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Felix presentía que no iba a ser su día. 

Quería pensar que sólo era idea suya, y que caerse de la cama apenas se levantó y casi caerse de las escaleras, sólo demostraba lo torpe que podría ser. Pero el sentimiento de que algo iba a pasar ese día no se borraba, y no sabía si era algo bueno o malo. 

Caminó a la cocina mientras bostezaba, abrió la heladera y sacó un jugo de naranja, lo dejó en la mesada y se dispuso a tostarse dos panes para desayunar. Sabía que debía comer algo más, mucho más sabiendo que el doctor le dijo que no podía seguir comiendo como comía, pero a Felix no le importaba, no sabía cocinarse algo mejor y tampoco tenía a alguien que lo hiciera por él, siempre estaba solo. Después de que su madre muriera dos años atrás, su padre apenas y volvía a casa, solo venía a dormir y se volvía a ir temprano a trabajar. Felix sabía que trataba de ocultar su dolor trabajando hasta el cansancio, pero a veces deseaba que su padre estuviera a su lado en esos momentos. Después de perder a su madre, Felix comenzó a sufrir depresión. No comía, dormía todo el tiempo y se rehusaba a salir de su casa, solo quería estar solo, solo quería que lo dejaran en paz, "solo quiero que mami vuelva."  solía decirle a su padre, que lo miraba destrozado. Felix en ese tiempo sabía que si él seguía así, su padre se iba a desmoronar, así que hizo lo posible para ser fuerte para ayudar a su padre y ocultó el dolor para hacerle la vida más fácil al mayor. Se dio cuenta de que su padre estaba agradecido por eso, la muerte de su esposa dejó un vacío emocional que nadie nunca podría llenar y aunque el hombre sabía que su hijo lo necesitaba, jamás pudo ser lo suficientemente fuerte para el joven. 

Felix miró la cocina y frunció el ceño. 

"Demasiado silencio."

El odiaba el silencio, por eso siempre ponía música, recordando que su madre solía ponerla fuerte para poder cantar  juntos y reír. Solía tomarlo de las manos mientras decía "baila con tu madre, mocoso" y daban vueltas en la cocina, con una sonrisa en sus rostros.

Felix sintió que una lágrima rodaba por su mejilla y el hambre que apenas tenía, se había esfumado por completo. Miró hacia la tostada en su mano con asco y la dejó. 

"Supongo que jamás podré terminarme la primera tostada"

Una sonrisa triste nació en su rostro, se levantó de la silla, se aseguró de dejar todo limpio y tomó sus cosas, dirigiéndose a la salida. 

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El bus al cual se había subido en la esquina de su casa, lo dejó en la esquina del colegio. Se colocó la mochila en los hombros y bajó deprisa. 

Sabía que estaba triste, lo notó al darse cuenta que ni siquiera intentó mirar al chico que le gustaba, quien en ese momento estaba sacando cosas de su casillero. Ni siquiera quería mirar a Hyunjin en esos momento, recordar que el muchacho ni le prestaba atención no mejoraba su humor, así que decidió ignorarlo por el momento. Aunque eso no pasó desapercibido por sus amigos, que lo miraban, analizándolo. 

– ¿Pasó algo pecas?–  preguntó suavemente Seungmin, quien lo miraba un poco preocupado. 

– Normalmente lo primero que haces es mirar a ese idiota como si fueras una colegiala enamorada o algo así, aunque creo que lo eres...– Jeongin dijo, aunque susurró lo último, ganándose una mala mirada de Seungmin y Jisung. 

– Recordé a mi madre esta mañana.– dijo Felix en un tono apagado, mientras cerraba su casillero. 

Los tres chicos se miraron entre ellos y después lo miraron con una mueca, todos ellos sabían sobre la madre de Felix, todos ellos hicieron lo posible para animar al rubio esos días, sin mucho esfuerzo, aunque jamás dejaron de tratar. Felix les estaba realmente agradecido, sabía que si no fiera por ellos, jamás podría haber dejado ese vacío que lo mataba tiempo atrás. 

𝖽𝖾𝗌𝗍𝗂𝗇𝗒. -𝗵𝘆𝘂𝗻𝗹𝗶𝘅, 𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora