rápidamente se avergonzó y dejó de hablar.

—¿Qué has dicho? —preguntó Sanemi deteniendo su golpe contra Tanjiro.

—C-conocí a una chica. —murmuró nervioso el mejor de los Shinazugawa.

—Mientes. —aseguró el pilar, Sanemi lo observaba con intensidad queriendo encontrar la vacilación en su hermano menor.

—Genya dice la verdad —defendió Tanjiro—. Cuando desperté, luego de esos dos meses, pude notar un cambio en el olor de Genya, al principio no pude identificar que había cambiado, pero ahora lo entiendo, él está enamorado. —el pelirrojo hablaba feliz, que alguien encontrara el amor era algo hermoso, pero el menor de los Shinazugawa estaba rojo y apretaba la camisa de su uniforme conteniendo la vergüenza. Ahí Sanemi pudo ver que su hermano menor actuaba igual a cuando era un niño pequeño y apretaba sus camisas cuando tenía miedo o estaba avergonzado.

—¿La conociste aquí? —preguntó en un grito. Genya solo asintió— Si es una cazadora de demonios debe ser una chica horrenda. —lanzó el comentario en espera de la reacción de su hermano. Tanjiro lo miró asombrado de sus palabras, las cuales él consideraba eran injustas, y Genya despertó de su estado tan sumiso.

—Ella es hermosa —respondió el pelinegro sintiéndose indignado—. Es delgada y casi tan alta como yo. Tiene un hermoso cabello negro y sus ojos son como dos zafiros. Parece un ángel cuando sonríe y es muy inteligente. Es divertida y sabe cocinar como nadie. Es perfecta. — afirmó abochornado por decir todo eso, pero no estaba dispuesto a que pensaran cosas falsas y erróneas de Kyomi como esas. Tanjiro lo miraba asombrado y Sanemi sonreía satisfecho.

—¿Cuál es su nombre? —cuestionó el peliplateado.

—Kyomi Hiroko. –respondió Genya perdiendo el coraje y sintiéndose intimidado. Su hermano tenía una mirada intensa.

—¿Entonces por qué sigues aquí? —gritó Sanemi— Cásate con esa chica y ten una familia grande, solo así te perdonaré.

—No, yo quiero estar contigo. —le respondió Genya con valentía.

—Eres un... —murmuró Sanemi con las venas de su frente marcadas.
Luego de eso Tanjiro defendió a Genya y ambos tuvieron prohibido acercarse al pilar del aire.

Por su parte la pelea fue tema de conversación entre todos y rápidamente las palabras dichas por Sanemi llegaron a oídos del pilar del amor y del insecto. Ambas estaban ofendidas por su afirmación, las dos eran cazadoras y eran hermosas, cuando lo vieron solo le dieron un par de golpes y no le dirigieron la palabra.
Por su parte Kyomi también se enteró de lo dicho por Genya y no pudo evitar llorar emocionada y halagada por sus palabras.
Kanroji también se había enterado de esto por lo que fue a visitarla para felicitarla, no cualquiera despertaba sentimientos tan puros en un hombre, y también aprovechó para pedirle que le cocinará un poco, después de todo si ella se enteraba de algo relacionado a buena comida captaba toda su atención. Hiroko le preparo unos dangos y la pilar quedó fascinada.

(GenyaxOc) En esta vida y la que sigue (Kimetsu no Yaiba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora