Tiene la autoestima tan baja, y el espíritu tan roto, que no se suicidaría por temor a lo que digan los otros.
El primer día en que te vi, esa vez cuando te conocí no pude evitar agachar la cabeza y esconderme entre mi cabello.
¿Por qué?
No pude evitar sentirme mal, viendo a las demás mujeres que estaban a tu alrededor; ellas sí eran bellisímas, no como yo: una gorda, fea, antisocial, aburrida, ahombrada y para nada inteligente adolescente.
Sentía vergüenza de mi misma, por ser un desastre.
Sabía que me rechazarías y sentirías asco por mi; pero aún así no te aparte la mirada.
ESTÁS LEYENDO
Confesiones.
RandomConserva lo que tienes, olvida lo que te duele... Lucha por lo que quieres... Valora lo que posees, perdona a los que te hieren y disfruta de los que te aman; no te eches a morir.