Pedido hecho por: IceSun22
Desde ya digo que soy un asco con los diálogos y que nunca he escrito sobre un trío-
Disfruten~ ❤
Los aclamados y reconocidos países se encontraban todos sentados en mullidos asientos de terciopelo rojo estratégicamente puestos en filas curvadas que iban en descenso para que desde cualquier ángulo en el que te sientas puedas ver con claridad el centro donde se encontraba un hombrecito dando una charla sobre el calentamiento global. La sala de reuniones donde estaban, hecha para que ciento noventa y cuatro países la pudieran ocupar cómodamente, no estaba ni la mitad llena.—¿Alguien podría por favor dar alguna sugerencia? —preguntó ONU casi rozando lo suplicante—, ¿Alguien? ¿Por favor?
Un silencio sepulcral inundó la habitación incomodando a la organización que se había puesto a sudar ligeramente. Sentía treinta pares de ojos clavar su mirada en él esperando que dijese algo o se pusiera a llorar abruptamente. Les lanzó a todos una mirada suplicante y severa al mismo tiempo, casi exasperada. Pero nadie habló.
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—Estados Unidos, Rusia, ¿Podrían quedarse? Ah, tú también Alemania —los llamó ONU una vez terminada la fracasada reunión.
Los tres se intercambiaron miradas extrañas pero no dijeron nada y siguieron al hombrecillo a su despacho sin chistar. Los pasillos estaban peculiarmente vacíos y silenciosos y el ambiente, tan tenso que fácilmente se podía cortar con un cuchillo. Sus pasos resonaban prominentes en la cerámica color gris cálido que pronto desapareció para dar paso a un piso flotante de un color más oscuro.
Disimuladamente la mano de Estados Unidos se paseó por la espalda baja de Alemania que pegó un respingo y miró sorprendido al americano por encima de su hombro. Alemania trató de calmarse rápidamente, tratando de convencerse a sí mismo de que era tan solo un toque amistoso para que apurara su paso. No obstante no contó con que Rusia, que observaba todo con aire suspicaz hacía ya un rato, sin querer quedarse atrás posó unas de sus grandes manos al otro costado de su cintura apretándola un poco mientras fulminaba a Estados Unidos con la mirada. El rostro de Alemania se puso rojo y sus manos se habían puesto a temblar producto de los nervios y la impresión de tener a dos países poderosos tocándolo descaradamente justo detrás de ONU. Lentamente, casi desafiante, la mano de América fue bajando y antes de que llegara más abajo, ONU se paró frente a una puerta y los tres se separaron rápidamente.
ONU sacó unas llaves de su bolsillo, las encajó en la cerradura y se hizo a un lado para dejarlos pasar. La oficina era espaciosa, de un color chocolate, muy calurosa y con un fuerte olor a té que atontaba y adormecía a Estados Unidos.
—Siéntensen, siéntensen —dijo con su habitual tono nervioso señalándoles unas sillas mientras él mismo se sentaba en la propia y como habían solo dos, Rusia se quedó de pie —. Bueno, chicos, iré al grano. La verdad es que necesito que, bueno, ya saben, me ayuden en las reuniones. Necesito que cooperen y participen cuando haga preguntas. Por favor, chicos, es por el bien de el mundo —añadió lo último al ver que sus palabras no habían causado el más mínimo efecto en los países que se mantenían estoicos.
—¿Y por qué nos dices esto a nosotros y no a los demás? —inquirió la fría voz de Rusia detrás de Alemania que, si es posible, puso más nervioso a la organización que ya se le retorcían las manos producto de un tic.