.

7 1 0
                                    

Yo jamás oculte mi forma de amar, más siempre pensé que era lo mejor. Desde niño me hicieron menos por mis preferencias de amar, te das cuenta que tan hipócrita puede ser la gente. Pues a mi nunca se me vio lo "afeminado" y tenía todo lo que un niño a esa edad tenía; tenía amigos, amor, cariño, tenía todo. Pero conforme iba creciendo todas estas cosas se fueron desvaneciendo solo por "amar diferente"

Me llamo Matthew Brook y justamente me encuentro desayunando en el comedor de mi sala solo. Escucho unos pasos apresurados bajar por las escaleras, se aproximan a mi y lo veo, mi hermano; el simplemente me evade, agarra una manzana y antes de irse por la puerta me da un zape. Riendo sale de la casa, me sobo mi nuca y escucho la puerta cerrándose seguido del motor de su moto acelerando para ir a la escuela. Un poco malhumorado me levanto, agarró mi mochila y me la pongo.

-Adiós mamá.

No escucho nada...
Salgo un poco decaído y camino. Llego a mi destino, una casa chiquita, un tanto vieja, era de color azul pálido, muy muy clarito, avanzo a la entrada y toco el timbre. Me abre la puerta un pequeño niño, que al verme me abraza de las piernas.

-¡Llegaste!

Levanto la cabeza y veo a la personas hermosa que mis ojos pidieron ver en mi vida y que hace más lindos mis días. Todo el enojo y el desagrado de la mañana se había desvanecido y ahora tenía mucha alegría.

-Vamos Nikolas, déjalo ya, debemos ir a la escuela.

-Pedo Matt edta aquí.

-Tranquilo Nik, volveré en la tarde y jugaremos lo que quieras ¿va?

-Sip

El niño que en ningún momento me soltó de las piernas, se fue corriendo por el pasillo.

-Hola amor

Saludo con una sonrisa de par a par. Le iba a dar un beso pero puso sus dedos en mis labios y dijo.

-Sabes que aquí no amor. Ya me voy Mamá.

Igual que en mi casa no hubo respuesta, bufo, me agarro de la mano ya salimos de ahí.

Me llamo Curtis Basil y ahora mismo estoy agarrado de la mano con mi hombre, lo sé suena extraño pero me alegro de decir que es mío, hahaha, estamos de camino a la escuela, Matthew, como se llama mi novio, me viene hablando de como perdió en su videojuego, lo escucho pero mi mente está en otra cosa.

-¿Que te parece amor?

-Ya te he dicho que no entiendo nada de videojuegos, deberías de jugar menos amor, te volverás un adicto.

Íbamos riendo, felices sin ninguna molestia, éramos tan libre en ese preciso momento.
Me paré en seco cuando vi lo que todo adolescente teme a esa edad, la escuela y la opresión social.

Matthew iba hablado cuando yo dejé de caminar, al ver que no avanzaba me pregunto que era lo que ocurría.

-¿Qué ocurre?

-Nada, es solo que... realmente no quiero entrar, y si pasa lo mismo que hace un año. Yo... yo no soportaría...

Me callo con un beso, chiquito, tierno.

-No pasará nada, arregle mi horario para que quedara casi igual. Estaré más al pendiente de ti este año.

Muchas preguntas me empezaron a invadir.

-Lo haremos juntos ¿ te parece? Entramos agarrados de las manos y si te sientes mal me aprietas todo lo que puedas, te llevaré a tu salón y veré que estés bien.

-No se... si pueda.

-Vamos.

Seguí el plan de Matthew, caminamos juntos y mientras más nos acercamos a la escuela, la gente se nos iba quedando viendo más y más. Cómo dijo Matthew, apreté su mano, entramos a la escuela y como si fuéramos unos fenómenos todos, absolutamente todos, nos voltearon a ver.
Jalé el brazo de Matt y le susurre.

-Vamonos... no puedo.

-Ya casi llegamos... aguanta un poco más.

Seguimos caminando adentrándonos más a la escuela, cada vez me aferraba más al brazo de Matt.

-¿Necesitas dejar algo en tu casillero o ir por algo?

-Mi estuche...

Matthew

Curtis se transformaba cuando íbamos a la escuela, parecía que se hacia chiquito, tan chiquito que lo podías guardar en tu bolsillo. Miraba al piso, sentí como abrazaba fuertemente mi brazo, aunque yo igual tenía miedo, no podía dejar que Curtis viera. Era el soporte de Curtis.

-Vamos por el.

Llegamos a su casillero  lo abrió y al momento de meter su mano se escuchó un estruendo.
El metal golpeando el casillero de alado.

-¡Ay! pero miren quienes son, si son los tortolos.

Diferencia de Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora