Tercera parte

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Al llegar la noche, a eso de las dos de la madrugada, la chica salió, se escabulló de su cuarto tan silenciosamente cómo fue posible. Se puso sus botas, un chaleco, agarró una lámpara, y tomó un cuchillo de la cocina por si necesitaba defenderse. 

Salió de su casa recorriendo el pueblo en dirección al tenebroso bosque. 

Dentro, podía escuchar el zumbido de los fastidiosos mosquitos, el ulular de algunos búhos, el aleteo y casi inaudible chillido de los murciélagos. El sonido del viento chocando bruscamente contra los arboles era el más aterrador para ella. Luego de percatarse de lo sola que se encontraba sintió algo de arrepentimiento. Quizá no era buena idea. Menos a esa hora, pero era el único momento donde podría salir sin ser vista. 

Su curiosidad ganó la batalla y siguió dando pasos inseguros hacia lo más profundo del bosque. Pasaban los minutos que parecían eternos, alumbrada solo por la tenue luz de su lámpara ya que los arboles tapaban la escasa luz de la luna. Todo a su alrededor era de un negro intenso, menos el frente, donde tenía apuntada la lámpara. 

Siguió caminando, había pasado como una hora cuando se dio cuenta de algo muy particular. En un árbol estaba tallada bruscamente una flecha, era muy gruesa y grande, podía ser visible desde muy lejos. La flecha indicaba la izquierda. Mary sin dudarlo giró y caminó por el lugar indicado. 

De pronto sintió el fuerte sonido de un cuervo. Este estaba justo arriba de ella posado en una rama, Mary lo apuntó con la linterna después del susto que se llevó. Y quedó aún más asustada.

¡Era muy grande!

Ella nunca había visto un pájaro así. Ni mucho menos escuchado un sonido tan extraño y aterrador como ese. 

Detallándolo mejor pudo ver que justo en la rama donde él estaba, había otra flecha. Esta apuntaba a la izquierda de nuevo. 

Mucha coincidencia que ese pájaro horrible este justo ahí. —Pensó ella. 

Siguió el camino. Pronto se encontró con un lugar despejado, con un césped que parecía tener mantenimiento constante debido a lo bien que se veía. Ella apuntó con la luz lentamente de abajo a arriba. Justo al frente la encontró. 

La cabaña. 

La famosa cabaña... 

Sus pies se movieron prácticamente independientes de su cuerpo hacía ese lugar. 

Tenía una apariencia perturbadora. Hecha con una madera muy desgastada por el paso de los años, la puerta estaba casi desprendida. Justo arriba de la casa se encontraba el mismo cuervo.

Entró, con el corazón en la garganta por la vigilia de ese oscuro animal.

Dentro sintió un olor putrefacto que impregnó sus fosas nasales. El ambiente era pesado.

Adentro no había nada. Solo un espejo muy grande en una de las paredes, ella fue a examinarlo. Vio su reflejo. Tantos años de abusos y mentiras la habían convertido en alguien que era casi incapaz de sentir. Tenía algo de miedo pero estaba segura de que no encontraría nada.

LA CABAÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora