Amigas Imaginarias

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En esos momentos no crees que sea algo importante o malo. La verdad, sentía una seguridad enorme al hablar con ella, en ese tiempo era mi única amiga, mi confidente. Básicamente ella era mi todo, no tenía a nadie más.
Hablaba con ella en todas partes, ya fuera mi casa o la escuela, si estaba de viaje o conversando con otra persona, hablábamos a toda hora y siempre en mi mente, o eso creía.
No recuerdo su nombre, pero si su aspecto. Su cabello era largo, tenía rasgos finos en su rostro y llevaba un vestido blanco, como una bata, hecha jirones. Nunca pregunté de dónde venía, como es que la veía y por qué podía hablar con ella. No pregunté si era parte de mi imaginación o si era real, lo único que quería era socializar con alguien.

Nuestra amistad, si se le puede llamar así, no duro más que un año. Fue un buen año gracias a ella sin importar lo mal que me trataban mis compañeros. Pero todo lo bueno tiene que acabar, y casi terminando la primer mitad de tercer año de secundaria, la conocimos. Ella tampoco dijo su nombre, de hecho... no habló por mucho tiempo. Sólo estaba ahí a donde fuéramos, sentada en un rincón en total silencio y con la mirada fija.

Siempre le tuvimos miedo, su aspecto no ayudaba mucho y fue el causante de que mi amiga dijera sus "primeras palabras". Cabello corto y maltratado como si estuviera quemado, llevaba un vestido negro muy corto que también estaba totalmente destruido, su piel era gris, su ojos eran negros como si realmente no estuvieran ahí. Su aspecto en general era casi como una sombra. Las primeras semanas no tratamos de hacer contacto, pero cuando comenzó a acercase a nosotras en un camino muy lento en el transcurso de un mes, fue cuando decidimos preguntar sobre ella.
Para nuestra sorpresa, no dijo nada. Sólo seguía acercándose día a día hasta que, sin darme cuenta ya estaba al lado de nosotras y cuando esto sucedió volvió a sentarse, siempre sin hablar. Pero esta vez fue diferente. Poco a poco comencé a escuchar una voz ronca y en un susurro casi imperceptible. En esta ocasión el proceso fue más rápido, en una semana ya podía entender la única palabra que decía. No fue hasta ese momento que me di cuenta del peligro en el que estábamos.

"Mátala, mátala, mátala". Era lo único que repetía todo el tiempo. Y llegué a preguntar a la otra chica si la escuchaba, pero no. Ella comenzó a creer que cada una tenía una conexión separada conmigo, que quizá era un milagro que pudiera verla.

Pasó el tiempo, trataba de ignorar lo que decía y la mayor parte del tiempo lo lograba. Su voz nunca llegó a ser tan fuerte como para no poder pensar en ello. Lo malo llegó cuando comenzó a actuar.

Un día, mientras estaba en un pequeño descanso en la escuela, comencé a verlas pelear. La chica gris era la agresora, muy violenta y con ataques a matar. No sabía qué hacer, sólo observé hasta que se calmó un poco y volvió a su posición normal. Quedamos totalmente sorprendidas y obviamente hablamos sobre eso. Los insultos por parte de mi amiga no se hicieron esperar pero ella no estaba preocupada ya que, según lo que habíamos vivido hasta ese punto, no se podían escuchar.

No pasó ni una semana de aquel incidente. Salí de viaje con mi familia y todo el camino fue normal. Sólo las observaba y ellas a mi, hasta llegar a la ciudad. Sin previo aviso la gris se levantó y comenzó a hablarme sin parar. "Mátala, mátala, mátala", repetía sin parar un segundo. No se movía, sólo hablaba y hablaba.

Todo el viaje fue igual y mi cabeza estaba a punto de explotar. Llegando a casa sólo quise encerrarme en mi habitación y taparme los oídos. Sin pensarlo... simplemente exploté, y lo hice. No sé cómo pero, pude matar a mi mejor amiga de la forma más cruel y sádica posible. Simplemente desapareció y desde ese momento en adelante, jamás la volví a ver.

La gris sólo sonrió unos instantes, y seguido de eso dejo algo que me dejó en shock por días, siempre había escuchado todo lo que hablábamos, que yo era tan débil que daba asco y jamás sería feliz. Después de eso arremetió sobre mi. Simplemente le dije que no se acercara a mi, rechacé cualquier contacto con ella y unos momentos después la hice irse de mi vida sin saber cómo. Simplemente la encerré en un rincón oscuro y alejado de mi mente, esperando a que no pueda salir de ahí.

De nuevo quedé sola, y la preparatoria llegó. Olvidé a aquella amiga que me acompañó en la etapa más difícil de mi vida hasta ahora. No fue hasta hoy que la recordé e hice memoria de todo lo sucedido. De hecho, ¿qué eran ellas? ¿Amigas imaginarias? La verdad, esa es una incógnita que jamás podré responder. Lo único que sé es que me sentía muy sola, la depresión por fin pudo conmigo y me encerré en mi mundo aun más. Hasta hoy, casi no soporto estar con las personas, al menos ella me ayudaba a sobrellevar todo.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2020 ⏰

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