Capítulo Único.

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Erase una vez en el comienzo del mundo, cuando no había luz. No existía ni el día ni la noche, en ese mundo lleno de oscuridad existían dos almas puras que se amaban con todo su ser. Ellos eran Sol y Luna, eran tan diferentes, totalmente opuestos uno del otro, pero se complementaban uno al otro, ellos completaban lo que le faltaba al otro.

Luna era dulzura, ternura con un alma fuerte y un espíritu inquebrantable. Ella te podía alegrar con sus sonrisas y su determinación en sus bellos ojos brillantes podía ser contagiosa llenándote de ella también con tan sólo verlos.

Sol era más ardiente, que con sólo verlo lleno de tanta fuerza te llenaba de energía y alegría. Era de un carácter potente y algo explosivo, este te podía animar sacando a relucir sólo lo mejor de ti cuando estabas sólo o triste.

Ellos vivían felices todos los días dandose amor y cariño uno al otro.

Pero no todo duraría perfecto para siempre, todo lo bueno tiene un fin. Al menos eso pensaba aquel demonio lleno de ira, rencor y envidia que carecía de todo lo que esas almas puras tenían.

Intentó de mil y una formas de separarlos; celos, discusiones, mentiras, etc...
Pero apesar de todo ellos superaban todo los obstáculos para seguir amandoce como sólo ellos dos sabían hacerlo.

El demonio furioso utilizando su último recurso, una poderosa maldición que los separó.

A Sol lo envió a un extremo del cielo convirtiéndolo en un ser de luz que alumbraba la tierra por cierto tiempo, lo que así denominaron los humanos como "Dia"

A Luna la envió al otro extremo contrario del cielo, alejada de sol en un ser de luz pero no tan fuerte como Sol.

Cada vez que Sol se iba Luna llegaba su luz no era tan fuerte como la de Sol, pero era lo suficientemente fuerte para resplandeser en el cielo y alumbrar la tierra, fue denominada por los humanos como "Noche"

Cuentan que aún separados ellos se buscaban mutuamente, persiguiendose uno al otro "Día y Noche" pero por más que trataban de acercarse al otro no podían porque cuando uno llegaba el otro se iba. La maldición los alejaban como los polos opuestos que eran.

Pero eso no era lo peor de la maldición.

Cada cierto tiempo, cada ciertos días, meses, años, incluso siglos ellos podían encontrarse, podían abrazarse y tocarse, pero sólo en un tiempo limitado, sólo les daban minutos para que pudieran estar cerca.

Cuando Sol y Luna podían tocarse, se aseguraban en hacer su encuentro placentero y reconfortante.

Pero era tan doloroso estar juntos por sólo minutos y separarse por siglos. Era muy doloroso, cada despedida era más dura de la anterior.

En un encuentro donde Sol abrazó a su amada Luna sin querer soltarse nunca, las lágrimas de Luna que corrían por sus pecosas mejillas, las mejillas que tenían las constelaciones del cielo nocturno.

Ellos se separaron un poco para verse, ella no dejaba de llorar, no quería separarse de él.

_Por favor no me sueltes. No más, no quiero separarme de ti.

Pero Sol sabía que eso no podía hacerlo, aunque quisiera no podía romper la maldición que les habían impuesto. Sol se sentía impotente, sin poder hacer más que abrazarla con todas sus fuerzas.

Luna lo entendió y aunque doliera supo que no podía hacer más que corresponder su abrazo, entregando con el todo su amor. Así los minutos pasaron y el tiempo se acabó, se volvieron a separar volviendo cada uno a extremos opuestos del cielo, deseando volver a estar con el otro lo más pronto posible.

El demonio que lanzó la maldición estaba furioso, no podía creer que ni el  tiempo o distancia no rompiera su unión, al contrario los unía más pues el tiempo y distancia entre ellos sólo hacia que los amantes se desearan más que nunca.

Pero lo que el demonio ignoraba es que desde las alturas el Dios de la creación todo poderoso, observaba con detenimiento todo lo acontecido con la pareja. El se compadezeo de ellos y de su amor tan fuerte y puro que decidió intervenir.

El Dios de la creación envió a su ángel más fuerte y leal en busca del demonio para hacer que les quitara la maldición a Sol y Luna.

El ángel buscó al demonio y al encontrarlo, luchó con el hasta llegar a derrotarlo, el ángel trató de hacer un trato con el demonio. A cambio de perdonarle la vida y volver al infierno tendría que revocar la maldición que tenía Sol y Luna. El demonio sólo río y dijo que no podía hacer tal cosa porque el había utilizado casi todo su poder en ella para que fuese irreversible y por más que quisiera ellos no volverían a la normalidad.

El ángel mató al demonio y se fue devuelta al cielo avergonzado de no poder cumplir su misión, el Dios creador que había visto y oído todo miró con tristeza a Sol y Luna que trataban de alcanzarse, más sin poder lograrlo.

Entonces sabiendo que no podía volver a los jóvenes a lo que eran decidió reencarnarlos, aún sabiendo que tendrían que empezar de nuevo como desconocidos, confiaba en su amor y anhelo para volver a encontrarse y enamorarse.

El Dios creador, tomó las almas de los seres en el cielo dejando que los cuerpos vacíos continuarán la maldición y a las almas las envió a la tierra para que volvieran a nacer como humanos normales.

Sol nació como un niño de ojos rubíes tan profundos y ardientes como la lava, su cabello rubio cenizo como los rayos del sol al atardecer, su piel algo áspera pero tersa de hermoso color bronceado como si hubiese estado todo el día en el Sol . Aunque ya no era Sol, ahora era Katsuki Bakugo. Y no había cambiado en nada, su voluntad, energía y carácter potente y un poco explosivo eran los mismos.

Y Luna nació como una niña de cabello verde esmeralda oscuro como un bosque profundo, sus ojos del mismo color pero estos llenos de brillo y curiosidad. Tenía en su piel todas las constelaciones y estrellas de la noche que incluso las tenía en sus mejillas, su piel tan suave y tan blanca como la misma luna que seguía apareciendo en las noches. Ahora su nombre era Izuku Midoriya. Tampoco cambió en nada, sus ojos llenos de vida y cariño, su sonrisa dulce, pero su caracter amable con una determinación irrompible.

Los dos tan opuestos, sin embargo, estando destinados a estar juntos desde antes que nacieran.

Cuando tenían cinco años se encontraron por primera vez, aquel niño explosivo la encontró debajo de un árbol, sentada y mirando al cielo. Una niña con las constelaciones en sus mejillas.

_¡Oye! - llamó la atención de la niña, que  fijó sus enormes ojos en él dándole un vuelco a su corazón y pintandole las mejillas de rosa._ ¿C-como te llamas?- la pecosa sólo le sonrió, con la mejillas rosas igual que él le respondió.

_Izuku Midoriya ¿y tu? - el niño se quedó embobado con su dulce voz tímida, y sólo le respondió.

_Katsuki Bakugo.- y sin saberlo habían sellado sus destinos donde ella sería su Luna, la que brillaria con su sonrisa sus noche más oscuras y él su Sol el que le llenaría de energía y luz sus días más grises.

Tan diferentes y sin embargo se completan a la perfección.

FIN


Mi primer one shot!! Espero les haya gustado

Ahora les diré algunas cosas que no sabían de esta leyenda.

¿Sabían que esto terminaba con un final triste?

Sip así como lo leen en la que leí ellos seguirían en el cielo y sólo se podían acercar cuando hay un eclipse donde la luna tapa las luz del sol por unos 10 minutos.

Lo modifique y le puse un mejor final, soy muy sensible y no quise poner el final triste.

Y bueno espero les guste!

Sol y Luna (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora