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Tony despertó con una terrible sensación de miedo, tembló de pies a cabeza y se dio cuenta de inmediato de que no estaba en su habitación, ni en su departamento, se sentó en las suaves sabanas de seda blanca en la que estaba acostado.

En la mesa de noche una bandeja de plata llena de comida y frutas que se veían deliciosas; Más Tony sitió sólo nauseas al verlas, al buscar por la habitación no encontró más que muebles blancos y decidió quedarse donde estaba y no moverse.

A los pocos minutos entró el hombre rubio y ojos rojos que lo había secuestrado, su boca de un momentos otro se secó y no supo cuando comenzó a temblar; Este se acercó a pasos lentos, cómo si quisiera torturarlo y sintió su corazón latir con rapidez.

Las manos grandes y ásperas alcanzar su rostro y dio una suave caricia en su mejilla, se estremeció de pies a cabeza.

—No me temas mi Omega—Le dijo en un susurró, su mano siguió acariciando su rostro, hasta que acerco su rostro al de Tony y este lloró en silencio, no podía rebelarse, no veía una salida, estaba seguro de que el rubio lo tendría bien vigilado y al no ser cualquiera, sabía cuanto daño podía hacerle.

—Dejame ir, porfavor—Lloró su rostro se descompuso por unos momentos y Tony temió ser golpeado, más no fue así, el otro sólo negó su cabeza con una sonrisa lastimada, que odio.

—No puedo hacer eso amor, tú eres mio—dijo antes de poseer sus labios, se besaron en una caricia suave, nada ruda y a Tony le dolió ese hecho, se encontró a sí mismo no odiándolo, le gusto incluso, se sintió como la mierda.

Suspiró en los labios ajenos cerrando sus ojos, queriendo creer que era amado y aunque sea quería sentir ese beso.

Las manos toscas tomar su rostro y el besos se profundizo, sumergió aquella lengua en su boca y recorrió su interior, tan cálido, su mente se esfumó, ¿Estaba bien esto?, no, pero nada en su vida estaba bien a este punto.

Nada había sido fácil para Tony, para todo tuvo que luchar y perseverar, fingía ser fuerte y valiente cuando en realidad por las noches lloraba a oscuras en su habitación.

Al parecer su vida amorosa sería igual de tormentosa, gracias señor!, cuando abrio los ojos aquellas iris rojas reflejaron un brillo único y especial. Sintió un tirón en su pecho y lo entendió, ese terrible hombre era su destinado, por eso lo había buscado.

—Porque me dejaste?—Le preguntó en un susurró sin querer, no quería hablar y no sabía si debía creerle, a este punto quizás debía conformarae con las mentiras de Steve.

—Honestamente era lo que menos deseaba en el mundo, pero debía poner algunas "cosas" en orden antes de venir por ti de nuevo—contesto con seriedad, se saco los zapatos antes de recostarse a su lado y olió su cabello con poco disimulo, cosa que hizo avergonzar al omega.

—No me mientas por favor, de seguro solo me violaste por diversión y luego me abandonaste, pero te diste cuenta de que era tú destinado y volviste por mi o más bien para follarme, no es así?—Quería golpearse a sí mismo, no sabía porque no podía mantener la boca cerrada, quizás porque era un idiota.

Se mordió los labios al sentir su cara ser tomada de forma algo brusca y el rubio busco su mirada furiosa.

—No vuelvas a decir eso!—gruñó el alfa, —Eso no es verdad, siempre supe que eras mio y por lo mismo lo mejor que pude hacer fue alejarte del peligro hasta que la situación mejorará —Le dijo sosteniendo su mirada, sus palabras sonaban honestas, pero ¿Que sabía él?.

—Después de aprovecharte de mi, no?—preguntó sarcastico, parándose de la cama, queriendo ya salir de allí, sin embargo el alfa lo abrazo por detrás dejando un beso en su cuello que lo hizo estremecer de pies a cabeza.

—No Tony, yo no te tome, solo me aseguré de dejar mi marca, fue instintivo y lo siento por eso—Se disculpó, no dejo que viera su cara y en vez de eso las manos pálidas acariciaron por sobre la camisa con la que había dormido.

Rozando la punta de los dedos por su pezón jadeo y se inclinó hacía delante, ¿Quería esto? Si, no, no sabía su cabeza daba vuelta y las manos ajenas no ayudaban mucho.

Se tumbaron en la cama, Steve tenía una cara tan inexpresiva, pero sus ojos contaban otra historia brillaban cual zafiro de una forma peculiar y casi inhumana. Recostado y con una persona sobre él, Tony decidió no luchar, deseaba esto, deseaba tanto ser amado y si era enfermizo o irreal poco le importaba.

Rogers saco su camisa por arriba de su cabeza, viendo su pecho, se inclinó para comenzar a besar su cuello, cosa que lo hizo jadear con anhelo. La respiración cálida le estremeció y los dedos delgados y finos se pasearon por su estomago en círculos antes de frotar su abdomen.

Joder, eso era bueno, la boca del alfa se fue a su pezón izquierdo, chupando, lamiendo y mordiendo con ahínco esa zona, antes de pasar al siguiente y repetir el acto, dejándolos rojos e hinchados.

Tony se aferro a las sabanas blancas, intentando no soltar tanto su voz, ya que era algo vergonzoso considerando que no sabía si había gente afuera. Pero no pudo callarse más cuando esas maravillosas manos masajearon por sobre la tela de su pantalón directo a su  pene, maldijo con un gruñido, antes de que Steve bajara por su pecho depositando besos por su abdomen y pasando sus manos por sus caderas.

Sintió su agujero dilatarse y su pene ponerse duro, Steve sonrió entre dientes, antes de deshacerse de sus pantalones y su ropa interior. Al quedar desnudo y expuesto supo que lo había vuelta atrás estaba jodidamente envuelto en esto.

El alfa mordisqueo sus muslos y jugueteo con el líquido de su ano, antes de comenzar a chupar su miembro, se lo metió a la boca primero la mitad y luego todo.

Marcado (stony) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora