OneShot

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Tres de septiembre.

La brisa golpea la ventana, el vientre frío indica que el otoño va a comenzar. El celular vibra múltiples veces.

La resaca del día anterior hace que el albino trate de ignorar el ruido provocado por su teléfono hundiéndose más en las sábanas. Sus ojos están abiertos viendo hacia el blanco techo de la habitación, nadie está a su lado, entre varios pensamientos uno en especial inunda su mente, la sonrisa de un mocoso de cabellos rubios, tres de septiembre... Es su cumpleaños.

La vibración del aparto vuelve a sonar, con las ganas de un muerto Uzi toma el celular la razón de que esté sonando son quejas de su ex esposa le había dejado el día anterior luego ver haber visto a su hijo, prefirió un bar de mala muerte para ahogar sus penas.

El reloj apenas marca las nueve de la mañana, el cansado cuerpo del peliblanco se mueve en silencio por la habitación hasta llegar al baño, el exceso de alcohol es tanto que lo obliga a incarse frente al retrete, mientras toma su cabello para evitar que esté se manche de vómito parece sentir una caricia sobre su espalda. El sonido de la descarga del baño hace que esa sensación se vaya, la boca le sabe a mierda, una sensación amarga que recorre su cuerpo entero, odia sentirse así de demacrado. El celular comienza a sonar con música que llena la habitación como preparativo para su ducha.

Las risas del rubio sonaban por todo el baño retumbando en un eco, la razón; Uzui besaba pícaramente su cuello antes de deslizar sus manos hasta su cintura atrayendolo a él, era la primera vez que el rubio visitaba su casa, ese día había mandado a todas sus amantes y novia a otro lado para aprovechar el tiempo con el menor, otras de sus extravagantes conquistas en secreto, había dedicado tiempo al rubio haciéndole creer un amor verdadero, ¿la razón? Únicamente quería divertirse un poco

El agua recorriendo su cuerpo lo devolvió al presente, sus manos fueron a su rostro para lavarlo, un rostro demacrado por el tiempo y sus errores, inexpresivo y solitario.

¿Tu me amas Uzui?

La voz del rubio parecía casi ahogada, era la primera vez en seis meses que el menor hablaba de amor, saliendo del baño se acercó al chico poniéndose entre sus piernas comenzando a besar su cuello

No lo sé ¿Tu me amas a mí?

El rostro del más pequeño se tiño de un color rojo que le llegó hasta las ojeras, sus ojos puros brillaban como si estuvieran a punto de llorar

Claro que sí tonto!

Entonces yo te amo por igual

Y-ya, deja de tocarme y vístete, debemos irnos

Las ganas de vestirse se habían esfumado, pero tenía que hacerlo, debía llegar al trabajo y con una sonrisa falsa convertirse en el profesor de artes. La ironía hizo que soltará una risa amarga, habían pasado años desde que su salón había sido pisado por Zenitsu Agatsuma, un chico pequeño hasta para el promedio, su timidez solo rivalizaba con su miedo, un ñoño con apariencia de ángel. A simple vista nadie daría nada por el, no era un chico social, habla rápido y fuerte, irritante sería una palabra perfecta para describirle, la víctima de acoso y burlas en las que el mismo se vio involucrado. En el último año escolar el chico se había apegado al peliblanco por ser el único que a pesar de bromas lo escuchaba, su rostro incluso cambiaba mientras hablaba de cosas que le apasionaban. En ese momento de su vida las tres chicas con las que salía se veían ocupadas por trabajo, su amabilidad hacia el rubio tendría un precio que el pagaría con su cuerpo.

Luego de 20 minutos y solo con la camisa puesta tomo su celular mandando un mensaje para cancelar sus actividades docentes con una excusa inventada, el día era demasiado jodido como para soportar a mocosos gritando y haciendo estupideces.

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2020 ⏰

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