El sonido de uno de sus libros cayéndose resonó en su habitación, llamando su atención, intrigándola. Se levantó de su escritorio, en donde estaba componiendo una nueva melodía de piano, para acercarse a su librero y ver lo que se había caído.
Se sorprendió al ver que se trataba de su viejo anuario de secundaria. Lo recogió y esta vez, fue a sentarse en su cama, para más comodidad, y abrirlo; suspiró, sintiendo nostalgia por esos días en la secundaria.
Pero toda su atención se dirigió al ver la foto de cierto chico de cabellos rubios, sintiendo sus mejillas arder. Se trataba de su antiguo compañero de clases, Anthony.
Recuerda que lo primero que vio al ingresar al instituto fue a un chico de cabellos rubios, ojos azules tan claro como el cielo y de sonrisa suave. Se veía solitario, un poco tímido pero también... tierno.
No supo si fue por su sonrisa suave o su aura tranquila, que le llamó la atención. Y tampoco entendía porque no podía apartar su mirada de él.
La primera vez que cruzaron palabras, fue cuando lo vio cargar con varias cosas al mismo tiempo, y en un acto de solidaridad, fue a socorrerlo, siendo agradecida con una sonrisa y un pequeño "Gracias". Y cada vez que lo veía, le preguntaba si necesitaba ayuda con algo, siendo que esto comenzase a desatar comentarios y rumores respecto a ellos; que aunque ellos fuesen en distintas clases, a ella le dibujaron en el pizarrón de su aula una sombrilla del amor (Ai Ai Gasa) con el nombre de ella y de él.
Sus mejillas enrojecieron, y más todavía, al verlo a él en el marco de la puerta de su aula, con las mejillas igual o más ruborizada, mirando lo que decía la pizarra; y como era de esperarse, en vez de sobreactuar o sobresaltarse como ella, ingresó tranquilo al aula y buscó un borrador, no sin antes pedirle disculpas por lo que pasó.
Sin saber que su tranquila reacción, haría que ella se acercase más a él y por consiguiente, comenzara a enamorarse de él.
Muchas veces se cuestionó si debía hacerle saber a Anthony sobre lo que sentía o no. Y cuando el valor llegaba a ella y con actitud optimista, le iba a confesar sus sentimientos, al verlo, se acobardaba.
Natalia sonrió, él fue y siempre sería su primero amor.
Soltó un suspiro y se echó en su cama, mirando el techo –. Si hubiese acortado esos 10 centímetros... ¿Podríamos estar juntos en estos momentos? – se preguntó, con cierta tristeza, cierto anhelo y con ello, cerró los ojos.
Ya tenía 7 años desde eso, por lo que dudaba que él la recordase. Así que, prefirió no hacerle esperanzas o falsas ilusiones, y decidió seguir adelante.
O eso hubiera hecho, de no ser porque su celular sonó, haciéndola levantarse de su cama e ir a por su celular, encontrándose con un número desconocido. Iba a colgar, de no ser por el presentimiento de que se trataba de algo importante, así que, con incertidumbre, contestó y lo pegó a su oreja –. ¿Hola?
- ¿Hola? Este... ¿Eres tú, Nat?
Abrió los ojos, asombrada –. ¿Anthony? ¿Eres tú? ¿Cómo conseguiste mi número?
Una risa masculina fue lo que se escuchó, haciéndola sonrojar como en antaño –. Le pregunté a Emil por tu número porque... Quería hablar contigo de algo importante.
Pasó saliva –. ¿A-Ah sí?
- Sí... ¿Estás ocupada? – ante su pregunta, miró de soslayo sus partituras a medio terminar. Podían esperar.
- No, no lo estoy.
- ... Que alivio... Déjame te mando la ubicación del lugar. Te veo allá – parecía titubear, ¿Pero por qué? Miró la ya finalizada llamada, agregando inmediatamente el número del rubio, arreglándose lo mejor que pudo para salir de su departamento.
Llegó al parque en donde la ubicación le indicó, encontrándose con él. Pese a que había crecido, seguía conservando cierta ternura y su aura, era igual de mansa; con algo de temor fue acercándose hasta él, siendo saludada con una sonrisa suave.
Nuevamente sus mejillas enrojecieron.
- Perdón por llamar tan repentinamente. Es que en verdad, necesitaba decirte esto.
- T-Te escucho.
Vio que sus mejillas enrojecieron, intrigándola.
- Nat... Yo... - había practicado tantas veces en el espejo, con Ray y hasta con Emil. Por lo que cerró las manos en puño, mirándola con seguridad, que no sentía –, Me gustas... Todo este tiempo a mí, me has gustado.
Se quedó pasmada, sintiendo cómo la sangre le subía de golpe a la cara y las palabras no le salían. Se tuvo que apoyar en los brazos de él para no caerse de la impresión, y cuando parpadeó, lo miró a los ojos –. ¿E-Es en serio, Anthony? L-Lo que acabas de decir, ¿Es verdad?
- No... En realidad te amo... - Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de la chica, alarmándolo –. ¿E-Está mal?
- No... Yo... Yo también te amo Anthony, desde siempre.
Los ojos azules de él brillaron, y una sonrisa feliz y aliviada abordó sus labios. Y finalmente Natalia no se contuvo y lo besó.
Finalmente, pudo acortar esos 10 centímetros.
-Traumada Taisho
ESTÁS LEYENDO
10 centímetros [Nat/Anna GB]
أدب الهواة[Viñeta/AU Escolar] Si hubiese acortado esos 10 centímetros... ¿Podríamos estar juntos en estos momentos?