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En otro lugar de madrid...

Otro día mas sin dormir, tenía la cabeza en miles de sitios a la vez y no podía descansar, sus ojeras cada vez eran más grandes y más oscuras y como era de piel clara se le notaban mucho más. Marina estaba preocupada por ella y le iba a visitar a casa cada día para saber como estaba, aunque Alba siempre le dijera que bien, que estaba mejor, Marina sabía que hasta que todo pasara y la chica se despertara no podría dormir y descansar. Alba no conocía a esa persona que fue atropellada pero sabía como se llamaba, sabía su nombre pero poco más.
Por las noches tenía pesadillas, eso cuando podía dormir, veía la imagen de Natalia una y otra vez y aunque ella es enfermera y ha visto más de un caso así, este le produjo una sensación rara en el cuerpo. Fue como la conociera de toda la vida.

Christian llegaba en dos horas a casa, más o menos, y a Alba eso le causaba muy poca alegría, aunque normalmente estaría preparando la mejor comida para el y algo para alegrarle el día como un bienvenida. Alba le
había contado lo que pasó a Christian, pero el no le presto mucha atención, obviamente estaba ocupado con el trabajo y mil movidas más pero no esperaba que no le dijera nada.
En el fondo Alba se alegraba de que tuviera alguien más en casa para distraerla al menos un poco, los días pasaban demasiado lentos y las noches aun más.

Como no tenía trabajo no se quito el pijama, abrió la nevera para ver que había tenía hambre y no estaba comiendo muy bien. La nevera estaba medio vacía, había cosas pero no tantas como para preparar una comida decente. Tampoco le apetecía ir sola a hacer las compras, pensó en esperar a Christian pero estaría demasiado cansado como para ir, asique llamo a su salva vidas, Marina.

- Hola hermana ¿que pasa? ¿estás mejor? - pregunto Marina.

- Estoy bien, mejor. Me he dado cuenta que no tengo nada para comer y la verdad que no me apetece ir sola a hacer la compra. ¿ vendrías conmigo? - dijo Alba, mirándose en el espejo del pasillo, mientras pensaba como tapar esas ojeras.

- Dame 10 minutos y voy a tu casa. - Le dijo la menor de las Martinez Reche.

Alba aunque no tenía ganas de arreglarse, se puso unos vaqueros y una camiseta básica, iba a hacer la compra no iba a una pasarela de moda. Se miro en el espejo una vez más pensando que hacer con su pelo, no se había duchado todavía y aunque el olor con el desodorante se disimulaba, el pelo lo llevaba fatal. El pelo no le llegaba para hacer unos peinados espectaculares pero al menos con unas orquillas lo podía disimular y ir un poco "mona". Aunque la cosa no era ir mona si no, no dar pena.

Esta vez no llevaba lista de la compra, siempre lo hacía pero no le dio tiempo esta vez y tampoco tenía muchas ganas. Tenía que comprar verduras y huevos eso lo sabía, lo
demás a lo loco. Sin pensarlo mucho llenaron el carro de la compra con muchos "por si acasos" por si no tenía o por si le faltaba.

- ¿Estás nerviosa? - le preguntó Marina en la cola para pagar.

- ¿ debería estarlo? - le preguntó Alba un poco confundida.

- Hoy viene Christian ¿ o me lo estoy inventando?

- ¡ah! si, llegara en media hora o así - suspiró Alba mirando el reloj. - No se, estoy contenta pero no se solía estarlo más antes, a ver no me mal interpretes, le he echado de menos, pero no se Marina estoy muy confundida con todo en general. Creo que necesito vacaciones pero al mismo tiempo quiero trabajar, quiero desfasarme y emborracharme pero también quiero estar en casa, con mi marido y nuestra gata. Siento que todo se me viene abajo y ahora después de ver ese accidente no creo que sea la misma de antes. Necesito vivir y no estoy viviendo, no estoy disfrutando de la vida como debería. - dijo Alba, con lágrimas en los ojos.

- Sabes que si quieres te puedes quedar en mi casa cuando quieras, vivo a cuatro calles más o menos tia, puedes contar conmigo y podemos ir a donde sea y emborracharnos juntas. Lo sabes. - Marina abrazo a su hermana, estaba rota.

- Lo se, pero necesito solucionar lo que tengo en casa primero. No se si estoy segura de que quiera seguir con el. Necesito pensarlo bien y cuando tome una decisión ¿podemos bebernos una botella de tequila o dos? - sonrío Alba. - Quédate en mi casa, se que viene Christian pero por favor quédate a comer por lo menos. - Marina asentó con la cabeza.

Cuando llegaron a casa Marina se puso a hacer ensalada de pasta y guacamole para comer, mientras Alba metía cada producto en su armario. Escuchaban música y bailaban. A Alba le gustaba mucho pasar tiempo con su hermana y echaba de menos que compartieran piso. Marina era de esas personas que con una chorrada te alegraban el día, siempre tan positiva y tan contenta que iluminaba pabellones enteros por donde pasaba.

Cuando ya estaban terminando de cocinar y de poner la mesa, escucharon unas llaves intentando abrir la puerta.

- ¡Hola! he llegado a casa. - Dijo Christian, Alba sonrío y fue a darle un abrazo. - ¿como estás pequeña? - le dijo mientras le daba un beso en la frente.

- Se me había olvidado tu cara, te he echado de menos. - Se miraron y sonrió. Marina en la puerta de la cocina los miraba intentando no llorar.

- Muy bonito todo pero ¿ y mi abrazo? - le dijo Marina a Christian. Se llevaban genial, eran como hermanos.

- Marina que sorpresa, ¿que haces aquí? - le dijo Christian dándole un abrazo.

El día pasó, entre risas. Todo volvía a ser un poco como antes aunque Alba le daba mil vueltas a la cabeza, como siempre, pensando en todo. Cuando el volvía siempre era genial pero al pasar los días todo se volvía más oscuro y discutían y discutían, hasta que el tenía que irse otra vez y todo volvía a empezar de cero.

Alba no había cogido el móvil durante todo el día hasta que Marina se fue y Christian se fue a la ducha. Cogió el móvil para ver si hablaban de algo en algún grupo o si tenía alguna llamada o algún mensaje de su madre o padre. Tenía un mensaje, no sabía de quién. Había un número desconocido y pensó en ella. Natalia.

De: +34 635...

Hola, soy la chica del accidente. Estoy viva, gracias por llamar a la ambulancia y salvar mi cámara.

PD: te debo una.

Alba suspiró y no sabía cómo reaccionar, estaba contenta de que la chica había despertado,  estaba feliz.

Para: Natalia
De: Alba

Me alegro mucho de que estés a salvo. Te salvaría una y mil veces más, espero que todo pase y así me enseñas las fotos que me sacaste en el semáforo.

EL ÚLTIMO BAILEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora