No sé qué sucede, es muy repentino, agobia, hiere, destruye, miedo, pánico ... ¡Detente!
Sin previo aviso y totalmente consciente de ello he dejado una tenue y débil ventana abierta, por donde constantemente brotan y transitan mis recuerdos, emociones pasadas y temores; no es apropiado y se presenta como una imprudencia cerrarla en su totalidad o es cuestión de tiempo para su implacable metamorfosis en un tormentoso huracán; la medida pertinente de melancolía y de memoria ayuda a la confrontación de nuestros males.
Sin embargo, hay días grises en nosotros, días de frío y tormenta donde imprudentemente el viento de nuestro agobio impacientemente por ser escuchado irrumpe de forma abrumadora nuestro ser. Me inunda un sentimiento poco entrañable pero totalmente conocido, el vacío y la desesperación; ha de ser un sin fin de causas, se presenta inasequible y casi utópico descifrar el fundamento de dicha envestida emocional, envestida agobiante e intratable que termina por doblegarme.
¡Caigo, me desangro, no para esta melancolía! ¡Alguien que me acobije ante esta álgida tormenta!
Surreal y sin sentido percibo tal intromisión intempestiva; a pesar de ello, hoy deseo sucumbir, que mis males recorran mis frías pieles, que heleen mi corazón y se aturda mi razón. Entre más fría es mi tormenta, mi esperanza irrebatible será más cálida. ¡Así que adelante! ¡Primero he de colmarme de frío si quiero sofocarme de regocijo!
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Reflexiones de un individuo más.
Short StoryLos ojos de mi alma, de mi espíritu y mi sentir. Un rebelde pero sensato recorrido por mi corazón. Intrascendente pero quizá interesante forma de incursionar en la desnudez de un alma anónima.