[ 红线 ] El hilo rojo de Minghao

Prologo

𝙲𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚕𝚊 𝚕𝚎𝚢𝚎𝚗𝚍𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚈𝚞𝚎̀ 𝚇𝚒𝚊 𝙻ǎ𝚘, 𝚞𝚗 𝚍𝚒𝚘𝚜 𝚕𝚞𝚗𝚊𝚛 𝚊𝚗𝚌𝚎𝚜𝚝𝚛𝚊𝚕, 𝚜𝚎 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚛𝚐𝚊 𝚍𝚎 𝚋𝚞𝚜𝚌𝚊𝚛 𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚝𝚒𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚊 𝚕𝚊𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎𝚗𝚐𝚊𝚗 𝚌𝚊𝚛𝚊𝚌𝚝𝚎𝚛𝚒́𝚜𝚝𝚒𝚌𝚊𝚜 𝚎𝚗 𝚌𝚘𝚖𝚞́𝚗, 𝚕𝚊𝚜 𝚌𝚞𝚊𝚕𝚎𝚜 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚎𝚗 𝚌𝚘𝚖𝚙𝚕𝚎𝚖𝚎𝚗𝚝𝚊𝚛𝚜𝚎.
𝙴𝚗 𝚌𝚞𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚕𝚘𝚜 𝚎𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚊 𝚕𝚎𝚜 𝚕𝚊𝚗𝚣𝚊 𝚞𝚗 𝚑𝚒𝚕𝚘 𝚛𝚘𝚓𝚘, 𝚊𝚝𝚊́𝚗𝚍𝚘𝚕𝚘 𝚊 𝚜𝚞𝚜 𝚖𝚎𝚗̃𝚒𝚚𝚞𝚎𝚜. 𝙳𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚏𝚘𝚛𝚖𝚊 𝚜𝚎 𝚊𝚜𝚎𝚐𝚞𝚛𝚊 𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚎 𝚊 𝚙𝚎𝚜𝚊𝚛 𝚍𝚎𝚕 𝚝𝚒𝚎𝚖𝚙𝚘 𝚢 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚜𝚝𝚊𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚜𝚞𝚜 𝚌𝚊𝚖𝚒𝚗𝚘𝚜 𝚜𝚎 𝚎𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚎𝚗 𝚎𝚗 𝚊𝚕𝚐𝚞́𝚗 𝚖𝚘𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘, 𝚙𝚞𝚎𝚜 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚛𝚊́𝚗 𝚙𝚛𝚎𝚍𝚎𝚜𝚝𝚒𝚗𝚊𝚍𝚘𝚜 𝚊 𝚎𝚗𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚛𝚜𝚎, 𝚜𝚒𝚗 𝚒𝚖𝚙𝚘𝚛𝚝𝚊𝚛 𝚎𝚕 𝚝𝚒𝚎𝚖𝚙𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚘𝚖𝚎 𝚑𝚊𝚌𝚎𝚛𝚕𝚘.
𝙴𝚕 𝚑𝚒𝚕𝚘 𝚛𝚘𝚓𝚘 𝚎𝚜 𝚞𝚗 𝚑𝚒𝚕𝚘 𝚖𝚊́𝚐𝚒𝚌𝚘 𝚎 𝚒𝚗𝚟𝚒𝚜𝚒𝚋𝚕𝚎, 𝚜𝚎 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚒𝚛𝚊𝚛 𝚢 𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚎𝚛 𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚓𝚊𝚖𝚊́𝚜 𝚛𝚘𝚖𝚙𝚎𝚛𝚜𝚎.

La historia del hilo rojo era una historia popular en la humanidad, sobre todo en lugares de Asia, sin embargo la humanidad no creía en ello ¿quién creería en tener un pequeño hilo atado a sus meñiques el cual jamás podrían ver? A menos, que lograran verlo.
Con el paso de los siglos la humanidad siempre sufría cambios, al igual que la tierra y las cosas místicas que pasan en ella, uno de esos cambios fue sobre el hilo rojo; con la aparición de diversas enfermedades el cuerpo de las personas se iba fortaleciendo aunque no pudieran notarlo, gracias a esta pequeña fuerza que iban adquiriendo varias comenzaron a ver sus hilos rojos, sorprendiendo a todas esas personas escépticas que no creían en el destino.
Al ser visible el hilo rojo muchas comenzaron a tener la esperanza de encontrar a esa persona que era su complemento, pero no era tan sencillo, algunas almas afortunadas podían vivir mas cerca de lo que creían mientras otra tendrían que viajas demasiado lejos, muchos se rendían, muchos continuaban su búsqueda y otros solo dejaban que el tiempo lo dijera todo.

Minghao era fiel creyente de su hilo rojo, incluso había tratado de seguirlo para descubrir quien se encontraba del otro lado, pero sus intentos no dieron resultado y poco a poco dejo de intentar, pero no perdía la ilusión, creía que su destinado llegaría cuando fuese necesario, mientras tanto seguiría viviendo alegre su vida de adolescente esperando el momento.
Minghao jamás imaginaría lo que el destino tenía preparado para él.