--Vamos, vamos, vamos -grito mientras arrastro a Laila por todo el pasillo, como se que ella odia.
--Esta bien, ya voy Laura. ¿Tantas ganas tienes de verle? -me dice riéndonse porque sabe que me molesta que hable de un chico, cuyo nombre desconozco, que al parecer me gusta, según las locas suposiciones de mi mejor amiga Laila.
Y aunque sea bastante molesta con ese tema, la quiero con locura. Laila es mi mejor amiga desde hace solo tres años, pero desde entonces se ha ganado mi confianza y mi amistad y puedo afirmar que si tuvieran que enterrar un cadáver, sin duda sería a la primera a la que llamaría. Está tan loca como yo, y supongo que la gente nos teme por eso, pero yo creo que es lo que nos hace especiales. Creen que nos pasamos el día bromeando, que en realidad no confíamos la una en la otra, pero se equivocan.
Cuando Laila llegó al colegio estábamos en 1º de la ESO y casi nadie la hacía caso, todos decían que era rara porque llevaba el pelo rosa. A mi me parecía muy bonito, y era muy valiente por su parte venir todos los días al colegio, a pesar de lo malos que eran todos con ella. Tras varias semanas observándola, una mañana me atreví a decírselo. Recuerdo aquel día como si fuera ayer.
Flashback...
Llevó quince minutos parada al lado de la taquilla de Laila, esperándola. Todos han entrado en clase ya, y yo sigo aquí, y con cada minuto que pasa estoy más impaciente.
¿Y si no viene?
¿Y si ha decidido cambiarse de colegio?
O peor, ¿y si le ha pasado algo malo?
De pronto, la veo aparecer por la puerta. Trae la cabeza agachada y parece triste. Cuando llega a su taquilla no se da cuenta de mi presencia, así que le doy un toquecito en el hombro y ella se gira.
--Si has venido para unirte al club de molestemosalaila, te agradecería que te marcharas, no estoy de humor -me dice cabizbaja.
--En realidad, venía a decirte que me encanta tu pelo rosa, te sienta genial -le digo sonriente.
Ella pone una mueca de sorpresa, y a continuación se echa a llorar. Y solloza descontroladamente. Y yo no se que hacer.
--Perdona, no pretendía ofenderte -le digo desanimada. --Pensé que le alegraría saber que a mi me gustaba su pelo, pero quizás me equivocaba.
--No, perdona, no es por ti. Es solo que llevo tanto tiempo esperando a que alguien se muestre amable conmigo y ayer tuve una noche horrible, George no me habla y ya no puedo más y no tenía a nadie con quien hablar y de pronto tú me dices que te gusta mi pelo y nunca había estado tan feliz en toda mi vida, desde que George me prestó su chaqueta porque tenía frío y solo quiero alguien con quien hablar y que me apoye y en este colegio todos me odian y ahora no puedo parar de hablar porque tengo la manía de hablar mucho cuando lloro y es bastante molesto porque los sollozos no me dejan res.. -corta su interminable discurso cuando la abrazo con fuerza.
La abrazo tan fuerte que temo que entre mi abrazo y sus sollozos no pueda respirar, pero me relajo cuando oigo que suelta un pequeño suspiro.
--Ahora me tienes a mi, puedes contarme lo que quieras, no voy a juzgarte.
Fin del Flashback...
En aquel momento yo solo era una niña, bajita, castaña, con un pelo liso hasta la cintura y con ropa un poco hippy, pero jamás me he arrepentido de elegirla como mi amiga. Ambas hemos crecido desde entonces, somos personas nuevas. Ahora tenemos confianza en nosotras mismas, nos tomamos la vida más relajadamente, bromeamos, nos divertimos y bueno, yo deje mi etapa hippy atrás pero Laila sigue siendo la Laila de pelo rosa y hoyuelos que conocí hace tres años. Ese podría catalogarse como uno de los mejores días de mi vida. Y es que nunca sabes que el mejor día de tu vida va a ser el mejor. Los días normales, esos que empiezan igual que otro cualquiera son al final los más importantes.
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LET ME GO
Teen FictionLa vida da mil vueltas. Te hace feliz y te golpea. A veces te ves incapaz de imaginarte una vida más feliz que la que tu tienes. Otras crees que nunca volverás a levantarte tras un golpe. Y lo peor de todo, es que tu vida puede dar un giro de 360º e...