𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒;Marvel

Hope, ¿dónde has estado? (Pepperhope)

Habían pasado once meses desde que había partido.

Con rumbo a Madrid y con su corazón entre las manos, Hope había decido dejarla ahí, en una sonrisa a medias y con el alma en padazos. Mentiría si dijera que no la extrañaba, porque vaya que lo hacía.

Incluso podía extrañar a veces el egoísmo con el que la dejó en Julio, con recuerdo de otoño y sabor a invierno, había sido verano, pero simplemente el sol no había salid para ella en esa estación. Habían quedado las ramas en el suelo como en otoño y se había quedado con el frío que hay en invierno.

Si pudiera descubrir a Hope en una palabra sería revolución, causó revolución en ella cuando llegó, cuando se quedó y cuando se fue. Si bien no sabía a donde había ido exactamente, le habían dicho que había ido a Madrid cuando preguntó por ella después de desaparecer sin previo aviso.

Le preguntó a Scott, no respondió. Le pregunto a Hank y a Janet, quienes solo respondieron "Madrid" sin más, sin decir dirección y sin decir nada.

Y eso la carcomía por dentro.

Tomó una pluma junto con una hoja, no sabía porque escribía una carta sin dirección pero suponía que era porque ella también se sentía así, sin dirección y sin alguna brújula que la conduciera.

Hope, ¿Dónde has estado?
Hope, extraño tu piel.
Para ser sincera contigo, realmente no me importa el frío. Pero esto, oh, querida, se ha cobrado su precio.

Mira las ramas caer directo al suelo como yo caí contigo y de toda la nieve que ha caído y abrumada.
Si, echo de menos tus caricias, si, extraño tu cara y a veces, extraño tus formas egoístas.

Recordaba sus juegos en la nieve, sus juegos en el agua, sus besos y sus caricias.

¿Dónde estaba?

¿Por qué se había ido?

¿Por qué la había dejado?

Si no la quisiera simplemente pudo habérselo dicho, no partir de esa manera.

¿Por qué irse sin avisar?

¿Por qué la torturarla de esa manera?

Dejaron sus toallas en la arena para después recostarse en ellas.

El sol lograba calarle los ojos, pero no le importaba pues podía compartir el atardecer con su novia, la arena le picaba en los pies pero era barrida por el mar.

La atmósfera era encantadora.

Hope se paró un poco, logrando taparle el sol a Pepper; tomó uno de sus cabellos y lo puso detrás de su oreja para después acariciar su rostro con sus finos dedos, el tacto era suave pero lograba acelerarle el corazón.