1. Despedida Inicial

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— ¿Tomaste todos tus medicamentos? Wow~ Pensé que los olvidaría.

—Por quien me tomas. Nunca me pasará. Tengo a Yoongi. Con él nunca se me olvida nada.

La chica ver al gato que permanece echado y relajado en las piernas de la señora mayor. Frunce las cejas una vez abre los ojos. Unos bonitos ojos azules con la pupila dilatada de puro sueño. Bosteza y se estira, recibiendo mimos tras las orejas y permitiéndose volver a dormir. La más joven se aproxima.

— ¿No has pensado que tal vez se trata de un cambia forma?

—Claro que no. Es solo un gato, mi lindo gato. Nunca me deja sola. —lo levanta, el minino maúlla y derritiéndose del agarre se apoya en ella. Inhala el suave aroma propio de una mujer mayor. Se relaja, apoyado de esa forma, con su pelaje blanco y perfecto haciéndole cosquillas.

—Es que es muy extraño. Siempre parece entender.

—Porque es muy listo.

— ¿Y si es un cambia forma e intenta vivir a costa tuya?

—Es un gato nada más.

Restriega la cabeza contra la mejilla de la anciana y ronronea a más mimos recibe de esta. La señora mayor, llamada Yangmi, hace total caso omiso a lo que su nieta le dice con respecto a Yoongi. Sí, lo ha tenido desde que es capaz de recordar. Un pequeño y maltrecho bebé a mitad del bosque, lo acogió como su mascota e incluso ahora, cincuenta y ocho años después, sigue con ella.

Cuando sus hijos se fueron, Yoongi se quedó.

Cuando su esposo falleció, Yoongi se quedó.

Cuando empezó a sentirse mal, Yoongi la consolaba.

Cuando empezó a perder la vista, Yoongi la ayudaba a guiarse, moviéndose entre sus pies para indicarle el camino.

Cuando debe tomar su medicina, Yoongi maúlla como si quisiera dejarla sorda, le arrima los frascos que debe tomar.

Cuando llora mucho, Yoongi se restriega contra su rostro.

Yoongi es su gato, su pequeño Ragdoll. No le importa que su edad sea anómala, que parezca humano a veces por su comportamiento tan astuto. Es quien siempre ha permanecido aquí y aun si fuese un cambia forma, lo dejaría estar.

Porque él siempre ha estado junto a ella. Incluso ahora que casi no se puede mover, que tarda en darle de comer, que se olvida de hacerlo y de alguna forma, ya hay desayuno, almuerzo o cena en su mesa. Cuando su nieta se retira, Yangmi levanta de su asiento y camina apoyada de las paredes.

— ¿Quieres comer algo Yoongi? —el gato maúlla, siguiéndola con la cola levantada y moviéndose de un lado a otro—. Parece que habrá una tormenta muy pronto... Y con las dríadas muriendo, vamos a acabar enterrados bajo este montón de árboles viejos—reclama en la cocina, Yoongi sube al mesón y se queda observando el pescado que será su cena—. Gente tonta y avara. Si dejaran de matar a todo lo que necesitamos, no estarían sin magia para empezar. Un día no habrá más magia de tanto que consumen.

Sisea, molesto.

— ¿Me das la razón? ¿Verdad que sí? Las dríadas tan lindas y buenas que son... Muriendo... marchitándose como flores—coloca el plato en el suelo con cierto esfuerzo—. Pronto no habrá ninguna y todo este lugar se secará. Luego ¿Qué harán? ¿Intentar matar a los Naga? Será divertido que lo intenten.

Acaba su comida pronto y la sigue hacia la habitación donde se acuesta. Se acurruca en el pequeño espacio lleno de su propio pelaje. La sabana tiene apenas dos días.

Ragdoll Cat | Sope/YoonSeok || BOOK 3#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora