Capítulo III

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Capítulo III

Se había encerrado en la biblioteca maldiciéndose por haber hecho algo así. Se suponía que él estaba cuidando de Mew y en cambio lo había hecho llorar, en un impulso se había atrevido a besarlo y lo había asustado tanto que el mayor lloraba y en su rostro se veía reflejada la angustia.

Enterró sus dedos en su cabello y lo estiró fuertemente en desesperación, se encontraba sentado en el suelo con su espalda recargada en el escritorio, sentía que el mundo se le venía encima, él había sido fuerte en muchas cosas pero hacerle daño a Mew lo había derrumbado, era lo que menos quería.

- Perdóname... perdóname... perdóname... - repetía una y otra vez en la soledad de aquella habitación –

No sabía qué hacer, cómo vería a Mew después de lo que acaba de suceder, seguramente el mayor menos se le querría acercar, menos querría estar con él. Imaginó que se sentiría traicionado, él siempre le dijo que no lo presionaría y que nunca le haría daño pero con ese beso... de pronto escuchó que la puerta se abría.

Mew entró en la biblioteca después de haber buscado a Gulf por toda la casa. Ya no lloraba pero se le veía triste. El menor tembló ante su presencia al observarlo de pie justo a su lado. Y sin esperarlo, el mayor se sentó a su lado y lo arropó en sus brazos. ¡Mew lo estaba abrazando! Su P' había iniciado el contacto como protegiéndolo de cualquier mal, su abrazo era fuerte y le transmitía calma, aquella que no tenía desde que se enteró que Mew había sido secuestrado. Al estar en los brazos del mayor se sentía tan sensible y vulnerable que simplemente se desplomó y empezó a llorar, era un llanto desgarrador, con sus lágrimas soltaba también todos los sentimientos y emociones que había tenido que tragarse para mostrar una actitud fuerte y decidida.

Todo lo que no había llorado desde la desaparición de su amigo hasta las largas y desgastantes noches que velaba su sueño para cuidarlo de las pesadillas, salían de su alma desahogándose como si se le fuera la vida en ello. Se aferraba a la camisa de Mew con fuerza, el sufrimiento que había tenido que esconder y que se había acumulado en su ser se veía reflejado en la intensidad del llanto y en el grado de angustia que estaba experimentado en esos momentos.

Sintió como las grandes y cálidas manos de Mew acariciaban su cabello con ternura y suavidad, aquella caricia aunque dulce y deseaba le ocasionaba más lágrimas, no podía detenerse y tampoco quería hacerlo, lo necesitaba, necesitaba sacar todo.

- Mew... Oh Mew... - decía entre sollozos... - lo siento tanto cariño... lo siento tanto... no debía hacerlo... no debí hacerlo... pero... te extraño tanto... te necesito tanto mi amor... - Gulf tenía escondido su rostro en el pecho del mayor sin soltar su camisa, apretaba tan fuerte que sus nudillos ya eran blancos – te amo tanto Mew... yo daría cualquier cosa con tal de cambiar lo que has vivido – las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas y su voz se escuchaba ronca – eres la persona más importante para mí y yo debía cuidarte, yo debía protegerte no debía hacerte llorar y... - no pudo terminar porque Mew levantó su barbilla hasta que ambos pares de ojos se conectaron.

En ambos la tristeza se veía reflejada, estaban sufriendo el uno por el otro, pero estaban juntos y se necesitaban, eso era lo único que sabían, se miraron durante varios minutos sin decir absolutamente nada pero entre ellos no eran necesarias las palabras, sus corazones estaban conectados desde el primer instante que se vieron y así iba a ser por siempre, sin importar nada ellos sabían que se pertenecían incluso antes de estar conscientes de ello.

-  Mew... -

- Shhh – el mayor colocó su dedo en la boca del menor – no... no te imaginas la clase de aberraciones que hicieron conmigo – dijo con voz quebrada. Gulf solo pudo abrir los ojos sorprendido, quiso decirle que si no quería no tenía por qué hablar de esa terrible experiencia, pero sabía que lo necesitaba y aunque no se sentía del todo preparado para escuchar lo que Mew tenía que contarle lo escucharía hasta el final – me... me usaron como un objeto... como un objeto sexual a su completo antojo... - ahora era el mayor el que lloraba – perdí la cuenta de la cantidad de hombres que me usaron... tampoco puedo ni quiero recordar todo lo que introdujeron en mi cuerpo – bajó la mirada – me golpearon con todo lo que estaba a su alcance, me drogaron con un sinfín de sustancias que me sorprende seguir con vida... -

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora