LA CABAÑA

Segunda parte

Los hombres vivían por la iglesia, trabajaban, y pues... No más que solo eso. Se podía decir que ellos mandaban, eran una especie de dios. Cometían actos horribles con la típica excusa de que ellos estaban a cargo: violaciones, abusos físicos, incesto, contra su esposa, hijas, hermanas, o cualquier otra mujer que quisieran. 

Sí. Así era la pequeña población de Rosehead. 

Pero esta historia se trata de una chica, la cual sufría abusos constantes por su padre, hermanos, y tíos. Esta desde niña se había metido en la cabeza que dios no existía, era muy inteligente y no podía creer en su existencia solo porque un libro decía que era verdad. Mary asistía todos los días excepto los domingos, a un pequeño y exclusivo lugar donde las niñas recibían algo de educación, mayormente religiosa. 

Mary tenía catorce años y se graduaría en unos meses en su cumpleaños número quince. Su padre, que por cierto era uno de los líderes de la iglesia. Ya le había encontrado un esposo "perfecto". Era un hombre de treinta años, el cual esperaba ansiosamente el cumpleaños de su futura esposa. Era uno de los más fieles colaboradores de la iglesia. John estaba impaciente. No podía esperar a probar la tierna carne de esa niña. 

Un día, Mary estando en el único lugar donde podía ser medianamente libre. Escuchó la leyenda de la cabaña. Una de sus compañeras la compartió secretamente como si de un delito se tratara. Le dijo todo lo que sabía, las tres leyendas, dos de ellas prácticamente imposibles de comprobar.

 Pero la última...

 Mary no creía en nada de lo que la biblia relataba, estaba vacía, no tenía esperanzas de un buen futuro, solo soportaba cada día. Su sensibilidad a las cosas que le pasaban se fue apagando. Sus creencias y expectativas no existían, para ella la única verdad era que la llegada de la dulce liberación de la muerte era lo que podía único sacarla de ahí. Pero ella era lo suficientemente cobarde como para acabar con su propia vida. 

Ella no creía para nada en esa patética leyenda. ¿Un demonio con ojos huecos que lleva tu alma al infierno? Que estúpida debió haber sido la persona que inventó eso. Para colmo, bien malo, le falta creatividad. El de la bruja daba más miedo... Eso era lo que pasaba por su mente. 

Mary les dijo a sus compañeras que era mentira todo eso. Les confesó que no creía en esas patrañas y que todo le parecía una gran farsa. Ellas al escuchar eso se horrorizaron. Pero no dijeron nada o el enorme castigo de Mary no tendría comparación.

Mary estaba cansada de su vida, tenía curiosidad por ese lugar —aunque no lo admitiera—. Mucha a decir verdad. Sería la única persona que iría allí solo para comprobar lo que ella ya sabía: Todo es una mentira.