Unique.

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Estaba mal, horriblemente mal.

“No entres a la habitación tres”

Eso había dicho su maestro hace tres años atrás, aquélla noche fría de otoño en que lo aceptó como su estudiante de artes mágicas. Tres años de aquello y ahí se encuentra el, Park curiosidad JiMin, con la mano en la manija de la puerta de esa misma habitación en la que se le prohibió entrar.

¿Por qué hasta ahora? Bueno, porque su maestro se fue a un llamado secreto para resolver algunas malformaciones mágicas en el lado norte del país. Además, puede que sea curioso como ninguno otro, pero también es prudente. Tres años atrás, ni una sola vez se había presentado tan magnífica oportunidad.

Con su oreja pegada a la madera gruesa y bien conservada de la puerta, JiMin puede escuchar el sonido sumamente bajo del suelo de madera crujiente, no sabe quién o que provoca aquél sonido, pero bueno no puede ser si su maestro le mantiene el tal encierro.

¡Gyaaah!

Girándose de pronto sobre sus pies y elevando sus manos a modo de rendición, JiMin casi sufre un infarto ante tan abominable sonido de la lechuza del maestro.

—Aiñ... —se queja con una mano que se posa sobre su pecho—, ¿qué rayos haces aquí, ave del demonio?

La lechuza le mira girando su cabeza a un costado, mostrando tal inocencia que, JiMin le habría creído de no ser porque conoce a aquélla tramposa ave.

—No vas a engañarme —le avisa cruzándose de brazos Park—, él maestro no regresará hasta dentro de una semana, incluso para él una fluctuación no es cosa sencilla.

Como si la lechuza hubiese entendido, emprende el vuelo al árbol seco que hay junto a la ventana de la chimenea.

—Si, amiga —le dice JiMin desde la ventana por la que ha salido volando—, será mejor que te vayas, pequeña y sucia mentirosa.

Asegurándose de cerrar la ventana, JiMin regresa a su posición inicial, pegando su oreja a la puerta y sorprendiéndose ante el arrastre sobre la madera. ¿Qué era aquello que el maestro escondía? No tenía la menor duda, pero se aseguraría de descubrirlo aquél día.

Con su mano derecha sobre la manija y la izquierda sobre la madera, JiMin se prepara mentalmente para lo que pueda encontrar, imaginando de pronto alguna lista de raros fetiches o carne de cordero que probablemente el egoísta viejo no quiera compartir. Mueve su mano con cuidado, la manija cede pero la cerradura interior claramente no.

—¡Ah, estúpido! —se queja golpeando el suelo con su pie—, ¿como pude siquiera considerar que el anciano no colocaría un hechizo sobre la puta puerta? ¡Mal JiMin, muy mal!

Entre murmuros, insultos y pataletas, el rubio Park avanza hacía la pequeña biblioteca de libros prohibidos, porque sería idiota pensar que el anciano usaría un hechizo de los libros comunes que le deja practicar.

Llega hasta la pequeña habitación con puerta de metal y comienza a revertir el hechizo que un año atrás le vio hacer, cabe destacar que tuvo que pisarle los talones durante un año entero para lograr obtener aquélla valiosa información. Cuándo pudo escuchar el click que anunciaba su triunfo, JiMin sonrió abiertamente, entrando a la oscura habitación entre saltos y ovaciones por sus incesantes meses de práctica para revertir.

—¡Eres grandioso, JiMinnie! —se había adulado a sí mismo.

Recorrió los dos únicos muebles de la habitación en busca de un libro de sellado, pero se llevó una -para nada- grata sorpresa al ver cinco libros de ello. Lo peor; ese libros eran más gruesos que el cuerpo relleno de su gordo maestro.

❛♡꒱ Darkness ❨⋄❩ J.Jk x P.Jmˎˊ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora