星 Sɪᴇᴍᴘʀᴇ ᴇsᴛᴀʀᴇ ᴄᴏɴᴛɪɢᴏ. 星 K.C + ✞︎

☁︎𑁍☁︎

Un mes después; 24 de Julio

Faltaba solo unos días para principio de Agosto, su cumpleaños.

La chica estaba en la habitación de su casa actual junto con su padre que había llegado de trabajar hace unos minutos. Luego de pasar un gran y hermoso fin de semana, casi un mes en el hogar su abuela que ahora estaba su madre con ella cuidandola y haciendole compañía.

Chae estaba haciendo un pequeño 'proyecto' no para su reciente universidad, mucho menos una tarea para un profesor si no para algo que iba a darle a su abuela para su propio cumpleaños como otras muestras de amor que le ha dado su abuela a ella desde el día en que nació.
Se trataba de una pequeña maqueta con hojas de pasto sintético, unas flores artificiales de diferentes colores como a su abuela le gustaba y por último, en forma de esfera; un cielo nocturno con bastantes estrellas hechas a pincel, con bastante volumen de colores azules claros y oscuros.

Desde que tiene memoria, ella solía ir al campo con su abuela y el resto de su familia de noche para poder sentarse sobre el pasto con bastantes flores, más pequeñas que medianas y poder observar el millón de estrellas que estaban alumbrando en aquel incanzable cielo.

Era un 27 de Julio, lo recordaba perfectamente, no habría algo que se le olvidara si tenía que ver con alguien de su familia.

La chica sintió como alguien a sus espaldas ingresaba a la habitación por lo que alzó la vista de su regalo y lo cubrió con su pecho y brazos sin intensión de aplastarlo u apretarlo, solo quería que no lo viera su abuela.

— Hija, ¿Qué es lo que te ocurre? — preguntó una voz masculina hacia Chae. Era el padre que era el único en casa junto con ella. Ella por un momento se sobresaltó y giró su cabeza con sorpresa hacia el adulto.

— Ah, lo lamento — dijo un poco avergonzada Chaewon y se alejó de su trabajo para poder ir a abrazarlo por lo que el adulto correspondió su abrazo, cargando sin fuerza su cabeza sobre la de su hija. — mira, lo estoy terminado. Sé que conoces este lugar, quiero dárselo a mi abuela en mi cumpleaños — alegró, y movió un poco su cabeza para ver el rostro de su padre que la miraba con una sonrisa.

— Es bastante hermoso, te está yendo bastante bien. De seguro le gustará y más porque viene de tí — le sonrió el padre y con sus manos apretó levemente las mejillas de su hija que reaccionó con una sonrisa e intentó soltarse. — serviré helado, supongo que quieres — dijo molestando a su hija y ella hizo un puchero como 'respuesta'.

— Claro que quiero, no te comas todo tú solo como la otra vez, no nos dejaste nada — rió la chica y más al sentir unos dedos clavándose en sus costillas haciendo que se alejara de su padre.

— Tenía hambre y ustedes no tomaban en cuenta los ruidos que estaba metiendo en la cocina, ¿O sí? — rió el padre de forma contagiosa.

La chica solo negó con la cabeza de forma divertida y se cruzó de brazos sin quitar la vista de su padre de cabello negro, mejillón e incluso con esos lentes que siempre ocupaba y que le combinaban más con su uniforme de trabajo que con la ropa que traía siempre puesta en su casa.

Vió como el padre se le acercaba para hacerle cosquillas nuevamente y ella sostuvo su peluche dispuesta solo pegarle de broma y el padre bien dramático se alejó de sorpresa hasta salir de la habitación, siendo seguido por la mirada de su hija hasta que no lo pudo ver con la vista y de paso, aprovechó de cerrar la puerta de su habitación para que pudiese terminar lo suyo con más tranquilidad.

Volvió con su maqueta y la siguió adornando y arreglando unas formas de ella para que se pudiera ver mejor que antes. Al cabo de unos poquitos minutos, se alejó lo suficiente de su escritorio donde estaba ubicado su creación y poder admirarla. Había quedado tal cual había imaginado el día de ayer.

Su vista se desplazó a una parte de su escritorio y pudo captar una pequeña cartulina adornada en formas circulares, un color rosado suave casi como sus mejillas. Ella se acercó nuevamente a su escritorio y tomó entre sus dedos aquél objeto y lo acercó un poco a su rostro y comenzó a pesar que podría hacer ella con él. Hasta que se le ocurrió hacer una pequeña carta para su abuela, que podría venir junto con aquella maqueta que había terminado hace poco.

Tomó un pequeño marcador de color un poco más oscuro que la cartulina para que así pueda verse claramente lo que escribiría. Luego de probar  sobre uno de sus dedos si realmente marcaba por el posible tinte, tomó con sus dedos de su mano sobrante para sujetar el papel y así escribir lo que sentía por su abuela.
Cuánto la amaba, lo mucho que le agradecía por haberla cuidado estos 20 años, por haber formado está gran familia la cuál quería con toda su alma y un montón de cosas más.

Al cabo de unos segundos terminó y cerró el marcador bien y con cuidado por la punta y lo guardó para luego poner la carta al lado de la maqueta. Combinaban bastante, una de las mejores vistas de Chaewon y que de seguro, también lo vería de la misma forma su hermosa abuelita.
Con las manos sobre su pecho, sintió un poco de calor por las horas que estuvo haciendo esto y lentamente recordó algo… el helado.

Sus ojos se abrieron un poco y salió de su habitación y apurar su paso para bajar las escaleras e ir a la cocina y allí pudo encontrar a su padre con el pote de helado sobre sus manos que de sorpresa él se dió cuenta de la presencia de su hija.

— Padre, por favor — dijo entre risas Chae y comenzó a perseguir a su padre que empezó a correr por toda la cocina con intensión de que no le robaran su helado.

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ℭ𝔥𝔞𝔢𝔴𝔬𝔫 𝔶 𝔰𝔲 𝔥𝔞𝔪𝔟𝔯𝔦𝔢𝔫𝔱𝔬 𝔭𝔞𝔡𝔯𝔢.
ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔡𝔬𝔰: 𝔱𝔢𝔯𝔪𝔦𝔪𝔞𝔡𝔬.
𝔈𝔰𝔭𝔢𝔯𝔬 𝔩𝔢𝔰 𝔥𝔞𝔶𝔞 𝔤𝔲𝔰𝔱𝔞𝔡𝔬.
𝔅𝔦𝔫𝔫𝔦𝔢𝔗𝔬𝔣𝔲 𝔓𝔯𝔢𝔰𝔢𝔫𝔱.

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Hecho: 24/06/2020