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~Hoy os adjunto una foto de la pequeña Lis. Espero que os estén gustando estos capítulos, podéis dejar un comentario y pulsar esa bonita estrellita, no seáis cutres xddd. Gracias por leerme. xxx~

Ese día Zoey había dormido conmigo. En teoría era para calmarme los nervios y en realidad lo único que hizo fue ponerme aún más nerviosa de lo que estaba. Después de varias horas hablando sobre todo lo que haríamos en Barcelona y todo lo que nos esperaba en los siguientes días, se durmió. No recuerdo el momento en el que dejó de hablar y se quedó dormida, la verdad es que no le estaba prestando demasiada atención. No paraba de pensar que en unos días vería a mis ídolos. 

Recordaba el primer día que los vi, preguntándome: ¿Quién serán estos chicos tan monos? Por supuesto que creo en el destino, ¿de que otra forma sino, después de tres años iba a estar esperando impaciente para ver a un grupo de chicos que descubrí por casualidad? Tenía que ser el destino.

Poco a poco me fui quedando dormida, pensando en la innumerable cantidad de cosas que podían sucederme en Barcelona. Soñaba con lograr encontrarme con Niall y sacarme una foto o al menos saludarlo de lejos. No esperaba gran cosa, siempre he sido muy realista. Entre miles de fans que estarían en Barcelona tendría que ser demasiada la suerte, así que borré eso de mi mente -tonta- me dije, y finalmente caí en el sueño.

- ¡Vamos!, no se como puedes seguir durmiendo sabiendo que hoy nos vamos a Barcelona a ver a ni más ni menos que a One Direction- Zoey zarandeándome desde la cama.

- Da gusto dormir contigo y que me despiertes de esta forma tan romántica - cogí el cojín y se lo estampé en la cara levantándome lo más ágil que pude y encerrándome en el baño - Te recuerdo que ayer te dormiste primero, contándome tus historietas sobre Harry y vuestra futura boda de ensueños...estás loca - Me reí.

- Harry es el amor de mi vida, él aún no lo sabe pero pronto lo descubrirá, antes de ayer estuve planeando su secuestro en Barcelona

- Zoey, ¿la medicación? ¿Te la dejaste en casa? Maldita chiflada... - La odiaba demasiado cuando hacía esas bromas surrealistas sin sentido, más que nada porque me gustaría que fuese real y, dentro de mi realismo, las bromas de Zoey  resultaban de lo mas incómodas.

Nos vestimos y fuimos al aeropuerto donde nos esperaban Olvi, Selena y Lis. Rebeca nos acompañó junto con mamá a coger el avión. Estuvo todo el camino dando saltitos en el asiento del coche como loca. LLegamos. Ahí estaban las tres y la madre de Lis, que nos acompañaría en el viaje. La madre de Lis no se fiaba de nosotras, creía que perderíamos a su hija en Barcelona y que algún asesino la mataría o algo por el estilo. Siempre nos metíamos con Lis y le hacíamos la burla llamándola 'pequeña Lis' o 'inocente Lis' ella odiaba eso, decía que no era inocente ni pequeña y cogía un berrinche cual niño de 5 años mientras trataba de aparentar ser más mayor imitando el carácter duro de Olvi.

Cogimos el avión con destino a nuestra felicidad. Olvi dormía. Lis, Zoey y yo estábamos pensativas sin hacer nada. Selena no paraba de mover la pierna nerviosa y de vez en cuando soltaba un : 'no puede ser, no puede ser, voy a ver a mis bebés' acompañado de un par de lágrimas que si no fuese porque íbamos rodeados de gente se hubiesen convertido en un par de cientas.

Unos bruscos movimientos indicaban el aterrizaje, habíamos llegado. Solo tenía ganas de llegar a la habitación del hotel oír música y tranquilizarme. Era increíble el estrés que podía causarme un simple viaje.

Elegimos la compañera de habitación y obligamos a Lis a dormir con su madre, la verdad, me dio pena ya que era algo así como marginarla, pero era su madre y a ninguna nos apetecía aguantarla. Colocamos las cosas en las habitaciones. Eran amplias y con unas camas mullidas y grandes. Guardé las cosas en el armario que yo iba a compartir con Olvi y antes de haber terminado ya estaba oyendo los gritos de Zoey por el pasillo riéndose sabe Dios de qué tontería. 

Quería quedarme en el hotel y así fue. Ellas se fueron a visitar la ciudad a sacar foto con la cámara que les había prestado. Me tomé un ibuprofeno, me puse los cascos y dejé pasar la tarde. Habían pasado dos horas y las chicas aún no habían regresado por lo que decidí salir a tomar un poco el aire. Ya estaba oscuro así que no me fui muy lejos del hotel, me senté en un banco cercano con los cascos puestos. Sonaba 'Don't forget where you belong' esa canción conseguía ponerme la piel de gallina hasta el punto de acabar llorando de la emoción. Mientras la oía empecé a ver fotos del Instagram de Niall, como solía hacer a menudo. Estaba encorvada, con la cabeza mirando al suelo, no quería que nadie me viese llorar sola en la calle como si fuese tonta.

No había absolutamente nadie en la calle y yo estaba completamente en mi mundo. La canción se paró. Por algún extraño motivo la canción había dejado de reproducirse así que abrí los ojos e intenté arreglar el teléfono. Justo en el preciso momento que logré poner la canción otra vez en marcha y levanté la cara para colocarme los auriculares vi a alguien que venía de correr, pero venía tan rápido que no tuve tiempo de mirarle a la cara. Se sentó a mi lado. Seguí viendo las fotos y escuchando 'Don't forget where you belong' .

Pasó un buen rato y vi que había oscurecido demasiado, pero noté también que ese chico que había venido de correr seguía ahí observándome. No quería mirarlo por no parecer maleducada así que en lugar de eso me giré disimuladamente y le di un poco más la espalda. Justo en el momento en el que trataba de separarme noté como me quitaba el auricular y señalando hacia la pantalla del teléfono me dijo -' That's me?'- Me giré lentamente y vi que a dos centímetros de mí tenía una cara familiar que me observaba como esperando algún tipo de respuesta. Mis ojos, como platos lo observaban. Era Niall.

Al cabo de un minuto mirándome sin obtener respuesta se echó a reír. Se quitó la gorra y dándome la mano me dijo - ' Sorry. I've been rude. My name is Niall, but I think you already knew it' - Se oyó una carcajada, una de sus interminables carcajadas. Lo miraba perplejo y sin poder evitarlo me entró la risa floja. Me encontraba viviendo la situación más rara de mi vida; riéndome a carcajadas con Niall Horan en un banco de Barcelona. Mientras me reía lo observaba muy de cerca como si en cualquier momento fuese un sueño del que iba a despertar.Se me resbalaron un par de lágrimas que intentaba contener, él, sin más, se acercó, me puso el brazo por encima del hombro mientras se seguía riendo al tiempo que trataba de consolarme. Entonces me di cuenta, me di cuenta de que ese viaje que iba a ser increíble, se había convertido en el principio de algo inolvidable.

One step closerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora