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✨CELESTE PROFUNDO✨
KAÍN
La risita que reverberó a través de todo el salón le provocó un escalofrío a mi columna vertebral y, pese a que me forcé a no girar la cabeza en dirección al sonido, mi mirada viajó hasta que halló a la dueña de tan ruidoso humor.
Los veranos se me hacían más insoportables que de costumbre, pero esa tarde tenía un matiz que no me dejaba ni siquiera estar en paz con mis propios pensamientos. Peor aún, el único refugio seguro era el estar en uno de los tantos salones de estar para que mi padre no buscara hablar conmigo sobre mi desempeño en el entrenamiento militar.
De modo que, para intentar apaciguarme, fingía leer el periódico mientras al otro extremo se encontraba una chiquilla que se encontraba absorta aprendiendo cómo jugar a los naipes. No se entrometía demasiado, participaba cuando le decían y era tan fácil engañarla que se escuchaban las risotadas cada que la hacían perder una partida.
No obstante, tras un buen rato, Crystal por fin había conseguido ganarles y ahora mantenía una amplia sonrisa de ilusión en su rostro de chiquilla consentida.
Una punzada de molestia me hizo arrugar los labios en una mueca.
Hacía semanas que mi instinto reaccionaba ante su presencia, era como si buscara ser acicalado por su toque y se moldeaba a la perfección cada que la tenía cerca. No obstante, la parte racional de mi cerebro era lo que permanecía la defensiva y hacía el favor de cegarme con lo que realmente ocurría.
Afortunada esa mocosa que no sentía nada de la manera en que lo hacíamos mi primo y yo.
Afortunada con que no se carcomía la cabeza al tratar de alejarse y volverse loca al intentar acercarse de nuevo.
Afortunada, por eso la odiaba un poco más que antes.
El único instante en que me atreví a apartar la mirada de ella fue cuando me sentí observado por una presencia que no había sido bienvenida ni dentro de su propia familia. Su abuelo materno.
Muchos sentían pena por aquel hombre, una persona demasiado silenciosa para su edad y, por lo que había escuchado, se estaba hospedando cerca de un hotel a la villa en la que nos encontrábamos. A mi padre no le agradaba debido a su manera tan déspota de expresarse, por las ideas políticas que alguna vez forzó dentro de la corte de Aquarius y el carácter tan soberbio que rozaba en lo mezquino.
Para mí era despreciable porque, sin importar cuándo y dónde, siempre tenía la mirada fija en Crystal.
Desde que llegó, seguía con la mirada cada movimiento de su nieta y Jaden también se había dado cuenta de ello. Mi primo detestaba tenerlo cerca y sobre todo si se trataba de ella.