lo dividí en tres partes porque sentí que era demasiado largo si no os gusta no seguiré ahora si sin mas espero que disfrutéis
*tiempo después...*
Había pasado lo que yo calculo una semana desde que me metieron en este horrible agujero aunque no estaba seguro puesto que no había luz alguna y la noción del tiempo se perdía fácilmente, no sabía cuál era el propósito de esos hombres exactamente o porque tenía que ser yo precisamente, pero eran preguntas que aún no tendrían respuestas, habían hasta ahora dos sujetos, un hombre guapo alto peli negro de ojos miel, guantes y una rara "mascara de pájaro" y el otro sujeto ese tal Sensei el que me trajo aquí, me causaba pánico y nauseas a la vez un horrendo ser sin rostro excepto esa sonrisa tan aterradora y su voz de ultratumba sacada del mismísimo infierno, el ultimo recuerdo que conservo de ese hombre es esa aura y voz espeluznante, entro en la habitación unos segundos aunque fueron los suficientes para aterrorizarme pues sus palabras fueron estas "Deberías estar alegre de aun respirar, puesto que al menos no te has transformado en una masa amorfa de carne y vísceras no como el resto de los sujetos de prueba", al principio no creía en sus palabras, hasta que sus ojos brillaron y su mirada reflejaba un extraño placer siniestro, abrió una bolsa y me lanzo el contenido, cuando mire lo que era, sentí ganas de vomitar y mis manos comenzaron a temblar al igual que mi cuerpo sin control alguno, sobre mis manos descansaba lo que parecía ser un rostro completamente ensangrentado sin una forma definida con los sesos al aire, unas cuencas de ojos completamente vacías y un extraño pico con dientes de humano, la solté con repugnancia y mire con odio a ese hombre, él era un verdadero monstruo, era alto corpulento de ropajes extraños y negros, con una máscara tapando su cara o esa mascara era su propia cara no estaba del todo seguro, tubos cubriendo todo con un líquido espeso y verde corriendo por ellos constantemente con mirada y sonrisa espeluznante y superior como si fuese un dios reencarnado en un simple y patético mortal, su nombre era "Sensei" o así es como se hacía llamar ante los otros sujetos, no había persona a la que odiara más que a él excepto mi padre, pasaban los días o quizás las semanas no estaba seguro, pero de lo que si estaba seguro era la tortura constante y ascendente subiendo de nivel cada vez más y más fuerte, extraños líquidos, huesos rotos, lágrimas y sufrimiento, suplicas gritadas en vano, no sabía su propósito exacto pero si savia una cosa yo no le obedecería jamás primero muerto a estar bajo las órdenes de un monstruo, era más sencillo matarme puesto que yo jamás cometería los actos atroces que él deseaba, soporte día tras día de insufrible tormento hasta que un buen día él y sus secuaces desaparecieron temporalmente, aproveche y con fuerzas que no sabía que conservaba me escape de mi "habitación", camine sin rumbo fijo por túneles oscuros y pasillos interminables del lugar, no lo diría nunca en voz alta pero tenía mucho miedo si me encontraban mi sufrimiento seria aún peor, no quería saber siquiera que sería de mi así que trague duro y con valentía seguí hacia delante, yo nunca había salido del sitio en el que estaba, en el lugar donde yo estaba no había nada, excepto agujas, herramientas y líquidos extraños además de tubos gigantes con personas dentro, con las paredes desgastadas, llenas de golpes y manchadas de mi sangre siendo esas cuatro paredes únicas testigos de mi dolor, los pasillos eran oscuros y mohosos llenos de insectos y goteras caídas del techo además de estar en total penumbra, ya casi había olvidado como era sentir la luz y el calor del sol, el color del cielo y las nubes, el hermoso cielo nocturno acompañado de brillantes y hermosas estrellas y una imponente luna observando todo silenciosa desde el cielo, hacía mucho tiempo que no sentía la brisa en mi cara o el olor