Episodio único.

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¡Hola! Buena tarde a todos los presentes.
Soy el rey sargento, y este es mi primer ¿Proyecto?
que he decidido publicar. Es un drabble de
una de mis parejas favoritas: Puzzleshipping.
Espero que les agrade, y sea lo suficientemente
comprensible. Estoy practicando un nuevo estilo
narrativo y aún estoy asentando las bases para
hacer una combinación con mi "estilo normal".

Disclaimer: Yū☆Gi☆Oh! no me pertenece,
es de autoría de Kazuki Takahashi.

Advertencias: Ninguna de relevancia,
además de posible final abierto.

Sin más preámbulos, pueden continuar.

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La vida no necesita de él y de nadie. La realidad persiste; todo ha medrado, nada perdura. Ante aquellos ojos que han juzgado su valor y despoja cada palabra que hay en su garganta, un alma desgarrada haciendo trizas cada línea que persigue su cabeza. Yῡgi permanece en su lugar, al borde del desquicio y olvidando su percepción del mundo cuando las manos violentas atrapan sus brazos, imposibilitando su huir de la atención de la sombra de aquel monstruo, arrojando su cuerpo en el suelo a través de una patada que asesta en su torso con una fuerza que ha hecho sufrir cada ápice de la cordura que lucha por conservar sin fin.

Todo lo que fue y todo lo que será no será transfigurado por aquel interrogatorio que han pasado hasta el hastío, se dijo el mismo enjuiciado en su mente, preparándose de nuevo con hambre de victoria sobre su juez. A menudo, se decía que las estrellas presagian algo malo; el destino de un hombre era posible de ser determinado a través de éstas. Yῡgi puede observar desde su baja perspectiva la luz que emanan filtrada por la claraboya, rota por el sujeto impávido que lo persigue cada noche, contrastando su figura y vistiendo un atuendo que refleja el propio, con ojos apáticos a su imagen y las respuestas que ofrece, exigiendo ver aquello que no pueden ver y quizás, nunca podrá observar.

—Muéstrame—. Demandó la voz que aprendió a resentir, con el mismo tono hosco y errante acompañado por el aliento del alcohol. —¿Dónde está él?

—No lo sé—. Respondió a cambio, sin observar la desesperación de su verdugo.

No conozcas lo que no debes saber, la curiosidad injuria las consecuencias, susurraba la consciencia dos necesitados de compostura y de razón.

—¿Crees que eres divertido, farsante?—Escupió con ironía, sonriendo con sorna para su contraparte, sintiendo una llama de emoción sofocar sus entrañas. —No me agrada repetirme y eres consciente de ello... Esos ojos astutos son iguales a los suyos. Sin embargo, no eres él. Aunque luzcas como él, y refines hasta el último ápice de su personalidad, renegarás de nosotros. Sólo eres un impostor, usurpando el lugar de otro por diversión.

¿El destino hizo erguir este futuro a la luz de la luna para ellos?

—Atem—.

—... Aún la prefieres a ella, ¿No es verdad?—Se rió por su propio diálogo, a sabiendas del conocimiento desagradable que recibiría. —¡¡Él siempre me preferiría!! ¡¿Me escuchas?! ¡Sólo a mí! S-Sólo él y yo.

—¿Por qué has bebido, Atem?—.

Susurros de miedo golpean una consciencia desconsolada y llena de martirios. "¿Por qué?" Era una excelente pregunta para comenzar, y asimismo, la razón por la que su garganta se sofoca en sollozos, botellas y rostros desconocidos que acarician cada uno de sus delirios al amanecer.

—¿Eso importa?—.

—Me importas—.

El faraón bufó por la ridiculez que continuó, cruzándose de brazos sobre su pecho, evidenciando la misma postura pertinaz.

—... Sólo le importo a él—.

—Por favor, detente. Atem, detén esta farsa—.

—¡¿Dónde está?!—.

¿Dónde está el Yῡgi que ha amado durante cada noche? ¿Dónde está? ¿Cuántas botellas más hacen falta para que aparezca?

ShahidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora