Sujeto: José Alejandro Molina Carnero.
Edad: 36 años.
Sexo: Masculino.
Relación: Vecino nunca conocido.
Sujeto: Alejandra Molina Parra.
Edad: 5 años.
Sexo: Femenino.
Relación: Hija de vecino no conocido.
Siempre llegamos a puntos en los que debemos ceder ante las circunstancias, instantes en que sentiremos que el mundo se posa sobre nosotros oprimiéndonos más hasta que no podemos dar más esfuerzo de nuestra parte, pero siempre somos nosotros los que damos la última palabra, el último aliento.
Alguien que entendía bien este punto era José, toda la vida soportó el peso de la realidad sobre sus hombros; un padre que poco se preocupaba de sus hijos, una escuela católica donde le reprimían cada aspecto de su vida, un trabajo donde le explotaban y le pagaban muy mal, pero todo eso fue poco comparado con perder al gran amor de su vida a la vez que recibió al nuevo amor de su vida. La misma realidad que le había jodido toda la vida, ahora le daba a una hermosa hija mientras perdía a su preciosa esposa.
Cinco años después de esto, se le nota contento, tiene a su pequeña a su lado, su único motivo para vivir. Se nota que a la vida le gusta jugarnos muy malas pasadas.
En la mañana antes del primer día, todo comenzó como todos los días. El sol salía, los pájaros cantaban, su perro, Choco, ladraba como siempre hasta que lo alimentaban, todo era completamente normal, excepto porque José tuvo que llevar a Alejandra hasta su kínder, ya que el autobús escolar no llegaba. Alejandra era feliz de ver un día más a sus amiguitos, y su padre igualmente era feliz de que Alejandra fuera feliz.
José fue a su trabajo como normalmente hacía, trabajaba en una fábrica de bloques de construcción, donde llevaba a cabo diferentes tareas para llenar su horario y recibir más paga.
Conforme pasaba el día se escuchaba toda clase de ruidos, sirenas principalmente. Para el tipo de ciudad en donde vivía esto no era de extrañarse, pero José sintió algo raro en ese mismo día, algo que evitó que se quedara a hacer las típicas horas extras que hace todos los días.
Alejandra salía de la escuela y se quedaba parada con su mejor amiga e mano donde siempre esperaban todos los niños a que sus padres les recogieran, pero se sentía muy confundida. Todo ese día había sido raro para ella. Varios de sus amigos no asistieron, específicamente Jimmy, con quien se quedaba Alejandra en su casa, todos los días en lo que su padre trabajaba horas extras. Entonces, Alejandra, bastante confundida, esperaba paciente sentada en una banca a que sucediera lo que tuviera que suceder.
De un momento a otro ve a la madre de Jimmy llegar sola, bastante apurada.
-¡Ale!- Exclama la preocupada madre. –¿Y Jimmy?
Alejandra se comenzó a preocupar sin entender nada bien la situación.
-No vino señora.- Dice Alejandra con un tono serio. La madre automáticamente eleva la vista mientras Alejandra la ve dialogar consigo misma.
-Ok… Si no está aquí significa que debe estar en casa…- En cuanto se detiene saca su teléfono y llama a su esposo. –A ver si ahora si me contesta.- Dice mientras timbra hasta que responden. –¡Jaime! Jaime… si ¡soy yo!.. oye Jaime, Jimmy no está en el kínder…- Comienza a alterarse más aún. –No todavía no… Si si… me voy ahorita… si ok… yo también te amo.- Cuelga el teléfono y lo guarda.
