professor / Tom Hiddleston

capítulo 2

Me sonrió de una forma juguetona
- Dime Tom por favor, no estamos en clase en estos momentos
- Está bien, Tom - le digo, sintiendo una electricidad cuando su nombre sale de mis labios - ¿Qué hace por aquí? Es decir, en un ambiente como este- al momento en que esas palabras salen de mi boca, mentalmente me doy una bofetada, porque es obvio que está haciendo aquí y además de que soné muy descortés
- Que sea profesor no significa que no tenga derecho a salir a divertirme de vez en cuando - se ríe
- Lo siento no quise decir eso, es sólo que no parece ser el tipo de persona que le guste las fiestas, se ve un poco serio - suelto una risa nerviosa, quiero que me trague la tierra en este preciso momento, ¿qué clase de comentarios estoy haciendo?
- ¿En serio? Entonces ¿que deberían estar haciendo los tipos de personas como yo? Según tu - dijo en un tono burlesco
Puedo apostar que mi cara era un poema, no sabía que hacer - no debí decir eso, le pido disculpa si lo ofendí espero y pase buena noche - decidí irme de ahí lo más rápido posible antes de que dijera otra barbaridad, ¡Dios, qué vergüenza!
Antes de que pudiera alejarme me cogió de la mano y me atrajo hacia él
- Lo siento si te hice sentir incómoda, mejor dejemos ese inicio de conversación a un lado y empecemos de cero, ¿puedo invitarte a un trago?
- Vale – acepte riéndome un poco
Ya había pasado un rato desde que nos habíamos tomado ese trago, de hecho, íbamos como por el tercero sino estoy mal, siendo honesta la estaba pasando muy bien, el profesor Hiddleston era todo lo contrario a lo que tenía pensado, eso me sorprendió mucho definitivamente las apariencias engañan. Nos encontrábamos bailando y a medida que iba avanzando las canciones más nos acercábamos hasta que de un momento a otro como si durante toda la noche estuviéramos esperando para que esto pasara empezamos a besarnos desenfrenadamente, no tenía idea si lo que estábamos haciendo estaba bien o mal, pero lo que si sabía era que me gustaba y mucho, entre besos me dijo que fuéramos a otro lugar y yo acepté, así que nos dispusimos a buscar la salida, mientras regresaba con su coche sentí mi teléfono vibrar, lo revise y noté que tenía muchos mensajes y llamadas perdidas de Stecy preguntándome donde estaba, rápidamente le respondí con un corto mensaje "me fui del club, luego te explico bien XoXo"
Tom regreso y me subí a su carro, estaba tan excitada que no me importaba que estuviera a punto de tener sexo con mi profesor, debo aceptar que la situación me parecía muy sexy, llegamos muy rápido a lo que parece su apartamento, al cruzar la puerta empezamos a besarnos y deshacernos de nuestras prendas desesperadamente, cuando estábamos completamente desnudos, bajo a darme besos en mi cuello hasta llegar a mis senos dándole unas cuantas lamidas para luego seguir bajando a mi zona íntima y lamer suavemente mi sexo "¿te gusta bebé?" me preguntó con su ronca y sexy voz, solo pude gemir en respuesta, empezó a aumentar la velocidad y yo no podía parar gemir siguió haciendo diferentes movimientos con su lengua hasta hacerme venir, me acerque a él para besarlo y bajar hasta su miembro para darle una mamada, estaba bastante nerviosa ya que pocas veces había hecho esto, primero lamí a lo largo de su miembro, el gimió y procedí a meterlo en mi boca moviéndome de abajo hacia arriba, "sigue bebé, lo estás haciendo muy bien" empecé a chupar más rápido mientras el gemía hasta que hice que se viniera, "ven aquí" me dijo y yo obedecí me llevo hasta su habitación, me tiro en su cama y busco entre los cajones de una de sus mesas de noche un condón, se lo puso y empezó a besarme entrando poco a poco en mi feminidad, me dolió un poco pero me acostumbré rápido, comenzó a moverse lentamente haciendo que ambos gimiéramos, sabia como moverse, poco a poco empezó a ir más rápido, después de un rato hizo que cambiáramos de posición y me puso arriba de el "muévete bebé" y eso hice, me dio una nalgada que me excitó mucho, cuando sentí que estaba a punto de correrme volvió a ponerse encima de mi acelerando sus movimientos hasta que nos venimos casi al mismo tiempo por segunda vez en la noche. Se puso a un lado, los dos teníamos la respiración agitada y sin decir ni una palabra nos miramos sabiendo lo que iba a suceder el resto de la noche.