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Ace, se encontró un poco confundido. Su mente todavía estaba presente. No tenia ningún dolor y no sentía nada. Estaba muy relajado y silencioso. Era como estar a la deriva. Todo su cuerpo estaba envuelto cómo en un cálido abrazo, se sentía tan cómodo y protegido que no tenia ganas de moverse, ni abrir los ojos. Estuvo un tiempo así, meciéndose en esta reconfortante sensación. Solo cuando recordó quien era, abrió los ojos de golpe.

Ace estaba sumergido en lo profundo del océano, no tenía principio ni final. La luz solo se reflejaba a traves de unas perlas que estaban suspendidas y otras todavía estaban en sus conchas como si fueran las mas deslumbrantes.

Después de mirar todo a su alrededor, Ace aun estaba en calma. Este océano estaba libre de todo sonido y aquí solo estaba él sin ningún otro que estuviera obsesionado o locamente enamorado sin ninguna razón de él. Bajó sus ojos recordando la locura que lo envió y a los tres hombres mas obsesionados y cercanos que tuvo. Ellos eran diferentes a otros, al menos podían controlar la luz en sus ojos y ser tan meticulosos con lo que querían. Eran hombres de fuerte voluntad que se tranquilizarían en momentos correctos. Eran una completa obsesión a la propiedad y no una locura.

Mientras meditaba, encontró una pequeña cosa amarilla escondida detrás de una gran concha. Se acercó a ella y descubrió una estrella, lo suficientemente grande como para abrazarla. La miró bien y lo encontró absurdo. Esta estrella no era del cielo ni del mar, era una estrella animada con sus cinco puntas redondeadas y gorda, luego de sostenerla, era tan suave como un esponjoso peluche. Un poco perdido, por instinto la abrazó.

"Estas calmado ahora?"

Asustado apretó la adorable estrella.

"No presiones"

Ace aflojó un poco, pero aun no soltó su estrella.

"Qué eres? Eres la que prometió?"

"Mmm.. Estamos entrelazados. Te acompañaré a un viaje dimensional. Puedes ver lugares increíbles.."

"Eso también ayudará a quitarme la maldición?"

"No te emociones tan pronto. Se requiere de un boleto dimensional dorado"

"Qué quieres decir? Eso para qué sirve? Solo necesito que me quites la maldición"

La estrella quedó en silencio un momento.

"Conoces la ley del intercambio? Yo solo te estoy dando la oportunidad de dártela, no doy caridad"

Ace entendió. No todo será tan fácil. El solo pensó que fue un regalo de dios por su mala vida. Quizás se confundió en alguna parte y quiso recompensarla.

Suspiró al aceptar la verdad, de todas formas, no significará que tendrá una nueva vida sin la maldición? No sería tan miserable que después pueda morir sin ella, de lo contrario, hay alguna razón en quitársela porque si? No vale la pena.

Cuando su mente se mantuvo clara, volvió a su estrella acariciando sus puntas.

"Y entonces.. Cómo obtengo el boleto dorado?"

La estrella se estremeció, pero no lo evitó.

"Como todo pasajero: Con dinero"

"Tan sencillo?"

"Je. Eres un alma. Donde sacaras el dinero?"

Ace solo tenia ganas de lanzar la esponjosa estrella lo mas lejos posible pero, era tan cómoda que hizo todo lo contrario: La presionó.

"No presiones.."

Como si fuera tímida, la adorable estrella se convirtió en una perla pequeña con una cadena colgando de su cuello. Ace solo se rio y siguió presionando pero solo llegó a fruncir los labios, la pequeña perla no era tan adorable como la estrella.

Ser amado no es una bromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora