• Día 2: Mitología

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Izuku odiaba los campamentos a los que su madre solía enviarlo desde que era pequeño, y cuando Inko le habló sobre volver a asistir el peliverde se negó rotundamente alegando que ya era grande para ir a ese tipo de lugares

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Izuku odiaba los campamentos a los que su madre solía enviarlo desde que era pequeño, y cuando Inko le habló sobre volver a asistir el peliverde se negó rotundamente alegando que ya era grande para ir a ese tipo de lugares.

Sí, es verdad que el cielo estrellado era precioso, sin mencionar el lago frente a ellos, en esa época los colores otoñales de los árboles y el cielo azul a través de la superficie del lago se convirtieron en su segunda cosa favorita. Pero su naturaleza nerviosa y asustadiza no le hacía disfrutar de las frías noches en ese lugar.

Cuando apenas llegaron ni siquiera recordaba cómo armar una tienda de campaña, pero Bakugou amablemente —No fue nada amable— la armó por órdenes del supervisor encargado; era la primera vez que Katsuki asistía, por lo que le pidieron que tratara de integrarse y participar en las actividades, eso explicaba la furia que sus ojos transmitían.
Ni hablar de cuando a Izuku le dijeron que debía dormir en ese pequeño espacio, ya había olvidado lo que era no cerrar los ojos por el miedo de que algún insecto venenoso lo lastimara mientras duerme.

Lo único que no le hacía echarse a llorar para que lo dejaran irse a casa eran sus amigos. A Iida y Uraraka parecía gustarles mucho ese tipo de viajes, tampoco podía negar que no se divertía jugando con ellos en el lago, o haciendo esas actividades recreativas típicas de un campamento, pero sobretodo no podía quejarse de tener la oportunidad de observar a Todoroki Shoto en otro ambiente.

El bicolor era bastante introvertido, no entendía cómo es que iba si ni siquiera le gustaba convivir, desde que eran pequeños muy pocas veces aceptaba salir a jugar con él e Iida por lo que necesitaban un compañero de juegos, Katsuki daba miedo, así que la pequeña Uraraka era una buena integrante para sus aventuras en el vecindario.

Sin embargo, conforme fueron creciendo Uraraka fue interesándose más en tener amigas e Iida fue enterrando las narices en libros de temas que a los ojos de ambos chicos eran aburridos, por lo que ya no se veían con tanta frecuencia.
Fue en ese momento cuando el semialbino comenzó a ser más cercano con Izuku al punto de que se convirtiera en su único amigo. Era realmente divertido para ambos la compañía del otro, tenían gustos similares por lo que podían conversar por horas, a Izuku le hacía feliz que a sus catorce años siguieran siendo buenos amigos.

—¡Entremos al lago, Deku-kun! —Ochako apareció frente a él.

—¿Ah? ¡¿De nuevo?! — Izuku trataba de zafarse del agarre de su amiga. ——Pero si estuviste toda la tarde en ese lago, descansa un poco, tendrás cara de pez.

—¡Eres un aburrido! — Se quejó cruzándose de brazos.

—¿Por qué no vas con Iida?

—Tenya me dijo lo mismo, ambos son como ancianos. — Uraraka bufó.

—Entonces ve a hacerle compañía en su "hora de lectura" — Se burló. — De paso puedes declarartele. — Le sonrió divertido.

—¡Cierra la boca, jodido conejo chismoso! — Exclamó avergonzada. —El que debería declarse es otro.

Tododeku Week 2020 • BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora