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-Como iba a decir- habló Violeta con un suspiro, como si le interrumpieran-esta noche habrá una fiesta de inauguración del curso en mi casa. Irán mis amigos de otros pueblos de alrededores- dijo con aire de suficiencia.

-No me digas que vas a invitarlos, tía- dijo despectivamente una de sus amigas.

-Sí, pero solo porque tengo ganas de reírme de ellos-respondió ella sonriendo.

-¿Pero tú tienes cerebro?-rió Dani-no vamos a ir.

-Pues no vayáis-soltó despectiva-os arrepentiréis de no ir a la fiesta del año. Encima que los invito. Bah, vámonos.

Se giró y se fue, con sus amigas y su novio detrás. Daniel y yo nos miramos, incrédulos.

-¿Eso acaba de pasar?-dije con la boca entreabierta.

-Creo que sí.

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Eran las 20:10 y faltaban veinte minutos para que viniera Dani a por mí en el skate. Sí, al final íbamos a ir a la fiesta. No sé en qué momento en el autobús lo aclaramos finalmente, supongo que el destino o algo así nos llevó hasta allí aquella noche, aunque ninguno de los dos estaba completamente seguro. ¿De verdad queríamos que nuestra primera fiesta fuera en casa de Violeta?

Me vestí con unos pantalones blancos con líneas negras y una camisa blanca. Me puse unas sandalias y bajé a hacerme un bocadillo de salchichón. Me lo comí mientras mi hermano cenaba. Justo al terminar, sonó el timbre. Me levanté y fui fuera. Cogí el skate, me despedí y abrí la puerta, encontrándome con el chico más guapo del mundo. Se había peinado hacia el lado a su manera y se había puesto unos vaqueros que no estaban rotos, con una camiseta de manga corta y color negro de nirvana y sus cadenas colgadas al cuello. Realmente, este chico tenía estilo.

-¿Qué tal?-me preguntó sobre su aspecto, levantando el labio superior, para recordarme a Elvis.-Que conste que no tengo zapatos más arreglados- sonrió, señalando las nike negras con parches en los rotos.

-¿A qué amiga de Violeta te quieres ligar tú esta noche?- reí de mi propia broma .

-Podría preguntarte lo mismo- dijo, imitando mi ironía-, creo que la última vez que te pusiste esos pantalones fue cuando mi hermana hizo la comunión.

Que conste que era mentira, su hermana había hecho la comunión hacía dos años, y aquel día yo iba asquerosamente arreglada, con un vestido corto que mi madre me había obligado a ponerme, de un color tirando a naranja, que parecía sacado de un disco de Lady Gaga de los 2000'. Creo que aquel día, mi madre pretendía causar buena impresión en la comunión de la hija de su mejor amiga de la infancia. O quizás sólo quería verme pareciendo un pastel de naranja. Supongo que nunca lo sabré.

-En realidad, me he arreglado porque tengo un presentimiento- le respondí, subiéndome al skate.

-¿Un presentimiento?- asentí.- ¿Tú no decías que esas cosas eran falsas?

-Estamos en época de cambios, Daniel- le guiñé un ojo-. La adolescencia. 

-¿Quién eres tú y dónde has metido a mi amiga?- preguntó y reímos.

Subimos a nuestros skates. Estaba tan acostumbrada a los percances en skate, que las sandalias no me molestaban montando. Tras unos minutos, llegamos a la casa de Violeta. La música se escuchaba desde fuera y cuatro chicos y chicas charlaban animadamente en la puerta. Entramos tras dejar nuestros skates sobre el césped de la entrada.

-Pedazo de casa-me dijo Dani al oído.

Mientras entrábamos, la música iba subiendo en nuestros oídos poco a poco. Sin saber muy bien qué hacer, buscamos unas bebidas.

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2022 ⏰

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