48 horas después

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2 luces se encuentran en un frío páramo donde no existía nada más que oscuridad y silencio. Una de las luces, la más rezagada, intentaba alcanzar a la que tenía delante. La luz más avanzada comenzó a brillar más intensamente. La distancia entre las dos luces era cada vez mayor, hasta que la luz perseguida se consumió en el horizonte. La luz dejada atrás, perdió toda su intensidad y comenzó a proyectar oscuridad. En el páramo volvió a reinar la ausencia de luz. Silencio y oscuridad.

El sonido de una larga inhalación gutural rompió el silencio.

Wrath despertó dolorido, y con regusto amargo en la boca. Abrió los ojos y una luz lo deslumbró, fue a cubrirse los ojos con la mano derecha para protegerse de la luz. *CLIN*, un sonido metálico sonó, tenía la muñeca esposada a la cama. Wrath observó su brazo unido a la cama.

-Mierda- dijo en un gruñido.

Poso su mano libre en la herida del estómago donde le ensartaron un cuchillo hace 48 horas, persistía el dolor y un cosquilleo dulce en la zona. Comenzó a estudiar su alrededor, sus ojos orbitaban de un lugar para otro, intentando recoger la máxima información lo más pronto posible. Se encontraba en una habitación blanca, sin ventanas. A su lado se encontraba un gotero que estaba unido a su brazo y más maquinaria. El único acceso y salida de la habitación era una puerta a la derecha de su cama con una pequeña ventana circular. Le fue fácil unir las piezas.

El sonido metálico de un cerrojo sonó. Wrath , alarmado, se incorporó en la cama. Un hombre y una mujer en bata de médico y mascarilla entraron. El hombre se quedó junto a la puerta con los brazos cruzados, mientras que, la mujer se acercó con un cuaderno entre los brazos y se quitó la mascarilla. Era una mujer con gafas cerca de sus 60 y pelo canoso recogido en una coleta.

-Bienvenido de nuevo al mundo de los vivos.

La mujer comenzó a comprobar el estado del gotero y el resto del equipo al que Wrath estaba conectado, y a apuntar datos en la libreta que portaba.

Wrath cada vez que tomaba aire notaba una punzada en la herida del estómago. Se incorporó en la cama, y se retiró el pelo de la cara con la mano libre.

-¿De qué cojones va todo esto? Sacudió la mano esposada

La mujer levantó la mirada de la libreta, observándolo por encima de las gafas.

-Hace 2 días llegó a este hospital en estado crítico, y cayó en coma debido a la pérdida de sangre y gravedad de la herida. Hace un par de horas, 2 agentes vinieron, lo vincularon a un tiroteo y lo esposaron a la cama. Nuestro trabajo es garantizar su pronta recuperación para que sea llevado ante la justicia. Sonrió a Wrath y continuó anotando datos.

-Volveremos a comprobar su estado en un par de horas, buenas tardes. La mujer volvió a sonreír antes de voltearse. Wrath comenzó a cogerle asco a esa puta sonrisa.

Ambas personas abandonaron la habitación, volvió el silencio. Wrath intentaba controlar su acelerada respiración, cada vez que inhalaba aire era como volver a ser apuñalado. Sus ojos seguían orbitando, estudiando su alrededor. Agarró agresivamente las vendas que cubrían su herida y se tumbó.

-¿Por qué no me llevaste contigo? Pensó frustrado.

Con la vista fijada al techo descorchado blanco, una lágrima le recorrió la cara y durmió para volver a estar junto a ella.

1 mes más tarde, tras una dolorosa recuperación, fue juzgado y sentenciado a 35 años de prisión.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2020 ⏰

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M.R. WrathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora