Primavera

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26 de marzo del año 1992, habían pasado 6 años desde que echaron a Wrath del cuerpo de policía.
La brisa ya no portaba aquel frío que eriza los pelos de las extremidades ni cargaba con tanta fuerza como hacía un mes atrás. Las hojas de los árboles estaban coloreadas en un verde apagado. Había un olor a humedad en el ambiente que sólo apuntaba a una cosa: pronto se pondría a llover.

Había pasado 1 mes desde "el incidente" en su trabajo actual, por el cual su jefe le impuso acudir a terapia para el control de la ira. Wrath salió del edificio después de la sesión sujetando el cuaderno que le fue entregado durante está sesión, miró al cielo gris cargado de nubes, maldijo y escupió al suelo. Se guardó el cuaderno en el bosillo trasero del pantalón, siguió andando y se sentó en los escalones que conectaban el edificio con la calle.

Absorto en sus pensamientos, y mirando con desprecio al horizonte, sacó su paquete de cigarrilos Blueapple del bolsillo de la camisa, agarró uno cuidadosamente y siguió su riguroso ritual. Se golpeó la mano con el extremo del pitillo, a continuación mordió la boquilla, arrancandola para escupirla al suelo. finalmente, se colocó el cigarro en la boca y se lo encendió con su encendedor.

Sentado en aquellos escalones mientras exhalaba humo, Wrath se sacó el cuaderno del bolsillo trasero del pantalón y observó la portada de la libreta. Era un smiley de color amarillo con un bocadillo encima que decía "Piensa en positivo y ocurrirán cosas positivas". Contemplando aquella rídicula portada, Wrath recordaba lo que la psicóloga le encomendó a hacer con aquella libreta.

-Anota como te sientes cada día en esta libreta, considéralo como un diario; es importante que seas honesto y describas si has tenido otro episodio... como "el incidente" que tuviste en el trabajo el mes pasado; de manera me será más fácil identificar la raíz de tu problema con la ira.

Wrath gruñó; se levantó de los escalones, tomó la última cala de su pitillo y lo lanzó usando dos de sus dedos a la acera; una vez levantado, sonrió mientras pensaba;

-¿Y si el problema no es mio? ¿Doc? ¿Y si soy justo lo que quieren de mí? En toda historia tiene que haber un monstruo.

Y tal como estaban advirtiendo las nubes, comenzó a llover.



2 de abril de 1992. Wrath estaba apoyado en la cabina de vigilante, había sido otro turno aburrido en el parking del centro comercial. Miró su reloj, eran las 2:36 am, una vez más su relevo llegaba tarde.
Miró al cielo despejado de nubes, con una decena de estrellas devolviéndole la mirada, se sacó un cigarro, se dio unos golpes en la mano y arrancó la boquilla con la boca.
Volvió a colocar su mirada al cielo, cogió el encendedor, se encendió el pitillo y tomó una larga calada mirando aquellas estrellas. El citroën rojo de su compañero apareció. el conductor le saludó mientras sonreía, Wrath le devolvió el saludo. Le habría encantado sacarlo del coche y borrarle la sonrisa a ese cabrón, era la cuarta vez que llegaba tarde este año estando él de guardia. Sin embargo, después del "incidente" quería mantener un perfil bajo en el trabajo. Así que tiró el cigarro y se marchó del parking mientras mascullaba una maldición.

Durante el camino a su apartamento, empezó a oír el ruido del bar de la esquina; empezó a notarse la boca seca, le apetecía beber copas hasta perder la cuenta. Estando en la puerta del bar, sacó la cartera para mirar si podía permitirse al menos una copa, después de ver el interior de la cartera la respuesta era clara; no podía. Miró al interior del pub por si encontraba alguien que le invitase a una copa, no había nunguna cara reconocida, excepto por la del camarero que regentaba el lugar. Así que la idea de tomarse una copa allí la desechó tan rápido como le vino y comenzó a caminar dirección a casa.

M.R. WrathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora