- Vamos, enana -la movió un poco para que se despertara-. Es un lindo día -abrió las cortinas dejando entrar el sol.
_____ se tapo la cara con su almohada y se dio vuelta quedando a espaldas de él. El pelirrojo se tiro encima de ella haciendo que esta se quejara de lo pesado que era.
- Ed, sal de encima mío.
- No.
- Me estas aplastando.
- No me importa.
- Edward Christopher Sheeran, tienes dos segundos para salir encima mío si no quieres que tu mama se entere que casi incendias la casa de tu vecino.
- No te atreve...
- Uno...
Salió de encima de la castaña y se sentó en la punta de su cama. _____ se acomodo su almohada y se tapo hasta la cabeza con las sabanas. Ed bufó.
- ¿Vas a dormir toda la tarde?
- Si.
- Vamos, es el último mes que estarás conmigo antes de que me vaya a Los Ángeles.
- Diviértete con tus amigos.
- Mis amigos es tan ocupados con la universidad.
- Entonces con tus amigos imaginarios.
- Mis amigos imaginarios no son tan divertidos como vos -sonrió.
Ed se levanto y la destapo. Tomo su mano izquierda y comenzó a jalar de esta. Sintió como _____ se quejaba por el dolor entonces dejo de hacer fuerza, sin antes tomar su brazo y observarlo.
- ¿Por qué te seguís lastimando? -la miró.
- Es mi cuerpo. Yo lo trato como quiero.
- Se que lo extrañas, pero tampoco es para que te cortes.
- Todo me recuerda a él.
- Se cómo te sientes -se sentó a lado de ella.
- No, no sabes.
- Si lo...
- ¡Todos dicen lo mismo, pero nunca saben lo que es perder al amor de su vida! -soltó unas lagrimas-. ¡Él era el único que me hacía sentir especial!
- Sh... -le empezó a acariciar el pelo-. Tranquilízate.
- Cada vez que voy a la universidad, todos me quedan mirando apenados, con lastima. Eso me molesta -el pelirrojo la abrazó-. Y para colmo le debo unos impuestos al banco -se tapo la cara con las manos-. Mi vida es una mi’erda.
- No digas eso. Sabes que no es verdad.
- Si lo es, solo que vos lo decís para que no me sienta mal.
- ¿Sabes? Tengo una idea -se levanto y se acomodo la remera.
- ¿Cuál?
- Empaca tus cosas. Nos vamos a Brasil por un mes.
- ¿Brasil? ¿A qué?
- De vacaciones por un mes -camino hacia la puerta-. Así que mueve tu trasero de esa cama y arregla tus cosas, que vengo por ti a las seis en punto -cerró la puerta.
<< Cada vez estas más loco >>
Sonrió y volvió a taparse con la sabana para dormir unos minutos más.
Luego de hacer algunas llamadas, el pelirrojo se sentó en el sillón de su departamento y encendió la televisión. Suspiro al ver que el salía en las noticias, como siempre, con otro rumor más que inventaban sobre él. Luego de verse unos minutos más, apago la televisión molesto y se levanto para comenzar a hacer las valijas e irse a Brasil con _____.
Ellos siempre fueron mejores amigos desde que tienen memoria. Eran vecinos y solo se llevaban dos años de diferencia. Cuando Ed tenía diecisiete años, se trasladó de Halifax a Londres para seguir su carrera musical. Desde ahí entonces se separaron. Cuando _____, se mudó a Londres para estudiar fotografía, se reencontró con Ed y desde ahí son inseparables. Pasan todos los días de la semana juntos, cuando tienen un rato libre.
- ¿_____? -entro el pelirrojo a su departamento-. Entre con la copia de tu llave -no recibió respuestas-. ¿_____?
Dejo sus cosas encima de la mesa y comenzó a inspeccionar el lugar. Empezó con el living y luego con el comedor. Siguió con la habitación hasta que vio la puerta entre abierta del baño. Se acerco a esta y la abrió despacio por las dudas de que encuentre una _____ desnuda. Eso sería incomodo para él.
- ¡_____! -se acerco a ella-. No llores, todo va a estar bien -la abrazo.
- No estoy llorando -salió de su agarre-. Solo se me metió jabón en el ojo.
- _____, te conozco desde que tienes tres años. Se perfectamente cuando mentís, y cuando no -sonrió.
La castaña asintió y se acerco al lavabo para lavarse la cara y pintarse. Ed la miraba y se preguntaba cómo las mujeres hacían para delinearse. Para él parecía demasiado complicado. _____ se puso nerviosa por su mirada e hizo que se metiera el delineador en el ojo. Se quejó del dolor y le pegó a su amigo en su brazo derecho.
- Culpa tuya ahora tengo un ojo llorando.
- Tu ojo tiene sentimientos -_____ entrecerró su ojo que no estaba adolorido.
- ¡Sal que aquí! –lo empujó hacia la salida y le cerró la puerta en la cara.
- Mujeres –murmuró.
Se sentó en la punta de la cama de su amiga y observó hacia la mesa de luz. Había una fotografía de ellos dos en la playa. Sonrió. Se acercó hacia la fotografía y la tomó entre sus manos. Fue el día donde ellos cumplían dieciséis años
desde que se conocieron.
- Ya estoy lista –dijo saliendo del baño-. ¿Cuándo es el vuelo hacia Brasil?
- Dentro de dos horas –dijo mirando su reloj de mano-. ¿Dónde dejaste tus cosas?
- No empaqué –soltó una pequeña sonrisa.
- Y pensé que yo era el despistado.
- ¿Me ayudas? –abrió el armario y comenzó a sacar remeras y shorts-. ¿Llevó esta? –le mostró una remera.
- Claro.
- ¿Y esta?
- Sí.
- ¿Y qué tal…?
- _____ -la interrumpió-. Con cualquier ropa que te pongas te ves hermosa.
La castaña se sonrojó y dio media vuelta para que él no se diera cuenta. Su mejor amigo siempre le había hecho comentarios así, pero esta vez la había hecho sonrojar, y eso hizo que la castaña dudara hacia los sentimientos que tenía ante él.
Ed la miraba mientras ella guardaba la ropa en una valija y luego sacaba otra desde el armario y la volvía a llenar.
- ¿No es mucha ropa? –le preguntó viendo como ella sacaba un pequeño bolso desde un cajón.
- Tranquilo –le sonrió-. Este bolso es para el maquillaje, y cosas así –le explicó.
- Pero después yo soy el que tiene que cargar todo eso.
- Yo te voy a ayudar.
- No lo vas a hacer.
- Si lo…
- Tenemos cuarenta y cinco minutos para llegar al aeropuerto.
- ¡¿Qué?! –se exaltó-. Pero todavía…
Ed le arrebató el pequeño bolso de sus manos y entró al baño para guardar las cosas que necesitaba _____ en este. Salió y le dio el pequeño bolso a esta.
- ¿Pusiste todo? –dijo abriendo el cierre.
- ¡Lo miras en el avión! –_____ se asustó ante su grito-. Lo siento… solo…
Se quedó callado, agarró las dos valijas de ella y se dirigió hacia la puerta de entrada. Esta lo siguió y lo ayudó a abrir la puerta de entrada, ya que él no podía porque tenía sus dos manos ocupadas.
