03.

1.2K 140 31
                                    






Lalisa Manoban


Después de una larga temporada de promociones, al fin podemos volver a Corea por algunos días antes de comenzar de nuevo los conciertos de la gira. Cuando llegó a mi nuevo apartamento, uno en el que viviré con mis gatos, entonces puedo respirar. Han sido diss difíciles pero emocionantes, me alegra que podamos crecer tanto como artistas.

Tomó una ducha y me pongo mi pijama para luego encender la TV. Últimamente me he enganchado con algunos dramas Coreanos y Tailandeses, pero por la falta de tiempo verlos se me había vuelto complicado. Tocan la puerta y se que es Rosé pues ya me había avisado que venía.

— Jennie unnie preparó lasagna, te traje un poco. Esta caja estaba en la portería, es para ti, y ya me imagino de quien es — Sube y alza las cejas consecutivamente.

— ¡Yah! — La empujó suavemente y la dejó pasar. Vamos a la cocina y servimos la lasagna y hacemos palomitas de microondas.

— ¿Y no piensas abrir la caja? — Cuestiona Chae cuando nos sentamos en el sofá y seleccionamos un título de Netflix.

— Yo no... — Comienzo a pensar en lo que podría estar dentro, y entonces tomó la caja — Abrámosla.

Chae trae unas tijeras con una expresión pícara y corta el tape que tienen ambas caras de la tapa. Doblamos ambas hacia afuera y entonces veo un pedazo de tela. Lo tomó y me doy cuenta que es una sudadera nueva de color negro con una extraña figura de un conejo rosa adorable en el centro. También hay una nota, la abro y leo rápidamente.

"Martes a las 4 en punto en 97 street.
-Jungkook".

Chae y yo nos miramos por algunos segundos y luego ella comienza a gritar y a saltar como una loca, esta claro que esta mas emocionada que yo.

— Chae. — La llamó pero no me presta atención. — ¡Chae!

— Oh, lo siento. — Me presta atención y se sienta a mi lado.

— Tienes que ayudarme a crear una excusa para poder salir sin que el jefe se de cuenta, Jennie ni manager Oppa deberían enterarse tampoco. — Hago un puchero.

— Algo se nos va a ocurrir, pero debemos hacer que pase antes de que comience la gira. — Indica y vuelve a gritar. — ¡Ah! Lisa tiene novio, Lisa tiene novio. — Comienza a canturrear y la miró mal, pero mis mejillas me traicionan y se encienden en color rojo como un foco de navidad.

— ¡Yah!

(...)

Los días pasaron como si fueran segundos y el martes llegó. Rosie y yo logramos convencer a todos de que estaríamos dando una vuelta por Hongdae, pues el restaurante no queda demasiado lejos. Tengo 4 horas para volver al apartamento y fingir que nada pasó. Otra ventaja es que nos han permitido venir sin escoltas y caminando, lo cual nos da más libertad. He venido toda vestida de negro, con una bucket hat y una mascarilla para que no me reconozcan, pues la prensa coreana está siempre en busca de titulares jugosos que por lo general son contraproducentes para nosotros los idols.

Chae se queda dando vueltas por un centro comercial mientras yo me acerco al mismo restaurante donde Jungkook y yo nos vimos por primera vez hace unos meses y digo mi nombre para que me dejen pasar, pues al parecer la mesa está reservada con el nombre de ambos.

Desde ahí puedo ver a Jungkook con un atuendo muy parecido al mío, de pie esperando a que lo guíen a la mesa. Me preocupaba llegar tarde o demasiado temprano pero al parecer llegamos al mismo tiempo. De momento no nos saludamos, no es si no hasta que nos llevan a la mesa que está en una pequeña y discreta sala, cuando nos damos un tímido abrazo que nos tomó por sorpresa a ambos.

— Te traje estas flores — Dice mientras se quita la mascarilla, el gorro y cuelga su abrigo. — Está vez son margaritas, supongo que te gustan más los girasoles, pero para variar — Se encoge de hombros y me entrega el pequeño pero oloroso ramo.

— Muchas gracias, enserio me gustaron — Digo agachando un poco la cabeza para ocultar el leve rubor en mis mejillas.

Charlamos un poco antes de que el mesero llegue y tome nuestra orden. Jungkook pide un omelet con mariscos, yo por mi parte pido un plato tailandés que encontré de casualidad en el menú.

— Yo... Gracias por invitarme, y también por la sudadera.

— Gracias a ti por venir. Según tengo entendido, YG es bastante estricto con los horarios y las salidas de sus idols. — Dice algo tímido. El aire es algo tenso, pero no lo suficiente como para ser incómodo.

— Tenemos más restricciones pero es entendible. La empresa no tiene una gran reputación y no necesitan más problemas de imagen. — Digo encogiéndome de hombros.

— ¿Y entonces como viniste?.

— Rosé y yo estamos dando una vuelta por Hongdae. — Guiño un ojo y río.

— Y.... ¿No planean dar vueltas por Hongdae más seguido?.

Río un poco y en ese momento la comida llega y la cena fluye con normalidad. Reímos un poco y la tensión del ambiente se va. Cuando terminamos ya ha anochecido así que salimos a dar una vuelta, por supuesto, con nuestros rostros cubiertos. Las luces y el ruido de Hongdae dejan de estar presentes cuando nos sentamos en una banca y entonces dos chicas con sus armybomb's pasan por el frente.

— ¡Han dicho que vieron la camioneta de BTS por aquí! No deben estar muy lejos. — Gritan y analizan los alrededores.

En un acto de reflejo, Jungkook y yo nos abrazamos y escondemos la cabeza en el cuello del otro. De esos momentos donde no sabes si respirar de los nervios.

— Ya se...¿Y si están en el 97 street? — Mencionan el restaurante en donde estuvimos anteriormente. Ambas chicas salen corriendo en dirección al edificio y nos quedamos tranquilos pues sabemos que el personal del restaurante jamás diría que estuvimos allí.

Pero, ¿Por que no me quiero separar de Jungkook?

(...)

𝘗𝘦𝘳𝘧𝘦𝘤𝘵 𝘴𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora