¡¿Dónde diablos estoy?!

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—Bella, despierta ¡por las barbas de Merlín!

La chica se encontraba dormitando en medio de una explicación larguísima sobre por qué Hufflepuff también era una casa importante de Hogwarts. Bellamy rodó los ojos con absoluto fastidio, pero quería a su novio a pesar de todo.

—Ya, ya, Dan, te escucho. Pero deja de decir 'por las barbas de Merlín'. ¡Me pone de los nervios!

—Está bien, Amy, tranquilízate. A veces siento que todo el tiempo me das el avión

—No lo hago, cariño, pero realmente sabes que no me interesa tanto Harry Potter.— suspiró la joven

Y con ese comentario, el joven se enfrascó nuevamente a explicarle sus teorías raras del mundo mágico a su novia mientras ella intentaba entender la diferencia entre la casa de Ravenclaw y Hufflepuff, y la enemistad legendaria entre Gryffindor y Slytherin.

Cualquiera que observara a esa extraña pareja diría que Bellamy hacia un esfuerzo enorme para captar todo lo que le explicaba su novio. Ella era buena en muchas cosas, pero no para entender todo lo relacionado a lo que le contaba Daniel sobre el joven brujo

—Y entonces creo que El-que-no-debe-ser-nombrado es realmente...

—Dani, ¿y si hago unas palomitas y escoges una película? — le cortó la chica

—Está bien, Bell

—Pero que no sea Harry Potter

El chico hizo un puchero para diversión de la joven haciendo que negara con la cabeza y se fuera a dirección a la cocina. 10 minutos después, ya con un bol enorme repleto de palomitas de mantequilla y dos vasos llenos de refresco, regresó a la sala. Acomodó el bol y las bebidas en la mesita de centro y se lanzó en el sofá a lado de Daniel, éste la abrazó por los hombros y Bellamy se acurrucó.

Con el control remoto el joven le puso play a la película y el logo de Warner apareció, «que no sea ninguna película de ese San Potter, por favor» pensó la chica, y el instrumental de Hedwig's Theme se hizo presente como respuesta.

En un arrebato de enojo, la joven se levantó y miró con reproche a su novio.

—¿Es en serio, Alexander? — espetó Bellamy llamándolo por su segundo nombre

—¿Qué tiene?

—'¿Qué tiene?' ¿Qué tiene? ¡Te dije que no quería saber nada hoy de Harry Potter!

—¡Pero no exageres!

—Dani, no es exagerar, pero ya no soporto Harry Potter. Todo el tiempo hablas de ello, no podemos tener una conversación normal sin que saques el estúpido tema de Harry Potter. Cásate con él, entonces.

—¡Mira quién habla! ¡Yo no digo nada cuando dices que te quieres casar con el estúpido de Morfeo! — La chica se sonrojó a la mención de su crush literario — Y eres consciente que también es un personaje ficticio. Yo no digo nada cuando sabes muy bien que TÚ también estás obsesionada con esos malditos libros y el chico polilla.

—¡Pero yo no hablo cada dos por tres de Susurros! En cambio TÚ siempre lo haces. Y veo porque Voldamerto y el rubio tonto de esos libros Dragón, Dracula o como quiera que se llame odian tanto a Harry Potter.

— Nunca podrás comprender lo importante que esos libros son para mí. Desearía tanto que me comprendieras, que vieras lo maravilloso que es ese mundo. Pero veo que sigues siendo inmadura para comprenderlo.

—¡Basta, Dan! Es solo que...

Daniel la miró con tristeza y enojo, sorprendido que siempre tenían que pelear.

Operación: Cambiar la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora