Capítulo 4

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—Entonces, ¿The avengers?

—No.

—¿Por qué no?

—Porque no.

—Si vas a descartar una opción por lo menos ten una buena justificación—Ansel me miró—. Sugerencias, Heaven?

—¿Harry Potter?

—No—sentenció Xanthia, aún estudiando las estrellas adheridas a mi techo desde la infancia.

—Tú cállate.

La pelinegra elevó el torso para observarnos y volver a dejarse caer sobre el colchón.

—De acuerdo, ignoren mi opinión—suspiro teatral y una mano apoyada sobre la frente—. ¿Pero qué clase de amigos me he conseguido?

—Los mejores, ahora muévete.

Empujé sus piernas, abriéndome un pequeño espacio. Ansel imitó la acción pero en el lado contrario, de manera que Xanthia se quejó nuevamente porque no éramos capaces ni de cederle un espacio decente para existir.

—Veamos nuestra película favorita—dijo la pelinegra, al cabo de un rato.

—Por fin aportas algo más que amargura a la conversación.
Xanthia se incorporó.

—¿Disculpa?

—Lo que escuchaste.

Mi mejor amiga entreabrió los labios, pero entonces la puerta de mi habitación se abrió, desviando su atención. Los tres nos volteamos para ver cómo mi hermano terminaba de ponerse una camiseta.

—¿Están ocupados?

—Veremos una película—apunté a la pantalla—. ¿Te unes?

—No, tengo una cita más tarde—Collin reposó su cuerpo contra el marco de la puerta, clavando la mirada sobre Xanthia—. ¿Podemos
hablar un momento?

Súbitamente se hizo el silencio. En contra de mi voluntad, todos mis músculos parecieron crisparse. Ansel frunció el ceño, porque hasta donde él sabe mi hermano y la pelinegra no tienen nada que conversar a solas. Su único punto en común soy yo.

—No.

—Tu respuesta, en realidad, no es tan opcional.

—No puedes forzarme, ¿o sí?

Contuve el aliento. Xanthia a la defensiva no es buena señal.

—No debería—corrigió Collin, con un semblante despreocupado que me espantó. Tenía que haberle dicho con mayor ímpetu que su responsabilidad me abarca a mí, no a ella—. Pero, de poder, puedo.

—Ok, no entiendo qué está pasando, pero si Xanthia no quiere hablar contigo entonces tendrás que respetar su decisión.

Mi hermano lo miró, como buscando algo en su expresión. Supuse que lo encontró, porque el rostro se le llenó de auténtica decepción.

—Tú no lo sabes, ¿cierto?

Ansel dudó, Xanthia esquivó sus ojos y yo me preparé mentalmente para intervenir. No necesitamos otra escena, sinceramente no sé qué necesitamos, pero Ansel perderá los estribos si se entera de lo ocurrido y de que pudo haber ayudado o evitado que fuese tan dramático.

—¿Saber qué?

—¿Desde cuándo le ocultan cosas? Ahora comprendo por qué él no…

—Salgamos.

Mi amiga se levantó de golpe, interrumpiéndolo. Collin sacudió la cabeza sin terminar de lucir satisfecho, dio media vuelta y se retiró, seguido por Xanthia. Cuando la puerta se cerró a sus espaldas sentí que me desinflaba. No obstante, Collin había avivado la curiosidad de Ansel, la cual es casi tan insaciable como la mía.

In my way to HeavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora