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Cuando Midoriya abrió los ojos, sintió un dolor punzante dentro de su cabeza mientras jadeaba, encogiéndose en poco sobre si mismo. Su cabeza palpitaba debido a la resaca, sentía el cuerpo dolorido además de que todo le daba vueltas. Se dio vuelta sobre su espalda y sintió como seguía en una superficie suave, lo que hizo que se obligara a abrir los ojos, manteniendo estos apenas abiertos. 

Divisaba sábanas y unas almohadas, al lado un ropero, pero la oscuridad del cuarto junto con su dolor de cabeza hicieron que fuera imposible abrir más los ojos. Cuando se disponía a morir por la resaca, sintió como la puerta del cuarto se abrió suavemente. 

- ¿Despertaste? -escuchó la dulce voz desde la entrada. Midoriya alzó la cabeza confundido y vio como desde ella estaba parado Kirishima, con el cabello lacio y vestido con un pantalón deportivo y una camiseta. Izuku lo analizó unos segundos mientras comenzaba a recordar un par de cosas, gruñendo cuando recordó un propio comportamiento sobre querer volver con él a su departamento y como se le había lanzado encima. Gruñó mientras dejaba caer su cabeza en el colchón, escuchando la risa del pelirrojo. 

- Kacchan me va a matar -gimoteó mientras sentía los pasos hacia él hasta que el colchón se hundió al sentarse Eijirou.

- Un paso a la vez, Deku -murmuró tranquilo, estirando su mano a acariciar su cabello- Siéntate, te daré algo para la resaca -aseguró mientras sacaba de su cajón una tableta de pastillas para el dolor. Con cuidado el pecoso se sentó junto a él, tragando saliva de forma pesada mientras estiraba su mano, levemente temblorosa. 

Con delicadeza depositó dos pastillas en su mano, dejando que el chico las llevara a su boca con cuidado antes de recibir el vaso de agua fría que le entrego. Midoriya tragó de forma rápida mientras aún mantenía sus ojos cerrados y trataba de recordar algo de anoche. 

- ¿No nos acostamos, cierto? -susurró luego de tragar, para así tomar el resto de agua de un tirón. Kirishima tomó con cuidado el vaso de su mano, para así estirar su mano libre a acariciar los aplastados y desarmados rizos de Izuku. 

- Claro que no, te dormiste en el sillón, y la verdad no acostumbro a acostarme con gente dormida y ebria -dijo cómico, viendo como el menor hacía rostro de vergüenza, dejándose caer en el colchón de nuevo- Toma una ducha y ponte algo de mi ropa, estoy lavando la tuya. Tal vez bañarte ayude con la resaca -dijo con una sonrisa dulce. Se paró y fue hacia sus cortinas, abriendo estas de par en par mientras de fondo Midoriya se quejaba- Arriba Deku, te prepararé desayuno -dijo el peliteñido antes de salir de su propio cuarto, cerrando la puerta detrás de él. 

Izuku se quedó unos momentos recostado, tomando aire antes de al fin tomar fuerzas y sentarse, separándose de las sábanas. Parpadeó unos segundos mientras buscaba acostumbrarse a la luz matutina de la fresca y vistosa primavera de Japón. Se sentó en medio de la cama, viendo a su alrededor unos segundos. 

- Es como si nada hubiese cambiado -se susurró a si mismo, asombrándose de ver que las paredes, muebles e incluso ropa seguían del mismo color, solo habían cambiado un par de cosas como una que otra foto. Con cuidado se estiró a tomar la almohada de Kirishima, apretando un poco esta entre sus manos mientras la llevaba hacia su nariz, inhalando hondo la tela. El perfume varonil de Eijirou invadió sus narices y le trago a la mente muchos recuerdos, que le hizo sonreír de forma amplia mientras abrazaba la almohada, contento desde el pecho al saber que era realmente Kirishima. 

Se tomó un par de minutos para recorrer el cuarto, buscando algún indicio de algún conviviente que pudiese estar compartiendo cuarto con él, pero notó que seguía viviendo solo, ocupando todos los cajones con su ropa y papeles que iba archivando. De las gavetas sacó unos boxers y una camiseta de color blanco, lo suficiente como para poder andar en el departamento mientras su ropa secaba. Sin querer tardarse más, se bañó con agua fría de forma rápida, tratando de despertar su mente antes de enfrentarse al hecho de que había pensado en seducir a su antiguo cuidador y que se había quedado dormido en el sillón por estar borracho. 

Salió del cuarto mientras aún secaba su cabello con la toalla, sonriendo de forma inmediata al sentir los olores a comida invadir sus narices, haciendo que su estómago sonara de la necesidad de comer. En cuanto su cuerpo se manifestó, Kirishima se dio vuelta y sonrió al notar al pecoso, quien aparentemente había revivido. 

- ¿Aún te duele la cabeza? -dijo mientras terminaba de picar en la tabla y caminaba hacia él, tomando de entre sus manos la toalla húmeda. Midoriya permaneció callado de los nervios, sentimiento que lo desconcertó de forma extraña tras caer de cuenta que se avergonzó de volver a encontrarlo luego del espectáculo que había montado anoche en el pub. Kirishima colgó la toalla en una de las sillas antes de girarse nuevamente, alzándole una ceja. Izuku se sonrojó un poco antes de negar con su cabeza, llevando una mano a su nuca para rascarla un poco- Veo que ahora eres de pocas palabras -aseguró con una sonrisa traviesa, antes de señalar la puerta de entrada con su cabeza- Toma unas zapatillas de descanso de allí, no quiero que andes descalzo, te podrías enfermar -advirtió, antes de que el peliverde fuese hacia allá de forma obediente. Cuando había calzado algunas y notó que Kirishima comenzó a servir platos, fue hacia la mesa para poder sentarse, mirándolo con una sonrisa dulce. 

- Muchas gracias -murmuró cuando dejó frente a él un plato de sopa picante y a su lado una pequeña porción de huevos revueltos y unas tostadas. Esperó a que el pelirrojo volviera a él con una simple taza de café y una vez se sentó, agradeció rápidamente por la comida rápidamente, pero se frenó a si mismo en el momento en que se dio cuenta de Kirishima lo miraba de forma fija, con la taza estática al frente suyo- ¿Pasa algo? -murmuró, segundos antes de que Eijirou dejara sobre la mesa su taza de café, se levantara y fuese directo hacia él, tomándolo por el mentón para así poder besarlo, atrapando su labio inferior entre los suyos. 

Aunque lo tomó por sorpresa los primeros segundos, lo único que pudo hacer Midoriya fue aceptarlo gustoso, mientras subía sus manos hacia el cuello del mayor, abrazándolo; queriendo no sonreír para no arruinar el beso. 

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2020 ⏰

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