de las flores, cerré los ojos imaginando un paisaje hermoso y verde, siendo libre y feliz, pero salí abrupta mente de mi ensoñación al sentir frías y gruesas gotas caer por mi rostro, abrí los ojos viendo nublado puesto que lo que caía no eran más que amargas y saladas lágrimas, me sentía enjaulado en mi propio cuerpo deseoso de salir y ser libre, deseoso de comer un pedazo de pan tierno de sentir algo más que cosas malas, deseoso de vivir y no simplemente existir, sacudí mi cabeza expulsando esos pensamientos y seguí caminando más y más, y mi estómago se dio vuelta, ante mi habían salas llenas de gente muerta, de todo tipo solo se reconocía algunas cosas, como piezas dentales, sangre y órganos, seguro que esa pobre gente no superaría las pruebas de "Sensei" y por eso las mato sádica mente, trague duro intentando no respirar ese pútrido olor a vísceras y cuerpos en descomposición, camine y camine hasta que di con una gigantesca puerta donde ponía "Pabellón número 13 "Niños sujetos de prueba Shin" tenía un poco de miedo por lo que pudiera encontrar tras esa puerta, pero me arme de valor y entre, al hacerlo no vi nada, era como donde yo estaba pero sin esos tubos gigantes, seguí adentrándome y no encontré nada solo puertas vacías, llegue a una puerta donde decía, "experimentos aun sin resultados, desechar", trague duro y me prepare para entrar, quería ver a más niños y tener aunque fuera un mínimo contacto humano, puesto que en mi pabellón solo habían adultos y todos eran experimentadores, abrí la puerta final y esta chirrío como si llevara años oxidada y cerrada, camine descalzo puesto que no llevaba más que una camisa larga y raída por el pasar del tiempo, me corte un par de veces, pero seguí aunque mis ánimos decayeron al no ver nada me sentí desalentado, al dar dos pasos para regresar por donde había venido, sentí algo cálido y espeso recorrer mis pies, al mirar hacia el suelo vi que era un enorme charco de sangre pero me cercioré bien y esta no era mía, al seguir el rastro vi una pequeña puerta, la abrí con cuidado la cerré y me adentre en la habitación, mientras seguía el camino de sangre intentando no perder el rastro hasta que un poco lejos vi algo, me acerque con cautela y mi rostro se desencajo de la sorpresa, en una esquina había un chico de mi edad más o menos o quizás algo menor no podía verlo bien, estaba acurrucado hecho una bola pegado a la pared, de frente de él había otro un poco mayor que yo en posición de protección y en medio de la sala, había una chica, su ropa estaba salpicada de sangre y a su alrededor habían algunos adultos muertos o inconscientes, me acerque a paso lento intentando no alterarlos o asustarlos puesto que por fin encontré más personas que no eran los desgraciados esos, me sentí muy feliz, por primera vez mis ojos se iluminaron y sentí una emoción nunca antes sentida, mi corazón saltaba como si se me quisiera ir del pecho y sentía ganas de llorar pero esta vez no por dolor si no por felicidad algo que pensé que jamás volvería a sentir, estaba tan ensimismado que no me percate del tiempo que estuve hay plantado, estos tres se dieron cuenta de mi presencia me miraron fijamente y se pusieron en pose de pelea, yo solo alce las manos en signo de paz no quería pelear ni causar un desastre, uno de ellos se acercó a mí de manera cautelosa como un conejo que se acerca a un lobo, al mirar bien sus facciones distinguí que era el chico tímido de la esquina, se acercó a paso lento mirando al suelo y temblando como una hoja, se puso frente a mí y dijo muy bajito.
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Salvacion o Caos (Katsudeku) (Kirideku) (Tododeku)
ФэнтезиUA. En este mundo medieval lleno de humanos y bestias, poderes y seres sobrenaturales , donde se confunde la luz y oscuridad, nacido de una familia disfuncional y desequilibrada, devera eleguir su destino, las estrellas y el cielo dictaron que su de...