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Martina.
—tomi paraa boludo— le grite agitada, me tenía corriendo de la mano bajo la lluvia, si después de esto me enfermo el me va a tener que cuidar —tomaaasss paremos en un lugar con techooo

—que maricona que sos martina— hablo parando en un kiosco

—no soy maricona como hace dos horas me tenés corriendo bajo la lluvia y no llegamos más, si me enfermo me vas a cuidar vos

—obvio bebé

—te dije que vayamos con Valentin y Daniel en el auto

—no quiero que estés cerca de Daniel

—es mi amigo tomas, vamos a estar si o si cerca, y ahora por tu inmadurez nos vamos a enfermar

—callte Martina

—callame tomas— y lo hizo, me calló con un lindo y apasionado beso

Nos separamos por falta de aire y me miró sonriente

—sos muy linda Martu

—callate denso— este carcajeo y tocó el timbre del kiosco

—buenas me vende un chocolate y una caja de cigarros

—¿me compras una latita de coca?

—y una latita de coca cola para la princesa

—son muy lindos juntos— sonrió la mujer, como de costumbre me puse colorada y tomas se sonrió

—muchas gracias

—pedi un Uber Tomi o llama a mauro que no venga a buscar estoy muy cansada para caminar

—bueno caprichosa toma— me dio un chocolate y la latita de coca, le di un pico y le sonreí

—si me vas a dar picos cada vez que te compre algo, te compro todos los días

—callate y llama a mauro

—lo que usted diga patrona— saco su celular de mi mochila —che mauro, viste que te dije que iba a ir a buscar a Martina caminando, bueno tenías razón fue mala idea nos agarro la lluvia y nadie nos quiso llevar

—mentiroso

—callate, bueno te paso la diré y nos pasas a buscar la maricona de Martina no quiere ir caminando, dale te esperamos, te quiero gordo—guardo el celu en la mochila de nuevo, ahí no se podía mojar

—no le mientas más al gordo tomas

—yo miento todo lo que quiero

—¿me das un beso?

Estuvimos un gran rato besándonos, hasta que el se separó, dejando besitos en toda mi cara

—martu, no es el lugar, ni el momento pero, ¿Querés ser mi esposa?

—agachate y pedilo bien— bromee

El lo hizo y se sacó un anillo del dedo y  me lo extendió

—¿Te querés casar conmigo? — le sonreí y asentí repetidas veces

—obvio— se paró y me puso el anillo en el dedo, era el anillo que a mí me gustaba

—te amo nena

—yo a vos tomi— me dio un pico

—suban tórtolos— se escuchó a mauro le hicimos caso y nos subimos —¿como te fue hoy bebita?

—bien por suerte omitiendo la parte en la que tomas me hizo correr como quinientas cuadras bien

—contale a mauro amor

Café/ c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora