Capítulo 5 - Adios amor mio (final)

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Ambos ya se encontraban tendidos en la cama, uno al lado del otro.


—Lincoln... ¿Tienes sueño? —preguntó Maggie, sin despegar la mirada del techo.


—De hecho, sí... Son las 6:00. Tengo como una hora para dormir —respondió el chico, acomodando su cabeza en la almohada. Hubo un pequeño silencio entre ellos, que fue interrumpido por el albino.


—Oye, Maggie... Ya casi sale el sol y las hermanas se despertarán... ¿Tú qué harás? —preguntó, sintiéndose bastante nervioso.Maggie abrió los ojos como platos, dándose cuenta de que tenía razón. Pensó en cómo acercarse a Lincoln, pero no en cómo salir sin caerse.


—Pues... me tendré que ir... Ya sabes, no queremos que nadie se dé cuenta, je je —dijo la chica, tratando de no sonar triste, sabiendo que otra noche así sería difícil de repetir.


—Ma... Maggie... ¿puedes abrazarme? —exclamó, nervioso.


—Claro, mi pequeño conejito... Lo que sea por ti —respondió ella, acercándose a la espalda de Lincoln. Con delicadeza, lo rodeó con los brazos, dándole un abrazo reconfortante y cálido.Sin embargo, Lincoln no podía evitar que le doliera pensar que ella se iría, aunque solo fuera por esa noche. ¿Tanto cariño había tomado por aquella chica de cabello negro?Sin querer, unas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y pequeños sollozos se hicieron presentes.


—Li... Lincoln... —dijo Maggie, levantándose rápidamente al ver que él efectivamente estaba llorando—. Va... Vamos... No... No llores, por favor —su voz sonaba desesperada.

El albino comenzó a limpiarse las lágrimas, esbozando una pequeña sonrisa —Tra... Tranquila... Ya me he calmado —dijo, secándose completamente. Maggie se recostó, más tranquila, al lado de Lincoln y empezó a acariciar su cabello.

— Ahora duerme, mi pequeño conejito —murmuró, mientras seguía acariciándole suavemente... — Perdón por todos los problemas que te cause, te prometo que enmendare todo lo que hice.

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El despertador comenzó a sonar, alertando a Lincoln.

—¡AHHHH! —gritó Lincoln, y del susto se cayó de la cama—. ¡Auch!

El albino se levantó del suelo, con algo de dolor en la cara por el golpe. Miró su reloj y vio que eran las 7:00 de la mañana. Pero lo que más le sorprendía no era eso; tenía demasiada energía y sentía que podría correr una maratón completa, algo extraño para haber dormido tan poco.

Sin darle demasiada importancia, Lincoln salió de su cuarto y se dirigió al baño, justo antes de escuchar un grito.

—¡RÁPIDO, TODOS! ¡NO TENEMOS MUCHO TIEMPO PARA LLEGAR A LA ESCUELA! —gritó Lori mientras corría por toda la casa, sacando las cosas.

Solo...una...noche (Maggiecoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora