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-Dejo en este capítulo una foto de cómo yo me imagino a Zoey. Espero que os guste este cápitulo y que os animéis a leer la continuación de la historia- xxx

Sonó el despertador. 'What makes you beautiful'. Por primera vez había sido capaz de no odiar mi tono de alarma. De alguna manera me hacía levantarme de buen humor, con ganas de comerme el mundo aunque finalmente lo único que me comía habitualmente, era el bordillo de la acera de enfrente de mi casa al cruzar con paso acelerado intentando no llegar tarde a clase. 

Ese día apagué rápido la alarma (normalmente me quedaba en cama hasta haber escuchado la canción entera), hoy era el último día de clase. Estuve intentando convencer a mi madre durante toda la tarde anterior para no ir. Era el último día, obviamente no íbamos a hacer nada importante y mis ganas de madrugar para hacer 'nada' iban disminuyendo a medida que las horas pasaban. Me vestí de cualquier manera, la verdad es que no tenía ganas ni tiempo de arreglarme, nunca he sido de esas chicas que se levantan dos horas antes para maquillarse y vestirse nada más que para ir a clase. Bajé con calma, hoy no llegaba tarde, una de las pocas veces que no lo hacía.

A unos metros me esperaba Zoey. Hoy, a diferencia de otros días llevaba solamente unos cinco minutos esperándome. A medida que me acercaba a ella con un andar lento y cansado de recién levantada, empecé a oír su voz con acento británico gritando efusivamente mi nombre. Levanté la mano y  el pulgar en señal de: ' cállate, te he oído, ¿puedes por una vez no llamar la atención?' Captó mi mensaje, nos conocíamos como a las palmas de nuestras manos. 

Zoey llevaba a penas 3 años en España, pero desde el primer momento en el que hablamos me di cuenta de que necesitaba una persona como ella en mi vida. Era totalmente diferente a mi, tanto en físico como en caracter. Es pelirroja y de ojos verdes, mientras que en su tez pálida se dibujaban unas pocas pecas que iban desapareciendo a medida que se alejaban de su nariz. Es extrovertida y gritona, nunca le importó realmente lo que la gente pensase de ella y eso es algo que admiro mucho en ella. Yo, al contrario, tengo el pelo castaño y a pesar de ser española, tengo la piel tan pálida que podría pasar por nórdica. Verdaderamente, soy una chica que no llama la atención, me gusta la tranquilidad y huyo de los problemas no por miedo, si no por pereza de iniciar disputas, quizás eso era lo que hacía mi vida aburrida.

- ¡Paula! ¿ Sabes qué?- me decía Zoey gritando eufórica como siempre.

- ¿Qué ha pasado ahora con Harry Styles? - Le guiñé un ojo, y me reí de ella. Cada vez que la veía traía nuevas noticias o nuevos dramas sobre Harry.

- Tranquila, mi futuro marido está esperándome en L.A . Hoy no es sobre eso. Bueno, sí es sobre eso, pero no sobre eso justo...

-¿Puedes hablar claro por una vez en tu vida? No se como consigues ponerme tan nerviosa en un par de minutos... ¿Qué diablos pasa con 'eso que no es eso pero sí es sobre eso'?

-Pues...(de pronto un niño pequeño que corría torpe hacía la entrada del colegío se metió en medio de nosotras) malditos niños... Tanto móvil y tanta tecnología desde tan pequeños les está afectando al cerebro

Me reí y le pegué un empujón a Zoey para que se moviese. Sin a penas darnos cuenta estábamos ya dentro del colegio y por un momento me olvidé de la increíble noticia que me iba a contar.

A segunda hora de la mañana se dio el casual de que el profesor de matemáticas se encontraba dictando un problema en el que nombró la palabra 'dirección' . En mi cabeza, al momento se encendió una bombilla de esas, como las de los dibujos animados y busqué rápidamente con la mirada a Zoey. Estaba dormida sobre los brazos, típico en ella. Solo necesitaba la manera de despertarla sin llamar la atención del profesor y estaba a tres pupitres de mi , así que no sería nada fácil. 

-Tsss...tsss...Zoey- Le susurraba con la intención de provocar alguna reacción. No se inmutó.

Hice todos los sonidos que un ser humano en mi situación hubiese hecho, hasta que decidí lanzarle papelitos. Era más arriesgado, pero necesitaba saber la noticia.

Lancé un papel que le dió justo en la nuca y la hizo despertar desorientada. Miró hacia mi con una sonrisa, sabía perfectamente lo que que quería saber. Cogió el mismo papel que le había lanzado la cabeza, escribió algo y lo mandó de vuelta sin pensárselo dos veces. Recibí el papel y como si de un tesoro se tratara, lo abrí con delicadeza y mucho cuidado. Lo leo.

                       

                                          1D. ENTRADAS. ESPAÑA. MAÑANA.

No me lo creía. Lo leí incrédula unas diez veces hasta que con el sonido del timbre salí de mi estado de alucinación.

Recogí mis cosas corriendo, sin saber ni lo que estaba metiendo dentro de la mochila esperé a Zoey al final de las escaleras. 

- Pau, vamos a verlos, ¡VAMOS A VERLOS!- nos fundimos en un abrazo y quedamos a las cinco de la mañana para ir a comprar las entradas aún sin ser conscientes todo lo que eso conllevaba.

Llevaba dos semanas sin teléfono móvil, incomunicada y recibir esa noticia fue como entrar en el paraíso. 

Llegué a casa y fui dejando todo tirado por el pasillo, me encerré en mi habitación. Allí estaba el póster de los chicos, y a la derecha, el de Niall. Me tumbé en la cama, cerré los ojos y traté de poner la mente en blanco hasta que logré dormir.

One step closerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora