GUZNADIA

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Ella la que tiene el cabello oscuro, largo y rizado, su belleza es grandiosamente única de una cara del color de la arena como él desierto al atardecer.  Una juventud elegante.  Ojos marrones que casi parecen negros, iluminados como estrellas, ensanchándose mientras miran a Guzmán con algo que no puede identificar.

¿Es deseo?

No, algo mas.
El aún no lo sabe solo se queda observándola

Ella parpadea ahora, muy suave,  el barrido de sus pestañas, y sus labios se cierran y se vuelven a abrir y esta vez comienza a mirar sus labios detalladamente. 

Guzmán la comienza a desear más y más.

La suave sonrisa que acababa de iluminar la cara de Guzmán se congela rápidamente antes de caer en la realidad. Cae como barro húmedo arrojado contra una pared ,Cae duro y cae rápido cuando la realidad lo golpea.

"Estas drogada, Nadia".

Esos ojos gentiles siguen el movimiento de sus labios, sus delicadas manos agarrando el borde de la palma de su mano. Esperando.

"Estás drogado".

Ella no parece registrar lo que ha dicho. Guzmán suspira antes de sacudir la cabeza, sumergirse en los labios de Nadia.

El la quiere a ella.

Sumergidos en su apasionado beso , sus ojos automáticamente aterrizan en Guzmán, congelándolo a tiempo.

Hay un momento conmovedor en el que solo se miran uno al otro, sus frentes unidas, tan cerca pero a la misma vez tan lejos, mundos distintos pero hay algo que los une el deseo, la pasión y por último el amor.

Guzmán pudo notar la manera ahora familiar en la que los ojos de Nadia se movían rápidamente, cuidadosa de inspeccionar cada milímetro de su rostro y su cuerpo, ahora observaba sus manos con los nudillos blancos y apretados, los labios fruncidos y carnosos. Sus labios eran de color rojo manchado, un tono más brillante que de costumbre, pero su piel era opaca y blanca contra las luces de aquella discoteca.

Ella esta aterrorizada. Pues se negaba ha aceptar lo que sentía.

Siente el toque de vergüenza en su cuello.

Tal vez esto no fue una buena idea.

Nadia le impide continuar, lo agarra del brazo y lo aleja un poco.

Guzmán tuvo cuidado de evitar sus rizos, apenas resistiéndose a apartarlos de su rostro con una suave caricia de su mano.

Sus labios están bien rosados por ser mordidos y fruncidos por estar conteniéndose.  Sus ojos permanecen cerrados y Guzmán jura, solo por un momento, puede sentir sus latidos con tan solo un leve toque en sus manos.

"¿Qué sigue, escaparnos lejos ?"  Ella pregunta, con un tono incrédulo.

Y el solo puede perderse en la hermosura de su rostro y solo comienza a decir en su mente;

Ella es una obra de arte.

"¿Que puedo hacer si siempre te extraño?", dice con una esquina de su labio retorciéndose.  Guzmán continúa mirando las profundidades de sus ojos oscuros, sus labios en movimiento y sus palabras susurradas no son más que un pequeño destello en comparación con el sonido de la sangre bombeando por sus venas.

"Guzmán ...", suspira y suena más agotado y arrastrante.  "Me enamore. Si me enamore y no pude evitarlo por más que lo intente".

Guzmán, se muerde fuertemente los dientes no sabe cómo reaccionar, pero él sonríe a través de él, Mordiendo el cojín de su labio mientras baja la mirada, un poco nervioso.  Su cuello aún arde, sus manos arden, sus orejas arden.  Las puntas de sus pómulos se sienten lamidas con brasas, está impresionado.

Su aliento se siente demasiado fuerte mientras avanza lentamente, cuidadoso en su paso, observándola.

Ella está parada todavía esperándolo.  Sonriendo ... por él.

El la quiere a ella.

"No te merezco".

Ella lo mira fijamente

"Ahora si."

Ella también lo quiere a él.

Pero él le rodea la cintura con los brazos y la mantiene quieta. La frustración de no poder decirle adecuadamente lo que siente lo hace mirarla vacilante pero todavía asiente.  Luego le indica que cierre los ojos y se calle.  Y luego, de repente, siente las manos de ella a ambos lados de su rostro, empujándolo hacia ella y, por un momento, piensa que ella lo besará, y ella lo hace, pero en la frente.

Y honestamente, es lo mejor que ha sentido.  Nunca se había sentido tan seguro en toda su vida, sentía una cantidad de cerraduras o guardaespaldas no podrían vencer la seguridad que sintió al sentir sus labios en su frente.

Después de lo que parece una eternidad, abre los ojos.  Sus manos se deslizan hacia la unión de los dedos que descansan sobre sus mejillas.

Mientras la mira, piensa que sí, aquí es donde debe estar por el resto de su vida, en el calor de sus manos y su pura sonrisa. Eres mi lugar seguro Nadia.

NOTA:
Un pequeño regalo 🎁 por mi ausencia gracias a todos por el apoyo

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