En los últimos 8 años

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Después de ti, estaba un poco decepcionado de las personas con las que me había topado y no estaba buscando conscientemente nada más, no estaba en busca de otra persona.

Pero llegó...

Yo lo conocí a finales de octubre, salido de la nada, llegó a mi vida con todo su carisma, llegó brillando. Me enamoré de él. Me enamoré de su gracia, de su brillo y también de su oscuridad. Todo lo que viví con él fue muy intenso y muy rápido. Yo lo definiría como: Pasional.

A escasos 5 meses de haberlo conocido, me fui a vivir con él. Era la primera vez que vivía fuera de la casa de mis papás en serio.

Y me encantó. Y me dolió. Los dos estábamos sufriendo económicamente, yo me salí de casa de mis padres sin siquiera un trabajo estable. Confiado de que yo quería estar con él. Él quería estar conmigo, pero no sabía convivir con la gente. Él era muy egoísta y caprichoso. Lo pasamos muy rudo en los primeros meses, hasta que aprendimos a vivir juntos, con nuestra pobreza interna y económica.

Con él yo me sentía seguro y confiado de ir a donde él fuera, me sentía protegido, cuidado y querido. A pesar de que los dos teníamos muchas cosas que trabajar y muchos demonios salían constantemente de uno y de otro.

Llegó el punto en que uno de mis demonios me consumió: la lujuria.

Antes de ti, había tenido oportunidad de conocer chicos interesantes como tú en la vida, pero él me enseñó a buscarlos. Y rompí mi relación con él para ir a buscar chicos, para ir y dejarme sentir todo lo que mi cuerpo puede expresar y sentir.

Pero no fue divertido. No fue tan divertido como estar con él, porque no había una conexión con los otros cuerpos y rostros.

Y arrepentido, con la cola entre las patas, decidí volver con él y él tuvo a bien aceptarme de vuelta.

Pasamos a una etapa más madura de nuestra relación, pero ya algo había sido roto...

Una tarde que volví del trabajo, encontré la casa en penumbras, a pesar de la luz que entraba en la casa. Él estaba sentado sobre la cama, con la mirada un poco perdida. Le pregunté qué pasaba y me dijo:

"En la mañana llamé al hospital, para saber qué querían y me dijeron que salí positivo en la prueba de VIH. En ese momento fui a que me diagnosticaran aquí y a adquirir mi seguro popular para empezar el tratamiento lo antes posible, creo que debes hacerte la prueba".

El shock es así como lo estás sintiendo. Una incertidumbre y una idea de muerte rondando el ambiente. Además, eso fue un viernes, así que pasamos el fin de semana en espera y en el fuego de la incertidumbre, hasta que el lunes, saliendo del trabajo, fui al hospital por una prueba rápida. Él me acompañó y contamos nuestra situación.

Salí negativo. Los dos exhalamos muy profundo.

La recomendación fue que me hiciera una prueba rápida cada 3 meses para descartar toda posibilidad porque había una probabilidad muy alta de contagio.

Por lo menos las cosas estaban un poco más claras. 

Después de un muy entendible drama del estilo: "No sé cuánto tiempo me queda de vida" y cosas semejantes, decidió sabiamente separarse de mí y volver a vivir con sus papás.

Y después de dos años... Me quedé completamente solo...

Mi familia nunca ha aceptado mi homosexualidad y jamás aceptaron que yo viviera con él. El diagnóstico fue algo demasiado pesado con él y no quería que nadie se enterara. Así que, de alguna manera, yo tuve que callar porque quería respetar su decisión y su sentir.

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