Ϛ⃘๑•͡ .̫•๑LO ENCONTRÉ

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-¡Lo he encontrado su majestad!.— Aquel joven acelerado llegó de golpe anunciando una noticia nueva al emperador.

-Traelo ante mi inmediatamente.— Ordenó ansioso mientras sonreía sutilmente.

-Como usted ordené.— Hizo una reverencia colocando su mano en el pecho y salió rápidamente del aquel enorme cuarto.

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﹙ El consejero llegó al pueblo algo desconfiado se bajó de su caballo y se acercó a un puesto de comida con sigilo y tratando de no ser reconocido hablo con el dueño.﹚    

- Necesito que me diga en donde está, por orden del emperador.— Su mirada sería y su tono frío provocaba intimidación inmediata en aquel hombre.

- No está muy lejos de aquí, tienes que ir con Seok Jin el sabe donde vive esa costurera.— Aquel hombre con dificultad hacía contacto visual con el más alto.

- Y yo, ¿Cómo garantizo que no me esta engañando?— Con un tono serio pregunto el joven consejero mirandolo fijamente esperando una repuesta.

- Yo un humilde vendedor, ¿Qué es lo que puedo ganar con mentirle? Yo le he sido fiel a mi emperador y por eso quiero que el encuentre al chico que está buscando.— Evitó mirarlo mientras le entregaba un papel con una nota.

°•°•°•°•<Ha llegado la hora>°•°•°•°•°•

- ¿Esto de que me sirve?— Miro aquel pedazo de papel confundido sin saber el significado de dicha nota.

- Cuando llegues con Seok Jin entregale esta nota y dile que es de parte de Nam Joon.— Su tono de voz se volvió tranquilo y sincero dando confianza aquel joven.

- Gracias por su cooperación.— Lo miró e hizo una reverencia para retirarse de aquel lugar.

- ¡Un momento! Una advertencia... El joven Seok Jin vive en una zona muy peligrosa en donde el emperador es odiado, es todo lo que te puedo decir él te explicará lo demás y por favor hagas lo que hagas no muestres tu rostro. Tu eres bien conocido por ahí por ser el consejero del emperador así que también eres odiado.— Su mueca mostraba preocupación inmensa mientras buscaba en un cajón de madera un pañuelo.

- Seré muy cauteloso al entrar en ese lugar.— Lo miró serio y sonrió ladinamente al ver la preocupación de su mayor.

- Toma esto.— Colocó un pañuelo de seda satinado alrededor de su media cara cubriendo su rostro dejando a la vista solo sus ojos y frente.

- ¿Tanto así debo de ocultarme?— Algo confundido y sorprendido lo miró esperando que terminará de atar aquel pañuelo.

- ¡Por su puesto!— Dijo mientras terminaba de atar el pañuelo.— También toma esto.— En sus manos colocó un amuleto en forma de collar.

- Y ahora ¿Qué es esto?— Un poco más extrañado lo miró y miró el amuleto.

- ¡Por ningún motivo te lo puedes quitar! En ese lugar hay una bruja que hace maleficios a las personas que nos son de ese pueblo.— Advirtió inmediatamente esperando a que se lo colocará en el cuello.

El Secreto Del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora