un chico enamorado

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Por un momento había olvidado por qué estamos en una camioneta a mitad de la nada, yendo a un destino totalmente diferente del que queríamos llegar al principio.

-es cierto, me recuerdas porque tengo que acompañarte-

-porque aparte de ser mi compañera de viajes, eres mi dama de honor-

"Son en estos momentos en los que no puedo evitar sonreír"

-aparte tú eres la que va a pagar todo-

"y a la mierda mi buen humor"

-te hice sonreír por 5 segundo un nuevo récord, ¿no?

-me recuerdas en que momento dije que iba a pagar tu boda, porque hasta donde yo sé, eso nunca paso-

- ese es mi regalo de boda por tu parte-

-que amable soy -

- mia, no te quejes solo tienes que pagar siete sillas y un cura o padre, cualquiera esta bien-

-¿7 sillas? Desde cuando ustedes tienen tantos amigos-

Obvio eso lo hiso enojar, o lo que se puede considerar un enojo viniendo de Erick

-tampoco hacía falta una patada Erick-"si dolió un poco"

- sabes muy bien que si no estuviera viajando contigo tendría muchos amigos, aparte las sillas las pidió samanta para sus padres y unos... amigos-

-dos de esas sillas son para ustedes sentarse mientras el padre habla verdad-

-si-

Esa respuesta cargaba tanta vergüenza que no podía desaprovechar la oportunidad.

-pff- "es muy posible que me tire de la camioneta, pero... valdrá la pena burlarse de el por un momento"- es enserio Erick, no sean tan lamentables-

- ay mia no, no empieces, sabes cuánto tarda esa gente hablando, yo no voy a soportar eso-

Y mientras Erick intentaba justificar su vergüenza yo me reía, hasta que sentí como un empujón me sacaba de la camioneta, ¿Quién trata así a la persona que va a pagar su boda?

El país de las mil puertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora