𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑙𝑙

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Lo que más impactaba al castaño era que no tenía su habitual figura triangular; esta vez era un joven de aparentemente 20 años de cabello rubio, ojos color amarillo o incluso dorado y piel morena. Iba vestido con un chaleco amarillo con algunos triángulos detallados en este, su característico moño negro, pantalon de tela color negro y su infaltable sombrero, indudablemente atractivo.

Dipper sabía sobre el regreso de Bill, sus tíos le habían comentado que habían descubierto que él había vuelto aunque aún desconocian cómo lo había hecho, a los gemelos no les agradó esto pero decidieron no darle demasiada importancia ya que por lo que comentaban sus tíos hace mucho tiempo no se aparecía y sus poderes habían disminuido, además de que ellos ya eran unos jóvenes y no dudaban que lo podrían derotarlo, o al menos eso decía hasta este momento, en el cual experimentó el verdadero miedo al verlo nuevamente.

Bill lo seguía viendo con esa sonrisa burlesca, Dipper aún tratando de recomponer la postura se dirigió al demonio, dudas y posibles respuestas indagaban en su mente.

—Bill, ¿qué haces acá? y ¿cómo conseguiste ese cuerpo?, deja de molestarme y vete a otra parte—. Replicó con aparente seguridad, ya que en el fondo todavía sentía miedo.

—Vaya, vaya pino... hace mucho que no te veía, sin duda un bonito reencuentro— respondió el demonio con desdén.

—Responde Bill, ¿Cómo fué que conseguiste ese cuerpo?—. Dipper aún seguía con dudas que quería que él ex dorito illuminati repondiera.

—Pues veras querido pinetree, no fue desición propia pero no me quejo del todo—. Bill había cambiado su expresión a una más seria.

Dipper prefirió no decir más, al fin y al cabo no quería comprometerse más con Bill.

Bill viendo como el castaño estaba dispuesto a dejar la conversación de lado, decidió ofrecerle una "oferta", estaba feliz de poder volver a molestar al castaño y aunque era algo que no quería sentir, no podía evitarlo, así que decidió hacer las cosas más interesantes...

—Oye niño, ¿Te parece si te ofrezco un trato?, yo respondo todas tus dudas sobre mi regreso y tú me das...un beso—. Bill que se había sorprendido a sí mismo de haber pedido algo como eso, estaba empezando a enfadarse, estaba teniendo una mala jugada.

A Dipper se le subieron los colores al escuchar tal propuesta, primero porque sabía que no le convenía hacer tratos con él a pesar de su nueva forma y segundo por lo que había pedido a cambio, un sonrojo cubría sus mejillas y su mente aún procesaba lo que el demonio le acababa de decir.

A pesar de su confusión Bill disfrutó la expresión de Dipper al escuchar su propuesta, estaba decidido, iba a convencer al castaño de cualquier manera.

Malas Jugadas   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora